Dirigente sindical acusa a autoridades de provocar violencia con “agentes provocadores”
Enrique Gutiérrez
Corresponsal, y agencias
Periódico La Jornada
Viernes 12 de julio de 2013, p. 28
Santiago, 11 de julio.- Cientos de miles de trabajadores chilenos marcharon hoy por las calles de Santiago y otras ciudades en reclamo de mejoras laborales, en el contexto de un paro nacional de 24 horas que comenzó de madrugada con barricadas incendiarias en varios puntos de la capital y bloqueos de yacimientos mineros en Calama y Rancagua.
La jornada, a cuatro meses de las elecciones presidenciales, fue convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), a la que respondieron empleados de diversas ramas del sector público y algunos de empresas privadas. Se sumaron los estudiantes universitarios y de secundaria, quienes demostraron su descontento y reclamaron un cambio profundo en lo económico y social.
La policía militarizada de carabineros no sólo arremetió contra grupos de manifestantes que levantaban barricadas o provocaban desmanes –entre los que sobresalían jóvenes encapuchados, con saldo de al menos 66 detenidos–, sino que aprehendió a una decena de dirigentes de la CUT cuando intentaban desplegar un gran cartel en una céntrica avenida de Santiago.
La presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, protestó por los arrestos de sus compañeros, se deslindó de los disturbios y señaló que la central convocó a una movilización pacífica. Atribuyó los sucesos vandálicos a “agentes provocadores” infiltrados, pues entre las propias filas sindicales hubo lesionados.
“A las autoridades les pido que no sigan provocando un clima de violencia, que puede ser muy lamentable para el país. No queremos violencia, sabemos que los carabineros no saben hacerlo de otra forma, son hijos de la dictadura, pero por favor no nos sometan a nosotros a estar viviendo esta situación porque los trabajadores de Chile no se lo merecen”, añadió la dirigente.
Al término de las marchas, Figueroa calculó en cerca de 200 mil los manifestantes en Santiago y en más de 500 mil en otras ciudades. Señaló que “esta gran movilización marca un antes y un después, pero nos impone un desafío al movimiento sindical y a los actores sociales”. Eso significa, agregó, seguir construyendo en unidad y convergencia para seguir poniendo las propuestas sobre la mesa.
El gobierno chileno desestimó las cifras proporcionadas por los organizadores de la protesta. Frente a 90 por ciento de los 100 mil empleados públicos que pararon labores, según la central, las autoridades afirmaron que sólo 6.4 por ciento se adhirió (unos 10 mil 200). Carabineros fijó en unos 30 mil el número de marchistas en Santiago.
Barricadas y fogatas
El ministro del Interior, Andrés Chadwick, declaró que no había inconveniente en que la CUT efectuara la movilización para expresar sus derechos, pero que no había razones para convocar a un paro nacional.
“A juicio del gobierno, vemos inexistentes los motivos para convocar a esta medida”, afirmó el funcionario, sin mencionar las demandas planteadas.
La CUT reclama una profunda reforma laboral, así como una fiscal que disminuya la desigualdad social; un incremento salarial mínimo del equivalente de 380 dólares mensuales a 490 y un nuevo sistema de pensiones que cambie el modelo privado por uno estatal.
A eso sumó la demanda del movimiento estudiantil de poner fin al lucro en la educación.
Desde la noche del miércoles ya hubo cacerolazos en ciudades como la sureña Puerto Montt. La jornada del paro y movilizaciones de este jueves se inició muy temprano con barricadas y fogatas, así como la quema de un autobús del transporte público. Las protestas se extendieron a Valparaíso, Concepción, Arica, Iquique, Antofagasta, Calama y Rancagua.
Jóvenes protestan en Chile contra modelo neoliberal. Foto: Xinhua / Jorge Villegas |
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