Según el organismo de la cúpula empresarial, la presión en el flujo de caja “es la punta del iceberg” de todos los problemas acumulados en la ahora empresa productiva del Estado.
De hecho, el CCE señaló que la brutal caída de los precios del petróleo en los mercados internacionales precipitó la crisis en Pemex, aunque eso sí, la dimensión de los problemas responde a décadas y décadas de una falta de visión, una carente gestión, negligencia, abusos y en muchos casos corrupción.
Los lastres que arrastra la empresa ahora dirigida por José Antonio González Anaya son los siguientes:Un pasivo laboral que creció más de 100% en cinco años, y que aun con avances que se han logrado para reducirlo, supera los 1.2 billones de pesos. Es casi 7% del PIB del país y se estima que sólo podrá amortizarse por completo hasta dentro de 40 años.
La deuda supera los 86 mil millones de dólares. El año pasado, la empresa tuvo pérdidas por más de 30 mil millones de dólares.
Por si fuera poco, con más de 144 mil empleados, su productividad laboral es la más baja entre las compañías petroleras en el mundo: menos de 17 barriles por trabajador contra más de 37 de una empresa privada como Shell, o 43 de una empresa pública como Statoil, de Noruega.
Aún más, las deudas con proveedores alcanzaron cerca de 145 mil millones de pesos, afectando a diversas cadenas de valor en las que participan miles de empresas, de las que dependen cientos de miles de empleos; pero también subsiste la descomposición financiera, estructural de la empresa y su propia cadena de valor.
El organismo presidido por Juan Pablo Castañón aseguró que no hay reforma energética que rinda frutos con una empresa como Pemex.
“La reforma energética abrió oportunidades y caminos para transformar a Pemex, pero no puede por sí sola resolver todos los problemas que tiene, ni suplir las decisiones estratégicas que deben tomarse, con todos los cambios que se requieren en la gestión y en la administración para hacerla una empresa competitiva globalmente”.
El organismo pidió al gobierno de Enrique Peña Nieto que el plan de rescate vaya al fondo de los problemas, mismos “que hemos descrito, que son de generación tras generación, no sólo son de la coyuntura de los años pasados.
“Se requieren soluciones efectivas a los retos pensionarios y laborales; a la corrupción endémica que existe en algunas áreas; reestructura efectiva para que haya autonomía, capacidad financiera y gobierno corporativo” exigió el CCE.
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