Salvador Camarena - enero 7 de 2014
sin embargo
Dice Vicente Fox que como quiere mucho a México anda promoviendo un fondo de inversión de 500 millones de dólares para que pequeñas y medianas empresas hagan negocios con Pemex. Qué pronto se han desatado los vivales luego de aprobada la reforma energética.
Qué afán del guanajuatense de seguir empequeñeciendo como expresidente. Qué insulto que quien pidió el voto ciudadano para lo que alguna vez se pensó que sería un cambio político crea hoy que la gente es tonta. Porque miren que atreverse a declarar que anda promoviendo negocios petroleros por “puro amor a México”, hace añorar (es un decir) el cínico pudor de los priístas de antes. Si algo está claro es que el amor de Vicente Fox por México tiene precio, y que éste no es nada barato ni simbólico.
Cuesta, para empezar, 471 mil 724 mil pesos al mes. No en su sueldo como ex presidente. No, ese monto es además de los 205 mil 122 pesos (brutos) que como pensión recibe mensualmente. Y ese casi medio millón de pesos mensual es también independiente de los costos en que incurra el Estado Mayor Presidencial para dar protección al exmandatario.
Así que hagan sus cuentas, cuánto vale el amor por México de Vicente Fox, si hoy, y tan solo por haber sido jefe del Ejecutivo, nos cuesta más de 675 mil pesos en sueldos de civiles. Las cifras aquí citadas las publicó en noviembre pasado el diario Reforma. Ahí se reveló que Fox tiene un negociazo a cuenta de los contribuyentes. Ustedes y yo cooperamos con nuestros impuestos a pagar a Fox una nómina para el famoso, que no afamado, Centro Fox.
Sí, Reforma detalló que el dicharachero político y empresario tiene cero rubor en aceptar que los mexicanos paguen 471 mil 724 pesos al mes para cubrir los sueldos de 20 personas que laboran en elchangarro particular que puso al terminar su periodo.
Cuando se dieron a conocer estas nóminas me ocupé en este espacio del caso de Felipe Calderón, que también carga a los contribuyentes el costo de sus aventuras (puso una fundación). Esa entrega se llama Calderón, derrotado por la victoria y está aquí (http://www.sinembargo.mx/opinion/05-11-2013/18764). Qué lamentable que los dos exmandatarios panistas, el partido alguna vez asociado con la decencia, sean los que más le cargan la mano a los contribuyentes una vez que han dejado el cargo. El domingo, muy orondo, Fox mismo fue quien reveló que anda metido en negocios petroleros. Dice que él no tendrá participación (en los negocios que promueve), y que solo es su amor a México lo que lo lleva a conectar a los interesados. Con ustedes el expresidente cabildero, el expresidente lobbista, el expresidente broker, el expresidente comisionista, el expresidente charolero, el expresidente levantafondos… llámenlo como quieran, pero no lo llamen el expresidente digno que sabe que por el alto puesto que tuvo, el más alto en el gobierno no de un país bananero sino de México, tiene una imagen qué cuidar, ya no digamos información y contactos que no deberían ser puestos al servicio del mejor postor. Y que no venga con el cuento de que no le van a pagar por lo que está haciendo. Claro que le van a pagar, con favores y contratos para su centro que, perdone Vicente, a pesar de lo que usted presuma no es un think tank, pues nadie que se sepa nunca ha citado una idea surgida de ahí. Alguien pensará que demandar estatura al guanajuatense es pedirle peras al olmo, sobretodo si ya en el pasado atestiguamos escándalos como cuando se reveló que Fox se había llevado documentos de Los Pinos a su rancho (http://www.terra.com.mx/noticias/articulo/413821/Saquea+Fox+archivos+de+Los+Pinos+para+su+museo.htm); si ya atestiguamos las diversas denuncias sobre negocios petroleros (¿les suena?) en que estarían metidos los hijos de su pareja Marta Sahagún, negocios con Pemex que habrían ocurrido precisamente durante los años en que el de las botas y su mujer habitaron Los Pinos.
Si en otros países, los expresidentes optan por la dignidad de involucrarse en iniciativas globales de paz o de sustentabilidad, en labores académicas, acá hay uno que ha mandado a hacer tarjetas donde se pone a las órdenes de los empresarios que quieran entrarle a la riqueza petrolera de México. Y lo peor es que pretende hacernos creer que no se da cuenta del obvio conflicto de interés. Ayer Ciro Gómez Leyva le preguntó en la radio que se le cuestionaba eso en las redes, el obvio conflicto de interés.
“Cada quién avienta lo que se ocurre en las redes y firma anónimo”, fue la evasiva respuesta del “alto vacío”, mote surgido en la campaña electoral entre Porfirio Muñoz Ledo y Fox por Guanajuato. Por cierto, el fallecido Adolfo Aguilar Zinser decía, citado por Muñoz Ledo, que “Vicente no existe, pertenece a quien lo habita” (http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/36095.html).
Aunque sea inútil habría que pedirle una última cosa a Fox. Si en los hechos ya ha renunciado a los límites de prudencia y mesura que le impone el ser expresidente de México, entonces ya no necesita la pensión ni el staff que le pagan los mexicanos. Tenga un acto de patriotismo y renuncie a eso, Vicente, no ofenda más a los mexicanos y dedíquese libremente a sus negocios. Será un alivio para todos.
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