Juan Carlos G. Partida
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 11 de noviembre de 2014, p. 11
Martes 11 de noviembre de 2014, p. 11
Guadalajara, Jal.
El sacerdote Alejandro Solalinde afirmó que a José Luis Abarca Velázquez, ex alcalde de Iguala, Guerrero, “lo encontraron en Veracruz y lo fueron a sembrar a territorio opositor en el Distrito Federal, en Iztapalapa, donde hay tantos electores (es la demarcación más poblada del país). Ahí se subrayó la complicidad del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que había sido tan buena comparsa (en las recientes reformas) del Revolucionario Institucional (PRI), igual que Acción Nacional”.Ante cientos de alumnos de la Universidad de Guadalajara reunidos en el paraninfo Enrique Díaz de León, donde impartió la conferencia Ayotzinapa, verdad y justicia, aseveró que el gobierno supo desde antes lo que había sucedido con los 43 normalistas de Ayotzinapa, pero administró la información con fines electorales. Llamó a estudiantes y jerarquía católica a que se sumen y den
una respuesta de emergencia ante un país que está a punto de incendiarse.El gobierno “ha estado administrando esta información para aprovechar tiempos políticos. No es cierto que le interese la tragedia; lo que le interesa es sacar provecho electoral
Se trata de un control de daños políticos, un control de daños partidistas. Han estado manipulando toda la información para beneficio del PRI-gobierno.
El también director del albergue para migrantes Hermanos en el Camino, con sede en Ciudad Ixtepec, Oaxaca, afirmó que en Guerrero la finalidad es que el PRI recupere el gobierno, por lo cual existen varias estrategias, que incluyen criminalizar la protesta, culpar a otros
Ante la
Solalinde acusó a la jerarquía eclesial de ser partícipe de la tragedia nacional por su actitud de
y mostrar que ellos son mejores.
Ante la
porquería de paísque la ciudadanía padece, por un narcoestado que no gobierna, sino administra a favor del neoliberalismo y castiga la disidencia, dijo que las protestas en el país son
signo de los tiempos, una
prueba irrefutable de una necesidad de cambioal que la cúpula de la Iglesia y los jóvenes tendrían que ser sensibles.
Solalinde acusó a la jerarquía eclesial de ser partícipe de la tragedia nacional por su actitud de
acompañamientoa un gobierno que no da resultados ni en la seguridad ni en lo económico.
La Iglesia católica ha sido también compañera de cúpula y de agenda cupular de un gobierno simulador, al que le han dado su lugar como si de veras fuera un gobierno responsable.
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