18 abril 2015
La Redacción
Del monto total no es posible conocer cuál fue el destino exacto ni existe comprobación ante ninguna autoridad, pues la Auditoría Superior de la Federación reportó en febrero pasado que los legisladores mantienen su negativa de abrir sus estados financieros para ser fiscalizados.
Las auditorías de la Contraloría Interna de San Lázaro permanecen en secrecía y sólo las conocen los coordinadores parlamentarios.
La opacidad en el Poder Legislativo se da justo en el año en que el presidente Enrique Peña encabeza la Alianza para el Gobierno Abierto de la ONU.
Las fracciones parlamentarias de la actual legislatura han recibido hasta febrero de este año 3 mil 42 millones de pesos que se han ejercido de manera discrecional, sin que se pueda conocer la aplicación real de esos recursos.
Los reportes financieros que cada seis meses entregan las bancadas indican que el dinero fue etiquetado en rubros como materiales y suministros, servicios generales o bienes e inmuebles, pero no su uso específico.
Sin embargo, sí evidencian que los grupos parlamentarios incrementan su gasto y no han instrumentado ninguna medida de austeridad, como sí se hace en áreas administrativas.
Cada fracción emite reportes de cómo gasta las subvenciones, aunque todas coinciden en que más del 70 por ciento del dinero se reporta en una partida genérica y que no da mayor detalle, llamada “otros servicios generales”.
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