Arturo Luna / Columna Garganta Profunda / Puebla on line
Lunes 3 de septiembre de 2012 e-consulta
Es una de las grandes tragedias del país: le cumplan o no a los mexicanos, los 128 senadores y 500 diputados que integran el Congreso de la Unión –y cuya LXII Legislatura el sábado inició actividades- cobrarán puntualmente alrededor de 200 mil pesos mensuales en dietas, prestaciones y otros beneficios que, en la mayoría de los casos, se otorgan de forma discrecional.
Pero eso no es todo: el costo mensual por legislador podrá elevarse si estos cumplen funciones como presidir una comisión o integrar las mesas directivas de las Cámaras.
Los ingresos mínimos de los diputados federales son de cerca de 200 mil pesos mensuales, cifra que crece dependiendo de los cargos que ocupen dentro de la estructura de San Lázaro: más de 800 mil pesos al mes, por ejemplo, en el caso de quien preside la Mesa Directiva.
Además, contarán con un aguinaldo de 40 días; apoyos para transporte dependiendo del área geográfica que representen, los cuales van de los 3 mil 540 pesos a los 40 mil pesos mensuales; vales de despensa por casi 3 mil pesos; ayuda por asistencia legislativa (el pago para asesores y auxiliares) por 45 mil pesos, y un fondo de ahorro de hasta el 12% de su dieta, es decir, aproximadamente 12 mil 500 pesos al mes.
También recibirán una cifra no especificada para gastos funerarios y seguro de gastos médicos y seguro de vida con cobertura de 5.1 millones de pesos en caso de muerte natural, 10.3 millones de pesos por muerte accidental y 15.4 millones de pesos por muerte accidental colectiva.
Otros apoyos que no se encuentran contempladas en las percepciones mensuales, son un “apoyo destinado a la presentación del informe de actividades”, aunque rendir o no un balance de su trabajo en realidad quedará al “buen juicio” de los diputados: 207 del PRI, 114 del PAN, 100 del PRD, 34 del PVEM, 19 del PT, 16 de Movimiento Ciudadano y 10 de Nueva Alianza.
De hecho, el salario de un diputado mexicano compite con el de legisladores de países del primer mundo e incluso es superior al de sus pares de Canadá y del Parlamento Europeo.
Los senadores no se quedarán atrás, pues sus beneficios no son menores: cada uno de ellos tendrá ingresos mensuales de por lo menos 230 mil pesos: una dieta mensual de 127 mil pesos, una ayuda para contratación de asistentes en materia jurídico-administrativa de 50 mil pesos y un apoyo “inherente al cargo” de 30 mil pesos que puede utilizarse para sufragar los costos de sus oficinas de atención ciudadana.
La Cámara alta depositará el equivalente al 10 por ciento de la dieta a un fondo de ahorro que se entregará a fin de año a los 128 senadores: 52 del PRI, 38 del PAN, 22 del PRD, 9 del PVEM, 4 del PT, 2 de Movimiento Ciudadano y 1 de Nueva Alianza.
También recibirán boletos de avión (uno por semana durante el periodo de sesiones), ayuda para transporte terrestre, seguro de vida institucional, aguinaldo de 40 días y un seguro de gastos médicos mayores que, al igual que en el caso de los diputados, puede extenderse al cónyuge, padres e hijos menores de 25 años.
El costo de cada senador podrá incrementarse a partir de las responsabilidades que tendrán asignadas.
Es decir, los presidentes de las comisiones legislativas recibirán un presupuesto de 90 mil pesos para cubrir los honorarios de asesores y 10 mil pesos más por concepto de “asignaciones a comisiones legislativas”, los cuales pueden utilizarse para el pago de gastos de consultoría, estudios jurídicos, comunicación interna y materiales y suministros.
Lo peor no es todo ello, sino que diputados y senadores no estarán obligados a comprobar la manera en la que ejercen la bolsa que se les entrega para la atención de los ciudadanos que supuestamente representan.
Y es que el Congreso de la Unión no los monitorea y a pesar de que algunos montos son entregados para la contratación de personal de apoyo, nada los obliga a demostrar que efectivamente fueron utilizados para ese fin.
En el caso específico del Senado, su Reglamento da carta libre a la opacidad, pues dice que: “conforme a la disponibilidad presupuestal y a los acuerdos de los órganos competentes, todos los senadores pueden recibir recursos adicionales para servicios de asesoría, gestoría y otros inherentes a sus funciones”.
Además de las erogaciones en suelos y prestaciones de los legisladores, existen presupuestos asignados a los grupos parlamentarios que serán manejados de forma discrecional por sus coordinadores.
En 2010, por ejemplo, el dinero aprobado para la denominada partida 3827 (“asignaciones a grupos parlamentarios… para apoyar el desarrollo de sus funciones legislativas, actividades complementarias y de asesoría”) fue de más de mil 125 millones de pesos. Para el Senado, el monto que se maneja para ese mismo rubro asciende a 34.7 millones de pesos mensuales, es decir, unos 417 millones de pesos en todo el año.
Y, claro, no hay mecanismos eficaces ni confiables para conocer el trabajo de los legisladores, distinguidos de por sí por su improductividad.
A pesar de lo que cobran y de los grandes beneficios que reciben, ninguno está obligado a regresar a sus distritos ni a dar las cara a sus electores sobre su desempeño en la legislatura.
Sí, senadores y diputados son la verdadera Casta de Oro de este país, donde el Congreso de la Unión está secuestrado por grupos de interés que se niegan a cambiar.
Hoy por hoy, ser diputado o senador en México conlleva privilegios que pocas empresas podrían dar a sus empleados, y todo, obviamente, con cargo al erario.
¿Alguna duda?
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