21 septiembre 2012 | Jesusa Cervantes | proceso
MÉXICO, D.F. (apro).- El camino de Enrique Peña Nieto es el de la ilegalidad. Primero, un triunfo simulado, avalado por autoridades electorales a pesar de las documentales que prueban la violación a la Constitución; ahora, una reforma laboral, también con un simulado bloque opositor priista que terminará apoyándola.
Peña pactó con Felipe Calderón la aprobación de una ley laboral, pero se trata de una iniciativa que sólo beneficia al empresario, al dueño de la fuente de trabajo, y precariza aún más al empleado y sus derechos.
Si la ley se aprueba esta semana, se hará con tantos cambios que se habrá achicado. No será la propuesta de Calderón, pero sí igual de lesiva para los trabajadores.
Para simular el “gran bloque opositor” del PRI a la reforma de Calderón y para que ante al opinión pública parezca que los priistas “nacionalistas” (bueno, aquí habría que preguntarse si existen) siguen peleando los derechos de los trabajadores, se opondrán a algunos apartados de la ley… Pero ¿cuál apartado?: el que permite la fiscalización de los sindicatos, el que permite el voto libre y secreto para elegir a sus dirigentes. Por lo demás dirá que sí.
Hablar de la oposición del PRI es hasta una burla, porque ese bloque obrero apenas y alcanza los “doce” escaños de la fracción que tiene 212 diputados.
Pero ¿cómo es que se sigue hablando del “sector obrero” del PRI? Bueno, porque política y mediáticamente tiene impacto, y la gente cree en lo inmediato, que efectivamente el PRI se opone a las intenciones regresivas de Calderón.
Veamos la realidad y el peso electoral que tiene el “sector obrero” del PRI. En la 52 Legislatura (1979-1982), sumó 86 diputados de los 294 que tenía la fracción, y en ese tiempo el total de diputados del Congreso era de 400, y no 500 como hoy.
Por tanto, tenían la representación de una tercera parte de la fracción, es decir, sí pesaban.
Las siguientes legislaturas el número de diputados obreros se fue achicando: pasó a 77, luego 69 y en la primera Legislatura de Carlos Salinas de Gortari cayó a 54. Le siguieron dos de 70, luego 42, 14 en la elección de 2000, 31 y 37 en las dos pasadas legislaturas para hoy tener sólo doce representantes.
Es decir, tan sólo 2% de la bancada del PRI.
Con estos datos, ¿alguien puede creer que al PRI le afecta el pacto que estableció Peña Nieto con Calderón para impulsar su reforma laboral?
Se eliminará, sí, la fiscalización de los gremios, pero porque a esos doce representantes legislativos no les conviene que nadie se meta en las finanzas de los sindicatos que encabezan.
La mayoría de la población puede tener dudas de que realmente a estos líderes les interesen los derechos de los trabajadores, sobre todo cuando están de acuerdo con el outsoursing o la subcontratación.
Y para muestra la lógica. Si se permite la subcontratación, los sindicatos pierden afiliados; si pierden afiliados tienen menos cuotas sindicales que manejar en la más completa opacidad, aunque los líderes obreros aseguran que cada seis meses entregan las cuentas a sus afiliados.
Como sea, la ley laboral pasará, disminuida, sí, en los cuatro grandes puntos de conflicto que la opinión pública tuvo conocimiento: pago por hora, subcontratación, restricción para pelear los contratos colectivos y diversas formas de contratación.
Sin embargo, hay muchos otros cambios que pasarán y que también afectan –y gravemente– al trabajador. Por ejemplo, el pago de tan sólo un año en caso de pleito por salarios caídos, aunque el conflicto laboral dure 20 años, eso, claro, orillará a los empleados a llegar a un mal arreglo antes de iniciar un proceso.
Hay muchos puntos que no se pueden dejar atrás, por ejemplo, la ley dice que la jornada es de ocho horas y, para tener derecho a Seguro Social, y por tanto a pensiones e Infonavit, se deben cotizar ocho horas. No obstante, el pago por horas facilita aún más al patrón a que se deslinde de sus obligaciones y deje al trabajador en la indefensión.
La gran duda por ahora es si el PRD irá o no con la reforma achicada que quedará lista la próxima semana. Si lo hace sólo le dará la razón a Andrés Manuel López Obrador de que su salida fue lo mejor.
No obstante, Silvano Aureoles, el coordinador de la bancada del PRD, no tiene fuerza propia ni grupo como para hacer valer cualquier pretensión de Los Chuchos de sentar a negociar al PAN y al PRI.
Es por ello que si los perredistas avalan la reforma laboral habrá sido a cambio de otro tipo de negociación… veremos qué pasa este jueves 27.
Lo que sí es claro es que el PRI irá con la reforma al igual que el Partido Verde; más cara de lo que uno puede pensar, saldrá la Presidencia de Peña Nieto… y luego viene la reforma energética.
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