A lo largo de nuestra historia hemos tenido presidentes vendidos pero nunca presidentes comprados. Por eso, la posibilidad de tener un presidente pompó, además de ser una desgracia sería algo novedoso en nuestro país. Querría esto decir que de hoy en adelante existe la posibilidad de que, para nombrarlos, haya verdaderos remates o subastas: Alguien diría:
¿Quién da más por esta banda presidencial?. Claro, las pujas serían por decenas de miles de millones de pesos. El que tenga más plata será el
preciso. En realidad esto ya ocurre. A lo largo y ancho del país, sólo pueden ser candidatos a puestos de elección los que tienen dinero. Las franquicias partidistas preguntan a los presuntos: ¿Tienes dinero para lanzarte? En Lerma, México, para ser regidor exigen como mínimo tener 200 mil pesos.
Al rato lo recuperas, mi hermano, te dicen para que agarres valor. Si no tienes, de nada vale que seas líder obrero, dirigente sindical o que andes defendiendo la cuenca hidrológica. Los hombres de lucha no sirven, los de paga, sí.
Qué triste que en un país con tanta historia y con tanta cultura exista una democracia del dinero. La clase política está por los suelos en eso que llaman dignidad. Y todavía hay algunos que hasta escriben libros para justificar y autojustificarse. México es un país de perversos y de canallas ¿Hasta cuándo?
René Muñoz González
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