Javier Lozano, cancerbero fiel
5 diciembre 2015
Martín Esparza Flores
Una vez más los cancerberos del duopolio televisivo en el Senado, con Javier Lozano Alarcón a la cabeza, recurrieron a las malas artes legislativas para librar a Televisa y TV Azteca de una multa de alrededor de 400 millones de pesos que deberían sufragar por haberse negado a invertir en la digitalización de sus 500 estaciones de baja potencia en el país, retrasando por un año el apagón analógico que amenazaba, además, con cancelarles a las empresas privadas un importante número de concesiones. Ante el inminente apagón analógico, el panista Roberto Gil Zuarth intentó, junto con Lozano, aplicar de forma unilateral un madruguete en el interior de la Cámara alta a través de una iniciativa para reformar la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión así como la Ley del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, sin tomar parecer a otras comisiones relacionadas con el tema, como la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía. La urgencia de los subordinados a las poderosas televisoras llegó al extremo de no haber consultado a sus propios compañeros de partido para la presentación del proyecto de reforma.
Desde la discusión de la reforma en telecomunicaciones efectuada en 2014, diversos actores parlamentarios cuestionaron la parcialidad con que Lozano Alarcón actuaba en su papel de presidente de la Comisión de Comunicaciones y Transportes a favor de los intereses de Televisa y TV Azteca y en contra Telmex, del empresario Carlos Slim.
Sumido en el fango de un indudable conflicto de intereses, Lozano vuelve a torcer las leyes en beneficio de los millonarios consorcios como antaño lo hizo en su papel de presidente de la Cofetel, cuando aprovechó el cargo no únicamente para hacer favores al duopolio y beneficiar a firmas como Telefónica, propiedad del exsecretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, su exjefe y amigo, sino además aprovechar este tráfico de influencias para vender servicios de asesoría a través de su consultora Javier Lozano y Asociados, a empresarios como Ricardo Salinas Pliego, su cliente al que por dos ocasiones consecutivas le autorizó prórrogas para su empresa Unefon.
Siendo secretario del Trabajo en el sexenio de Felipe Calderón, Javier Lozano maniobró para que la fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se adjudicara a Televisa y sus filiales Megable y Telefónica. Según lo constató la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la concesión otorgada en tan desventajosas condiciones para el gobierno federal representó una pérdida para el erario de 4 mil 448 millones de pesos.
Ahora, ha defendido con amenazantes dentelladas a sus verdaderos jefes superiores, auxiliado por el también panista Roberto Gil, librándolos de una multa de 400 millones de pesos y concediéndoles una prórroga por un año más para ejecutar el apagón analógico, argumentado con el peor de los descaros la defensa de los que menos tienen: esa clase trabajadora a la que agredió en sus derechos laborales, apoyado por funcionarios de dudosa ética como el ex subsecretario del Trabajo, Álvaro Castro Estrada, a quien ahora busca apoyar para ministro de la Suprema Corte.
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