29 DE MAYO DE 2012
proceso
El aspirante presidencial priista, Enrique Peña Nieto.
Foto: Octavio Gómez
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F. (apro).- Enrique Peña Nieto parece no estar interesado en ganarse las simpatías del sector financiero del país.
Hace dos semanas, en la 72 Convención Bancaria, en Acapulco, quedó mal ante los banqueros, pues les habló como si éstos no supieran cómo está la economía del país y por qué. Como dice el dicho popular: quiso enseñarle el padre nuestro al señor cura.
Este martes, en la edición 2012 de la Reunión Nacional de Consejeros de BBVA Bancomer, en la que estuvieron los líderes globales del conglomerado financiero español –Francisco González a la cabeza–, nomás no logró entusiasmarlos; su discurso, aburrido y poco convincente.
Desde el principio trastabilló el candidato presidencial priista. No supo ni deletrear las siglas del banco internacional.
Luego del saludo, dijo: “Agradezco la invitación que se me ha formulado por los consejeros de Bancomer y de BBUWA Bancomer, de distintas partes del mundo…”
No se hicieron esperar las risas burlonas de unos, el ceño fruncido de otros, el gesto de desaprobación de la mayoría de los consejeros, de todo el país, de la filial mexicana del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria.
Era como si Peña Nieto hubiera visto por primera vez las siglas BBVA. Lo que normalmente se oye como “BeBeUve-A”, Peña lo balbuceó así: “Be-Be-U-Dobleu–A”.Hace dos semanas, en la 72 Convención Bancaria, en Acapulco, quedó mal ante los banqueros, pues les habló como si éstos no supieran cómo está la economía del país y por qué. Como dice el dicho popular: quiso enseñarle el padre nuestro al señor cura.
Este martes, en la edición 2012 de la Reunión Nacional de Consejeros de BBVA Bancomer, en la que estuvieron los líderes globales del conglomerado financiero español –Francisco González a la cabeza–, nomás no logró entusiasmarlos; su discurso, aburrido y poco convincente.
Desde el principio trastabilló el candidato presidencial priista. No supo ni deletrear las siglas del banco internacional.
Luego del saludo, dijo: “Agradezco la invitación que se me ha formulado por los consejeros de Bancomer y de BBUWA Bancomer, de distintas partes del mundo…”
No se hicieron esperar las risas burlonas de unos, el ceño fruncido de otros, el gesto de desaprobación de la mayoría de los consejeros, de todo el país, de la filial mexicana del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria.
Quién sabe de dónde sacaría la W. Pero lo peor es que evidenció que no sabe que Bancomer y BBVA Bancomer son una misma institución.
Desencantó, pues, desde un principio. Aunque fue el mejor recibido: auditorio repleto, entrada por el pasillo, muchos con celular en mano para la instantánea; tumultos breves para saludarlo.
Había entrado al hotel de Polanco, sede del encuentro, con la faramalla de siempre: una nube de reporteros, guaruras y ayudantes a pasto. Antes de entrar al salón lo hicieron primero unos diez guardaespaldas, con el típico “chícharo”, para abrirle paso.
Los otros dos candidatos, Gabriel Quadri y Josefina Vázquez Mota entraron a un salón semivacío, pues lo asistentes se resistían a dejar el café y las galletas del receso.
Andrés Manuel López Obrador no asistió, según su equipo, por problemas de agenda: andaba por Chetumal en gira proselitista.
Peña Nieto fue el que menor atención tuvo de los asistentes. Su largo, trillado, aburrido discurso, hizo que muchos de los más de 500 asistentes se entretuvieran con sus celulares, sus tablets, y toda esa suerte de artefactos de comunicación; o bien, que prefirieran platicar entre ellos.
Fue, la del priista, una participación fallida. Nunca respondió con claridad a las preguntas que le hicieron los consejeros; siempre se iba por la tangente, para hablar de otras cosas.
No tuvo siquiera el acierto de ser claro y contundente ante una pregunta que señalaba un “se dice que de ganar las elecciones, el PRI pactaría con el crimen organizado”.
En lugar de un “no” rotundo, un deslinde preciso, Peña Nieto se fue por el rollo de que ese es un discurso de sus adversarios en el que él no va a caer; que él prefiere las propuestas a la descalificación.
Hubo más atención a la presentación del candidato de Nueva Alianza, Gabriel Quadri, que fue el primero en la pasarela. Ciertamente, el autodenominado “candidato ciudadano”, ya se ha dado a conocer como buen orador, con un muy buen manejo personal frente a públicos amplios, con mucha soltura con el micrófono y frente a las cámaras.
Pero también es cierto que todo mundo sabe de sus pocas posibilidades; de quién está detrás de él y qué es lo que busca con su candidatura.
Sí. Mucha atención se ganó Quadri. Pero esa atención, con reiterados gestos de asentimiento de parte de los consejeros de Bancomer, se trocó en casi un grito de desaprobación cuando defendió al SNTE y al Elba Esther Gordillo.
Dijo: “Una reforma educativa, que es la más compleja de las reformas que puede hacerse en México o que deben hacerse en México, insisto, sólo puede hacerse con un sindicato fuerte.
“Estarán, no sé si estén de acuerdo, pero lo he ido viendo en estas semanas, en estos meses, sería realmente caótico, impensable e irresponsable pretender por la fuerza descabezar una dirigencia sindical, que además es electa democráticamente por los maestros.”
Ahí perdió todo Gabriel Quadri. Fue aplaudido por sus propuestas, y respuestas directas y claras sobre temas como el de energía, la reforma fiscal, la necesidad de generalizar el IVA, de reducir los impuestos al ingreso, la reforma laboral, la reestructuración de las fuerzas policíacas, entre otros.
Pero casi lo corren cuando defendió a Elba Esther Gordillo y al SNTE.
Se fue sin pena ni gloria.
En tanto, la candidata panista, Josefina Vázquez Mota sigue cosechando simpatías en el sector financiero del país. Hace dos semanas, en la 72 Convención Bancaria, en Acapulco, la panista arrasó a sus oponentes. Este martes, en la edición 2012 de la Reunión Nacional de Consejeros de BBVA Bancomer, lo volvió a hacer.
Si bien estaba semivacío el auditorio y pocos se dieron cuenta del momento de su llegada, fue la que más tardó en llegar al podium. Eran muchos los que querían saludarla en el pasillo, tomarle fotos y tomarse fotos con ella.
Pronto se ganó al auditorio, al que mantuvo expectante. No dijo nada nuevo. Pero sus tablas con el micrófono, las cámaras y su manejo personal ante el público, de mucha cercanía, le hicieron ganarse “al respetable”.
Fue a la única que interrumpieron los asistentes con efusivos aplausos. De pie, por ejemplo, cuando dijo que para alcanzar la cobertura y la calidad educativa, lo primero que había qué hacer era “despolitizar la educación en México”.
Expuso con énfasis: “No puede revolverse la agenda educativa del país con la agenda electoral o los chantajes de orden político; no podemos permitir ni los cacicazgos en materia educativa.”
Y, como en Acapulco hace dos semanas, fue despedida con un aplauso unánime, efusivo, de los consejeros de BBVA Bancomer.
Sin W.
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