México, DF. La tortura en México está “generalizada”, reiteró el relator especial para la tortura de Naciones Unidas, Juan Méndez, en una carta dirigida al representante permanente de México ante oficinas de Naciones Unidas y organismos internacionales en Ginebra, Jorge Lomónaco.
Por Ciro Pérez Silva y Fernando Camacho Servín/ la jornada
mié, 01 abr 2015 12:24
“Ha sido con mucho pesar que arribé a esa conclusión, pero lo he hecho bajo el entendimiento de que su gobierno me invitó a conducir una visita para que realice una evaluación sincera de la situación, y no para minimizarla o presentarla bajo la mejor luz posible. Hubiera sido una falta de ética de mi parte haber sucumbido a presiones que recibí en ese primer momento para que cambiara de parecer, del mismo modo que sería una falta de ética cambiar mi parecer al redactar el informe o incluso ahora cuando toda la evidencia de que tengo a disposición solamente ratifica mi evaluación”.
El texto que redacta Juan Méndez es en respuesta a la carta enviada por Lomónaco al presidente del Consejo de Derechos Humamos, con fecha 13 de marzo de 2015, “especialmente debido a que, inmediatamente luego de que recibí copia de la misma, los medios de prensa en México difundieron comentarios del subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Juan Manuel Gómez Robledo (luego respaldados en su totalidad por el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade), y que constituye un ataque personal”, advierte el especialista.
Agrega no estar de acuerdo con la afirmación de Gómez Robledo “cuando afirma que mi trabajo es quedar bien con los gobiernos con los que tengo que trabajar. Muy en contrario, para que mi diálogo con los gobiernos sea realmente constructivo, tengo que ser justo, pero también honesto, al describir la situación tal y como la veo”.
En el extenso texto Juan Méndez sostiene que a pesar de ser “rudimentarias e insatisfactorias” las comunicaciones individuales para conocer la situación del país “resultan de gran utilidad”. Agrega que cuando el gobierno de México le solicitó la presentación de casos individuales, “yo lo interpreté como una muestra de interés de buena fe para tomar mediadas respecto a los casos que pudiera presentarles. En ese sentido, sigo muy atento e interesado en conocer en cuáles de estos casos (14) se ha avanzado para investigar, enjuiciar y castigar adecuadamente a los perpetradores, así como para excluir evidencias obtenidas con tortura. Ese intercambio de información con respecto a algunos casos jamás se presentó, como su gobierno pretende, como el único fundamento de las conclusiones del informe sobe la situación actual de la tortura en México”, sostiene que su evaluación se basa, además de los casos particulares, en otros presentados en años anteriores y precisa que en 2012 y 2013 se trataron de 25 víctimas.
Enfatiza que su evaluación sobre la naturaleza generalizada de la tortura en México se basa en el hecho de que diversas fuentes aducen circunstancias similares: “la tortura y los malos tratos ocurren en las primeras 24 a 48 horas de la detención y generalmente terminan luego de que la persona es consignada; los métodos utilizados incluyen las amenazas, los insultos, la destrucción de propiedad, pero también los golpes usualmente con objetos duros, la electrocución, el water-boarding, en muchos casos la violencia y la violación sexual.
“Más importante aún, las historias eran muy similares independientemente de quién llevara a cabo la detención, se tratara de la policía municipal, estatal o federal, las procuradurías estatales o federales; o el Ejército y la Mariana”.
Añade que es engañoso expresar sorpresa por sus conclusiones ya que “el propio Programa Nacional de Derechos Humanos de 2014-2018, presentado por su gobierno refiere a la tortura como un tema recurrente y ejemplifica que la Comisión Nacional de Derechos Humanos fue de una denuncia en 2005 a 2 mil 126 en 2012, además que en 2003 el Comité contra la Tortura estableció que en México la tortura era habitual y sistemática”.
Juan Méndez expresa su preocupación al concluir este texto porque “la discusión de mi informe se reduzca al uso de un adjetivo (tortura generalizada), un adjetivo que considero justificado, objetivo y justo por todas las razones ya mencionadas. Me preocupa aún más que la discusión se centre ahora en mi ética e integridad profesional, como si disparar contra el mensajero pudiera ocultar los problemáticos hechos que señalé a su gobierno... A pesar del lenguaje ofensivo que ha sido publicado en México para referirse a mi persona, quisiera asegurarle a usted, a su gobierno, y al Consejo de Derechos Humanos, que mantengo inalterable mi actitud de diálogo constructivo. En ese sentido, respetuosamente me permito pedir que le traslade a su gobierno mi interés en realizar una visita de seguimiento”.
No hay comentarios :
Publicar un comentario