sábado, 12 de febrero de 2011

Despido de Aristegui fue también acto de violencia de género: diputadas

Las perredistas Teresa Incháustegui y Leticia Quezada exigieron la restitución inmediata de la comunicadora en su espacio radiofónico.

Fernando Camacho Servín
Publicado: 11/02/2011
La jornada
México, DF. El despido de Carmen Aristegui de MVS Radio, por sugerir la necesidad de que Presidencia aclare el supuesto alcoholismo de Felipe Calderón, no sólo es un atentado contra la libertad de prensa, sino también un acto de violencia de género que limita la participación de las mujeres –de por sí marginal- en cargos directivos en los medios informativos.

Así lo advirtieron las diputadas perredistas Teresa Incháustegui y Leticia Quezada, quienes en conferencia de prensa exigieron la restitución inmediata de la comunicadora en su espacio radiofónico, así como una explicación completa de Los Pinos sobre el rol que jugó en este tema.

Durante el acto, la presidente del Consejo Ciudadano por la Equidad de Género en los medios de comunicación, Lourdes Barbosa, leyó un comunicado en el que decenas de organizaciones sociales calificaron lo ocurrido con Aristegui como un “acto de violencia institucional de género”, que violaría el artículo 18 de la Ley Federal de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

El posible acto de censura del mandatario también habría faltado a los acuerdos de la IV Conferencia Mundial de Beijing, firmados y ratificados por México, que pugnan por el acceso de las mujeres a espacios importantes en los medios.

De acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión, resaltó Barbosa, sólo 7 por ciento de las concesiones en medios electrónicos están en manos de mujeres, como concesionarias, directoras o gerentes. Además, el género femenino enfrenta condiciones de precariedad particularmente difíciles en el gremio periodístico.

Las tres ponentes coincidieron en que si se permite el despido de Aristegui, México regresará a un estado muy pobre de desarrollo democrático, y los periodistas sufrirán un acoso mayor por parte de los poderes fácticos e institucionales.

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