Andrea Becerril y Víctor Ballinas
Periódico La Jornada
Jueves 5 de diciembre de 2013, p. 7
Acuartelados desde el domingo en dos hoteles de lujo, dentro del cerco policiaco al Senado, los 99 senadores de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y Verde Ecologista de México tienen instrucciones de sus coordinadores de no moverse del lugar, a fin de garantizar que voten la reforma energética en los próximos días.
Los priístas no tuvieron problema ayer. Pese al plantón que realizaron alrededor del recinto los integrantes del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), llegaron caminando a la sede de Reforma e Insurgentes y llevaron a cabo una reunión a puerta cerrada en el edificio.
En cambio, el coordinador de los senadores petistas, Manuel Bartlett, tuvo que brincar el cerco, por el lado de Paseo de la Reforma. Los manifestantes le permitieron el paso, pero no los policías que resguardan el recinto tras las vallas metálicas.
Bartlett denunció que un oficial policiaco le dijo que no podía pasar, y cuando le dijo que lo haría porque es senador, le respondió que debía consultarlo con sus superiores. Fue entonces, agregó, cuando decidió saltar las vallas e ingresar casi por la fuerza al recinto.
El difícil acceso
Con igual situación se toparon los perredistas Armando Ríos Piter y Dolores Padierna. El primero tuvo también que discutir con los elementos policiacos que forman un cinturón de seguridad en las entradas del edificio y en calles aledañas.
Bartlett recalcó que los coordinadores del PRI y el PAN tienen controlado todo.
Ellos ya viven aquí, mientras a nosotros se nos dificulta el acceso.
Los senadores priístas, panistas y pevemistas ocupan gran parte de los 800 cuartos del Sevilla Palace, que está reservado hasta el lunes. La habitación sencilla cuesta mil 500 pesos la noche. En Le Meridien, donde se hospedan otros legisladores, el precio es de 3 mil 500 pesos.
Otros cinco hoteles, de menos estrellas (incluso algunos de los llamados de paso), donde se han hospedado trabajadores, personal de apoyo, reporteros y camarógrafos, están llenos. Es una microciudad, que va desde Insurgentes hasta la glorieta de Colón, bajo el resguardo de las policías Federal y capitalina.
Pero no todo está bajo control. En un restaurante ubicado dentro del edificio senatorial ayer pasaron problemas para preparar el menú del día, porque los proveedores no pudieron entrar.
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