18 enero 2014
Martín Esparza
Personajes que en su momento se escudaron en la falacia de lanzar a la calle, por el “bien de la nación”, a 44 mil trabajadores, como ocurrió el aciago 11 de octubre de 2009, ahora deberán enfrentar el juicio en el tribunal de la posteridad. Felipe Calderón y los secuaces que lo acompañaron en tal infamia –Javier Lozano, Georgina Kessel, Fernando Gómez Mont, Jorge Gutiérrez Vera y Alfredo Elías Ayub– fracasaron en su intento por acabar con el SME, al que luego del artero despojo a manos de fuerzas policiales y castrenses le daban pocos meses de vida.
En la balanza de la historia, su encubierto golpe de Estado deberá valorarse por las futuras generaciones que analizarán sus apócrifos beneficios reportados al país; uno de ellos, el alto impacto social en contra de la economía familiar de millones de usuarios a quienes se les incrementó ilegalmente el costo de sus recibos de luz. Desde el primer momento en que la Comisión Federal de Electricidad inició la imposición de los injustos cobros, el SME le brindó a los afectados orientación y apoyo.
En la balanza de la historia, su encubierto golpe de Estado deberá valorarse por las futuras generaciones que analizarán sus apócrifos beneficios reportados al país; uno de ellos, el alto impacto social en contra de la economía familiar de millones de usuarios a quienes se les incrementó ilegalmente el costo de sus recibos de luz. Desde el primer momento en que la Comisión Federal de Electricidad inició la imposición de los injustos cobros, el SME le brindó a los afectados orientación y apoyo.
Además, su incultura histórica no les permitió ver a quienes, con todo el poder del Estado, agredieron al SME que no se trataba de una organización charril, de ésas que abundan y pululan en el ámbito del corporativismo oficial, sino todo el legado histórico en el bregar de hombres y mujeres que lo mismo enfrentaron al represor gobierno de Venustiano Carranza, quien en 1916 los reprimió con la fuerza de las bayonetas en sus centros de trabajo; que apoyaron al gobierno del general Lázaro Cárdenas en 1935, cuando fuerzas de la reacción buscaron echar abajo su política nacionalista en favor de las luchas obreras y campesinas que se acrisolarían en el triunfo de la huelga del SME en 1936, con la obtención de un contrato colectivo que fue ejemplo por sus logros a nivel nacional e internacional; y la consumación de la Expropiación Petrolera, el 18 de marzo de 1938.
El SME fue protagonista directo en la nacionalización de la industria eléctrica en 1960, cuando el presidente López Mateos confirió a los líderes y agremiados la responsabilidad histórica de velar por su cuidado y sano desarrollo en bien del pueblo de México.
Vigorosos antecedentes ignorados por los sátrapas panistas que en su afán por iniciar el proceso de privatización del sector energético del país creyeron ilusamente que criminalizando un movimiento de resistencia, a través de una onerosa estrategia mediática, se desalentaría a los 16 mil 599 guerreros y guerreras que se negaron a liquidarse y decidieron dar una batalla digna con la frente en alto, misma que ahora está a las puertas de la victoria final, logrando recuperar su derecho a un trabajo digno y estable, como también a una pensión vitalicia.
No puede pasarse por alto que la resistencia mostrada todos estos años por el SME no es obra de la generación espontánea, sino producto de una lucha donde pervive una definida conciencia de clase, lograda por los cimientos que le dieron vida. Estos principios doctrinarios son los que han mantenido actuante su compromiso no únicamente con la defensa de los derechos de sus agremiados, sino con los de todo el pueblo de México.
El acoso de las Fuerzas Armadas no ha minado la trayectoria obrera, patentizada a lo largo de 10 décadas, como tampoco otros métodos de intimidación, como el encarcelamiento de varios de sus miembro que, hoy como ayer, obtuvieron su libertad gracias a la movilización y exigencia de justicia, que no cesó hasta verlos exonerados.
Los más de 27 mil electricistas, activos en resistencia y jubilados, que abarrotaron la Arena Ciudad de México el pasado 17 de diciembre, confirmaron durante la Asamblea Magna del Centenario de su organización que hay SME para otros 100 años. Un Sindicato que renace con una renovada fuerza moral y gremial justo en el momento en que la clase trabajadora, como hace 1 siglo, enfrenta una evidente agresión a sus derechos laborales.
Hay plena conciencia de la responsabilidad que espera en el futuro a la actual generación de electricistas, que ha logrado una victoria histórica e inédita a nivel mundial, donde a lo largo de 5 años luchó contra la cerrazón de los tres Poderes de la Unión y soportó una de las peores injusticias cometidas a la clase trabajadora: la revocación de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al amparo emitido a favor del SME por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, el 13 de septiembre de 2012. El 30 de enero de 2013 quedará inscrito en la historia como la fecha en la que la Corte cometió una vergonzosa felonía a consigna del Poder Ejecutivo.
Luego de 5 años de ruta crítica, el esquema planteado por el gobierno federal a través de la Secretaría de Gobernación posibilitará alcanzar en los próximos meses el regreso al trabajo de los electricistas que no aceptaron la liquidación y se han mantenido inamovibles en la lucha, desde el 11 de octubre de 2009. En la mesa de negociación ha surgido el compromiso gubernamental para dar paso a la creación de empresas con participación de capital público, privado y social, que permitirán al SME atender las distintas materias de trabajo, ya sea en las áreas de transmisión, distribución aérea y subterránea, comercialización y las demás inherentes a la actividad eléctrica.
Como organización centenaria, el SME va en pos de una negociación de su contrato colectivo de trabajo, que garantizará su existencia bajo la inalterable consigna de que los derechos de sus jubilados no están sujetos a negociación alguna porque son derechos adquiridos, estableciendo la necesidad de recobrar la vigencia de sus documentos históricos para que las nuevas generaciones se enteren a detalle de los gloriosos anales que encierran sus luchas pasadas, con el objeto de “conocer para defender” los derechos tanto de la clase trabajadora como del pueblo de México, al que debe expresarse en un acontecimiento tan memorable una infinita gratitud por su apoyo.
Estamos plenamente seguros de que en su centenario, el Sindicato Mexicano de Electricistas es una organización vigorosa y actuante que ha enaltecido la dignidad, el honor y el legado de sus fundadores. ¡Larga vida al SME!
Martín Esparza Flores*
*Secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas
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