SME, consultas populares…
Martín Esparza Flores
Revista siempre
31 de enero 2015
Para desgracia del vapuleado Estado de derecho, la llegada a la presidencia de la Corte del ministro Luis María Aguilar Morales no anuncia buenas nuevas: su perfil y su proceder lo ubican como un jurista sin vocación de servicio al pueblo de México, alejado del sentir y el respeto a los derechos humanos y laborales de la clase trabajadora.
Llama la atención su doble discurso en su mensaje de toma de protesta del pasado 2 de enero, cuando sin el menor recato de conciencia expresó: “Especialmente quiero dirigirme a la ciudadanía, a nuestra sociedad, para hacerle la reiteración de que este órgano supremo de la nación tiene como objetivo principal el respeto de los derechos humanos, el evitar la arbitrariedad de cualquier autoridad a sus personas, a sus derechos”.
No puede concebirse que Aguilar Morales olvide su ominoso proceder cuando fue él quien elaboró el proyecto de dictamen que revocó al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el 30 de enero del 2013, el amparo emitido a su favor por los magistrados del Segundo Tribunal en Materia de Trabajo del Primer Circuito, el 13 de septiembre de 2013, que reconocía la obligación de la CFE a asumirse como patrón sustituto de los trabajadores despedidos injustamente el 11 de octubre de 2009, devolviéndoles su materia laboral.
El arbitrario fallo dejó en claro que el ministro ponente actuaba con la marcada línea del Ejecutivo. Debemos preguntarle ahora que inocuamente asume tal compromiso con la sociedad: ¿por qué no evitó hace dos años la arbitrariedad cometida a los trabajadores del SME? ¿Qué acaso el derecho al trabajo no es un derecho humano?
En los últimos años, el desprestigio del máximo órgano de justicia del país ha ido en aumento no sólo por su falta de autonomía e independencia hacia el Poder Ejecutivo sino por la inoperancia del Poder Judicial en su conjunto —275 mil expedientes rezagados en los juzgados federales— y los exorbitantes sueldos que los propios ministros se han autorizado a sí mismos, 350 mil pesos mensuales, más viáticos, compensaciones y bonos extras de fin de año, que representan un verdadero insulto a los 63 millones de mexicanos que apenas y pueden comer una vez al día.
Por si esto no bastara, Luis María Aguilar fue también de los más férreos opositores a la validación de la consulta popular planteada por partidos políticos como Morena y el PRD, en torno a la reforma energética, por considerar que podría “afectar los ingresos y egresos del Estado”, y votó en contra, borrando de un plumazo la voluntad y derecho de petición de cinco millones de mexicanos.
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