Ana María Aragonés la jornada
Felipe Calderón envió al Congreso la iniciativa de decreto que
reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de la Ley Federal del Trabajo, con carácter de trámite preferente. Propuesta que ha producido muy diversos y duros comentarios de reconocidos abogados laborales, con los cuales estoy de acuerdo. Coinciden en que se trata de una propuesta que afecta de lleno a los trabajadores en la medida en que acabaría con los derechos fundamentales, como el de huelga, da carta blanca a la subcontratación, plantea contratos temporarios y abarata aún más las remuneraciones del sector laboral. Incluso los patrones podrían contratar por hora a los trabajadores a razón de 18 o 27 pesos, si la plaza es de salario mínimo. Es decir, se da a los empresarios manos libres para
acabar con los derechos de los trabajadores, afectando centralmente el salario y bienestar de los trabajadores(La Jornada, 3/9/12).
Sin embargo, el gobierno trata de vender la propuesta, denominada también como iniciativa Lozano, como la forma de
hacer al país más competitivo, según la declaración de Luis Alberto Villarreal, coordinador del PAN en la Cámara de Diputados. ¿Quién podría estar en contra de un objetivo que es sin duda central para el país? El problema es que la estrategia propuesta para alcanzar ese objetivo es justamente contraria a lo que debe hacerse, pues para ser competitivos no pueden reducirse los precios a la exportación a costa de los salarios de los trabajadores.
para incrementar la productividad de un país, el único camino es aquel que conduce a un mayor nivel de vida de la población a largo plazo. Por tanto, el mejoramiento de la capacidad productiva se entiende como mejorar al producto, la eficacia, los salarios, sin desmejorar algún otro indicador. Es decir, se debe producir bajo condiciones que satisfagan los testsde los mercados internacionales y simultáneamente incrementar los ingresos reales de sus ciudadanos (Garay). Las ventajas competitivas de un país se fortalecen cuando se favorecen los avances tecnológicos y científicos, que es precisamente lo que le permite insertarse competitivamente en el mercado internacional. Por tanto, mejorar la productividad y la competitividad de las naciones no es a costa de los salarios de los trabajadores, sino a través de favorecer la formación de capital humano, es decir, apoyar el conocimiento como elemento central para el desarrollo de los países. Por tanto, el objetivo de la competitividad pasa necesariamente por una mayor inversión en educación, haciendo un esfuerzo de modernización tecnológica que de ninguna manera supone disminución de empleos (Ramos).
La pregunta es obvia: ¿dónde está un proyecto integral propuesto por el gobierno en el que se incremente el presupuesto para desarrollar la ciencia, la tecnología, la innovación, la formación de recursos humanos? ¿Dónde están las bases para el trabajo decente si lo único que se busca es minimizar los costos laborales?
Hablar de trabajo decente es crear puestos de trabajo que generen modos de vida sostenibles, que desarrolle sus calificaciones, con un ingreso que fortalezca a las personas, a las comunidades, facilitando el progreso social y económico y garantice los derechos de los trabajadores (OIT). Propuesta muy alejada de la presentada por Felipe Calderón al Congreso. Es posible que logren reducir el precio de los bienes de exportación, pero sólo el referente a los salarios, pues los beneficios de los empresarios quedan intactos, lo que crea
trabajadores desechables, como dicen De Buen, Fuentes y Alcalde.
Veinte por ciento del total de lo presentado podría ser considerado interesante, como señala Barajas: lo que tiene que ver con la búsqueda de transparencia de los sindicatos,
la protección al trabajo de menores y mujeres, pero 80 por ciento es regresiva para los derechos laborales, deteriora las condiciones del trabajo en lugar de mejorarlas.
Si la iniciativa Lozano pasa en el Congreso, los legisladores estarán condenando a los trabajadores a seguir migrando, pues su país los expulsa sin remedio bajo el muy lamentable modelo
trabajo exportador, eje de las estrategias laborales de los gobiernos neoliberales.
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