Julio Hernández López | Periodico la jornada Astillero | Lunes 12 de Marzo 2012
No arrancará esta columna con el tema de lo sucedido ayer a Josefina Vázquez Mota a la hora de mostrar el difícil proceso panista de aprendizaje de las artes históricas del PRI en el acarreo y el control de actos masivos, sino con algo que debe destacarse en su gravedad, por encima de la polvareda electoral: amenazante y descompuesto, el gobierno de Calderón ha hecho que un subprocurador federal
de justicia pretenda hacer precisiones al desempeño de un ministro de la Corte y de ésta en general, y se atreva a criticar la decisión –no de hoy, ya ejercida en otros casos relevantes– de que los más altos miembros del Poder Judicial de la Federación publiquen sus proyectos de dictámenes mucho antes de que sean sometidos a votación.
El uso de un personaje de tercera línea de la administración federal (José Cuitláhuac Salinas Martínez, titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, área conocida como Siedo) para confrontar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación forma parte de una conducta visceral de manifestación continua en defensa del favorito Genaro García Luna, a quien se pretende investir de intocabilidad absoluta.
Felipe Calderón se revuelve, dominado por criterios políticos insanos, en contra de todo aquello que afecte a su alter ego, el actual secretario de Seguridad Pública, cuyas múltiples fechorías parecerían así aceptarse en grado de complicidad por su protector, a quien altera profundamente la posibilidad de que la eventual liberación de la francesa Florence Cassez acabe afectando a ese vicepresidente ejecutivo, García Luna, y a él mismo, el jefe del sexenio de la muerte.
El subprocurador Salinas ha pretendido dar clases de derecho a la Corte y con aire censor se ha preguntado sobre la validez del procedimiento de publicación de proyectos de resoluciones a los que, por lo visto, urge en los mandos pinoleros desacreditar, con un ánimo restallante que está dispuesto a soltar golpes (declarativos, políticos, de cualquier índole) cuando sus protegidos sufren apenas un asomo de afectación. Grave es lo que está haciendo Calderón al amagar a la Corte en lugar de someterse con silenciosa claridad republicana al proceso y desenlace de un asunto que no debería trastornarle tanto (el de García Luna Productions). Tanta pólvora ha puesto en sus cañones corsarios (si un subprocurador se atreve a decir eso en público, ¿qué mensajes mandará en privado Calderón a su maestro, y promovido a la Corte, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, y a los demás ministros para que se le sometan y no liberen a Cassez?), que Felipe-Genaro queda ya marcado como atacante de otro poder y responsable de una tentativa de coacción de un proceso judicial de altísimo interés nacional e internacional.
Josefina Vázquez Mota, mientras tanto, se quedaba en el vacío. Embarcada por algún estratega amateur o por interno fuego amigo, en la aventura de hacer una toma de protesta en el Estadio Azul como para demostrar que el partido de blanco y azul ha aprendido lo suficiente de la historia de adulteraciones del de tres colores, naufragó de manera escandalosa, primero por el derroche de recursos para un inocultable acarreo en busca de llenar el mencionado inmueble (lo que no logró), luego por el desaire altamente significativo de la mayoría de esos acarreados, que fueron dejando el estadio mientras ella ensayaba con ríspida voz sus dotes de motivadora insustancial y rendía protesta con sabor a soledad y, finalmente, por su intento desvalido de negar el abandono documentado ampliamente en medios visuales y aferrarse a la torpe pretensión de que lo importante había sido el lleno que según sus siempre sonrientes suposiciones se había producido en el Azul, sin detenerse en el hecho fundamental, el determinante, de que ese presunto auditorio repleto se había deshecho ruidosamente mientras ella trataba de asumirse como líder y candidata de esos súbitos mutantes de colocación.
Tranquilo, en cambio, en un teatro Metropólitan lleno y sin que nadie lo abandonara hasta después de que él se había retirado, Andrés Manuel López Obrador cumplió con el trámite de formalizar su candidatura en uno de los tres partidos que le apoyan, el ahora denominado Movimiento Ciudadano, que formalmente preside Luis Walton, pero es propiedad política de Dante Delgado. Discursos convencionales de entre los que destacó la exhortación del tabasqueño a ir por la voluntad de los indecisos, en una ceremonia de corte tradicional.
El jefe del máximo cártel del acarreo clásico, Enrique Peña Nieto, tampoco quiso correr riesgos. Hoy rendirá protesta como candidato presidencial en Dolores Hidalgo, en una sesión que se anuncia como privada a causa de las aberrantes disposiciones electorales en curso. Ni recursos ni habilidad faltarían a los operarios de tres colores para montarle al ex gobernador del estado de México un acto multitudinario, pero se ha preferido exponer lo menos posible al delicado producto de mercadotecnia cuyo distintivo es un copete.
Astillas
Este jueves, a las 14 horas, habrá una protesta organizada por estudiantes del Tecde Monterrey en el campus de esa capital regiomontana, para protestar por la impunidad absoluta en que se mantiene el caso de dos estudiantes asesinados a las puertas de esa institución por militares que de inmediato quisieron inculpar a las víctimas mediante el frecuente recurso de clasificarlas como
sicarios. A pesar de las promesas hechas por las más altas autoridades civiles del país, y de las evidencias de que las muertes del 19 de marzo de 2010 fueron causadas por soldados y que se produjeron intencionales alteraciones circunstanciales y procesales para tratar de ponerlos jurídicamente a salvo, la justicia no ha llegado: las investigaciones oficiales se han estancado y los culpables siguen intocados. El rector general de esa institución con frecuencia exhorta discursivamente a su comunidad a actuar con vigor cívico para mejorar la situación del país. La protesta se realizará justamente a las puertas de esa rectoría, en Monterrey… ¡hasta mañana!
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