Despliegue policiaco dificulta la organización
Reprochan apoyo “ilegal” a Peña
En un hecho sin precedente, el movimiento #YoSoy132 impuso durante 24 horas un cerco pacífico pero contundente a las instalaciones de Televisa Chapultepec, para protestar contra “las mentiras y la manipulación informativa” del consorcio de Emilio Azcárraga Jean. Lo lograron.
A pesar de los obstáculos ajenos y de las propias fallas de los convocantes, la acción fue calificada por los organizadores de “éxito rotundo”.
El cerco policiaco impuesto en torno a las calles aledañas a la sede de la televisora, el cansancio propio de la larga jornada (que se inició antes de las 19 horas del jueves en el Monumento a la Revolución), las incomodidades de pernoctar en plena vía pública, la desorganización que por momentos se dio en algunos puntos, la falta de personas para completar las vallas humanas y el exceso en otros sitios fueron sólo algunos de los contratiempos que los manifestantes lograron sortear.
La llegada a Televisa ocurrió minutos antes de las 20 horas del jueves. Culminaba así una marcha con ruta inédita: de la Plaza de la República, por las avenidas Juárez y Balderas, hasta llegar a la esquina con Chapultepec.
El colectivo estudiantil estuvo acompañado por organizaciones como el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco y el Sindicato Mexicano de Electricistas, así como por muchos ciudadanos sin filiación partidista o sindical, familias incluso.
Reprocharon el “apoyo ilegal” al candidato presidencial priísta, Enrique Peña Nieto, a quien reiteraron hasta el cansancio su rechazo.
Se escucharon consignas que en los últimos meses se han repetido una y otra vez lo mismo en las calles y plazas públicas, que en redes sociales: “Peña Nieto no ganó, Televisa lo eligió”; “IFE cobarde, corrige el pinche fraude”; “México, sin PRI”.
Y en carteles, mantas y pancartas se podían leer otras, con similar convicción: “Estamos en resistencia, prohibido rendirse”; “No aceptamos como futuro una sociedad dirigida por la televisión”; “No pidas que respete el resultado de un proceso que no respetaste”.
La instalación del cerco se formalizó tras la lectura del manifiesto del movimiento #YoSoy132, en el que insistieron en su demandas esenciales: democratización de los medios informativos, elecciones limpias y equitativas y la no imposición de Peña Nieto porque representa a un “régimen de corrupción y represión”. Dos puntos más son la cancelación del modelo neoliberal y la reforma a los sistemas educativo y de salud.
Tras concluir el posicionamiento político, comenzaron los preparativos para la madrugada: se armaron las casas de campaña y aparecieron las chamarras gruesas y las bolsas para dormir.
Pese a algunas tensiones y discusión en la organización de las vallas humanas, la madrugada transcurrió en calma. Debido al cerco de la policía capitalina, los cordones de seguridad de los manifestantes estuvieron divididos, lo que dificultó la organización y comunicación.
“Compañeros, falta gente allá atrás”, era una de las frases más escuchadas. Los manifestantes, sobre todo jóvenes estudiantes, corrían hasta donde se solicitaba el apoyo, incluso con todo y las casas de campaña ya armadas.
Los Artistas Aliados, que se han caracterizado por ser el cerebro creativo del movimiento, iniciaron la proyección de varios videos y películas.
En otra esquina se organizó una tocada donde se escucharon diferentes ritmos: rock, rap y blues. Desde otro punto sonó el Payaso del Rodeo, y fue tal el ambiente de confianza que muchos de plano dejaron las inhibiciones y bailaron.
A espaldas de la televisora, en uno de los cercos de la calle Doctor Lavista, ante la falta de un contingente numeroso, una chica de plano tomó su jarana y organizó un fandango. Poco a poco logró su objetivo: la gente se comenzó a congregar en ese sitio y hasta zapateo hubo.
Conforme avanzaron las horas el cansancio cobró cuentas. La jornada había sido larga: ocho horas habían pasado y les faltaban muchas más. Como y donde pudieron se acomodaron para dormir.
Poco antes de la salida del sol, de nuevo en pie. “A reforzar las vallas”; “Levántense. A luchar, no a dormir”. Los manifestantes fueron despabilándose a la luz del sol, que se mantuvo pleno la mayor parte del día.
Una acalorada discusión ocurrió entre varios sectores de los activistas y la comisión de seguridad. El motivo: el cambio de turno de los policías que resguardaban el edificio de la empresa. Eran tantos (autoridades capitalinas hablaron de 2 mil efectivos), que puede decirse sin exagerar que el primer cerco lo hicieron ellos.
También causó tensión la llegada de trabajadores de Televisa. El acuerdo era que cualquiera podía salir, pero no entrar. El problema es que pagaron justos por pecadores, como el taquero que quería llegar a abrir su negocio. “A ver tu credencial”, exigió uno del cordón de seguridad, tomándose muy a pecho su papel. El interpelado reviró: “¿cómo credencial de una taquería?”
Con el paso de las horas, el número de manifestantes volvió a crecer y volvieron a ser miles. El día transcurrió entre más consignas, lectura de poesía, conferencias sobre el “contubernio y los abusos” de los poderes políticos y económicos, música en vivo y grabada.
La tranquilidad del cerco sólo fue rota por un policía que intentó confrontar a algunos integrantes de la valla de seguridad, pero sus jefes actuaron con prudencia y lo retiraron del lugar.
Si bien la acción fue convocada por #YoSoy132 y organizaciones adherentes, la ciudadanía sin militancia, como ha ocurrido en otras manifestaciones, asumió su propia responsabilidad y protagonismo.
Así, en un punto del cerco estuvo la enfermera Reyna Ayala, despedida del Hospital Juárez hace medio año, quien ha vivido en carne propia las carencias y omisiones de las políticas oficiales en materia de salud pública.
En otro punto estaba la estudiante de relaciones internacionales Daniela Moreno, quien radicaba en Los Ángeles, desde donde se sumó, primero, al Movimiento Regeneración Nacional, que apoya a Andrés Manuel López Obrador, y posteriormente a #YoSoy132. O la madre de familia que vino desde Saltillo con sus dos hijos, porque “ya no se puede vivir así”.
Por ahí caminaba y observaba el músico Guillermo Briseño, testigo y participante de viejas batallas, a quien se pidió expresar su visión sobre el movimiento. Dijo que, con sus particularidades, en realidad es el mismo que hace 200 años peleó por la independencia, hace 100 en la revolución y en el 68 fue reprimido sangrientamente en la Plaza de las Tres Culturas.
Para recordar el objetivo primordial del cerco, una de las últimas acciones realizadas fue destrozar tres televisores, símbolo de todo lo que representa la empresa cuestionada.
Al mismo tiempo, algunos paseaban entre la gente una gran caja como una gran televisión a través de la cual se veía a la multitud congregada. Junto se leía: “esta es la verdadera noticia”.
La acción sintetizaba la principal demanda de #YoSoy132 y quienes, en todo el país, los apoyan: “queremos una televisión democrática, plural, diversa, que nos vea a todos”.
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