Enrique Galván Ochoa LA JORNADA
¡V
aya viernes 13 para el director de Pemex, Juan José Suárez Coppel! El gobierno de Cristina Fernández, la presidenta de Argentina, se dispone a expropiar 50.1 por ciento de la petrolera YPF –Yacimientos Petrolíferos Fiscales–, que antes fue estatal y luego privatizada. Diputados del ala gubernamental ya tienen un borrador de ley. El texto declara de
utilidad públicaese porcentaje de acciones clase D de la petrolera. Son 100 millones de títulos del Grupo Eskenazi y casi 96.6 millones de acciones de Repsol. Aquí es donde entra Suárez Coppel al tango: se obcecó en que Pemex comprara más acciones de Repsol, en una controvertida y sospechosa operación. Hasta solicitó un préstamo internacional. ¿Cuánto sumarán las pérdidas? Representantes del gobierno argentino primero buscarán un acuerdo por el precio de venta con los titulares actuales, pero el proyecto habilita a la procuraduría a iniciar el juicio de expropiación. En cuanto al precio que se pagará por las acciones a expropiar, el texto postula que
la valuación será efectuada por el Tribunal de Tasaciones de la Nación, con la colaboración de la Secretaría de Energía. También apunta que
el Poder Ejecutivo procurará acordar con los titulares de las acciones sujetas a expropiación el valor y la formade pago y que, eventualmente, esos acuerdos deberán ser refrendados por el Congreso de la Nación. Además establece que si no se alcanza acuerdo por la totalidad de las acciones a expropiar,
la Procuración (General de la Nación) promoverá el juicio de expropiación respectivo.
España responde con dureza
El principal afectado, por supuesto, es el gobierno de España. El ministro de Industria, José Manuel Soria, respondió duramente:
El gobierno defiende los intereses de todas las empresas españolas, dentro y fuera. Si en alguna parte del mundo hay gestos de hostilidad hacia esos intereses, el gobierno los interpreta como gestos de hostilidad hacia España y hacia el gobierno de España. El gobierno lo que sí dice es que si hay gestos de hostilidad éstos traerán consecuencias. Pemex posee alrededor de 10 por ciento de las acciones de Repsol; antes tenía sólo 5 por ciento; nunca justificó Suárez Coppel la necesidad de comprar más. La expropiación le dará un buen raspón a Pemex, que ya de por sí opera con números rojos.
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