Una parte considerable de la juventud mexicana trabaja sin contrato y sin registro ante el IMSS.
Las tendencias apuntan a que será difícil un crecimiento significativo en el empleo.
Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Lunes 24 de junio de 2013, p. 41
El problema de la falta de empleo en el país se acentúa entre los estratos más jóvenes que llegan a la edad laboral, los cuales tienen los porcentajes más elevados de desempleo en todos los rangos, por lo que su inserción en el mercado de trabajo se da principalmente en la alta informalidad y
cuando llegan a conseguir un trabajo, éste es de menor salario, sin protección social, así como de alta precariedad e inestabilidad.
De esta forma, una parte importante de los jóvenes trabajan sin contrato y sin registro en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Son las nuevas reglas que impone el mundo del trabajo para este segmento de la población, el cual ofrece empleos mal pagados, sin sindicalización o en la terciarización (denominada outsourcing), señala el documento Jóvenes y trabajo precario en los establecimientos de comida rápida, del profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco, Carlos García Villanueva.
El análisis, dado a conocer en la publicación Veredas, que trata sobre investigaciones sociológicas, revisa la dinámica laboral de los jóvenes mexicanos a partir del inicio de esta década y la forma en que este grupo poblacional se aproxima al mercado de trabajo.
Detalla que desde la década de los ochenta, en la que se ampliaron los rangos de injusticia social y desigualdad económica, no se han podido generar suficientes empleos para los jóvenes, mientras para quienes ya se encuentran dentro del mercado reciben salarios, en general, más bien bajos.
A partir de este periodo, los jóvenes han enfrentado un mercado laboral con ocupaciones de baja calidad, especialmente por su falta de experiencia; además, un fenómeno que se generó fue la alta movilidad laboral, ya que por las malos empleos que encuentran, donde en muchos casos no tienen seguridad social y
mudande empleos con facilidad.
Otra característica es que una parte importante de esta población abandonan los estudios por su situación económica. Además en el periodo referido no cuentan con un contrato en su primer empleo, pero, sin embargo, sí cumplen con obligaciones formales, como las jornadas de ocho horas diarias.
Frustración y desencanto
De acuerdo con el estudio de García Villanueva, esta situación laboral provoca que muchos de quienes llegan a la edad de emplearse se acerquen a los establecimientos de comida rápida para la obtención de un empleo; sin embargo, este fenómeno laboral hace que el joven viva al día, sin posibilidad de proyección a futuro, lo que a su vez provoca sentimientos de frustración y desencanto.
Hace referencia a su vez a la investigación
Los nuevos guerreros del mercado. Trayectorias laborales de jóvenes buscadores de empleo, en el que se señala que a esta población se le sigue formando todavía en la lógica del empleo permanente, apostando que al salir del sistema educativo lograrán obtener una ocupación de este tipo, mientras las tendencias apuntan que será difícil un crecimiento significativo en los empleos fijos o indeterminados.
Esto es porque
en los sectores industrial y de servicios, las ocupaciones generadas estarán caracterizadas fundamentalmente por puestos que requieren una mínima calificación, los salarios son bajos y las actividades se presentan como rutinarias, en tanto los trabajos altamente especializados y con condiciones adecuadas de desarrollo, serán mínimos, según apunta el informe.
Un mundo sin posibilidad de proyección a futuro
También explica que los cambios en la situación económica desde hace cuatro décadas modificaron el mercado de trabajo, y crearon un entorno especialmente difícil para la población juvenil, que ha tenido que aprender a desarrollar formas individuales de inserción laboral en condiciones altamente desfavorables, por lo que la transición a la etapa adulta queda totalmente trastocada para la mayoría.
Por último, indica que el trabajo precario tiene diversas modalidades, entre las cuales menciona: empleo eventual, en casa, temporal, a tiempo parcial, encubierto o ilegal, por cuenta propia, con horarios flexibles, por hora, inseguro, sin protección legal, sin prestaciones y seguridad social y sin sindicalización.
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