24 agosto 2013
Martín Esparza Flores
A 19 años del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en Chiapas, registrado el primero de enero de 1994, su comandancia abrió las puertas de sus municipios autónomos a miembros de la sociedad civil, académicos, artistas, representantes de organizaciones independientes como el SME y delegados de los pueblos indios de México agrupados en el Consejo Nacional Indígena (CNI), para invitarlos a participar en el curso “La Libertad según L@s Zapatistas.
Durante cinco días —12 al 17 de agosto—, mil 700 alumnos se adentraron en el conocimiento teórico y práctico de temas como la autonomía, democracia y justicia, ejes rectores que han guiado la vida interna de los territorios liberados por el EZLN, mostrando el gran ejemplo de la lucha de resistencia de sus comunidades indígenas que han dado una muestra de la forma de subsistencia digna y pacífica con que pueden autogobernarse dentro de un marco de defensa de la tierra, el agua y los recursos naturales contenidos en la biodiversidad de sus regiones.
El encuentro va a trascender no sólo porque se lleva a cabo dentro de un contexto de reiteradas agresiones a los pueblos indios del país a los que las corporaciones multinacionales les pisotean sus derechos con la connivencia oficial, permitiendo el despojo de sus territorios y la devastación de sus entornos; además, porque a nivel mundial crece geométricamente el reclamo a exigir a los gobiernos el cumplimiento a tratados internacionales como el Convenio 169 que establece el respeto irrestricto a los derechos de los indígenas y la Declaración de la ONU sobre sus derechos humanos.
El punto de reflexión que surge de la autollamada escuelita zapatista es que todos los mexicanos debemos despertar ante una avasallante realidad que amenaza con arrebatarnos el país al ponerlo en manos de las insaciables trasnacionales y su dócil neoliberalismo. Debemos volver la mirada a la batalla que libran los yaquis por evitar el despojo de su agua, a los zapotecas de su viento mediante la imposición de proyectos eólicos que han terminado por criminalizar la lucha de resistencia de la Asamblea Popular del Pueblo de Juchitán (APPJ), cuyos líderes han sufrido amenazas, hostigamiento, persecución y hasta la muerte. Lamentable que por todo el territorio casos como éstos se registren de manera sistemática en contra de las etnias.
No puede aceptarse que, a casi 20 años del despertar de los indígenas de Chiapas exigiendo al gobierno escuchar su voz, se hayan multiplicado los despojos y agresiones en detrimento de sus autonomías por el indiscriminado y permitido saqueo a los recursos naturales en sus territorios, beneficiando únicamente a las empresas extranjeras que el colmo de los excesos se dan el lujo de contratar grupos paramilitares para reprimirlos sin que las autoridades, tanto municipales como estatales o federales, hagan algo en su defensa.
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