Lunes, 09 de julio de 2012
En octubre de 2009, el Gobierno de Felipe Calderón decretó la extinción de Luz y Fuerza del Centro (LyFC) con el argumento de su ineficacia operativa y financiera. Previamente, la Secretaría del Trabajo negó la toma de nota a Martín Esparza al frente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME)
"El sindicato se desligó completamente de colaborar con la empresa, nunca quiso participar en el mejoramiento de la organización, en el mejoramiento del servicio", explica Fernando Menéndez, académico de la Ibero.
Las actividades que realizaba LyFC quedaron a cargo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
A raíz de la extinción, los trabajadores comenzaron a presionar al Gobierno para revertir la medida con marchas multitudinarias. Sin embargo, en julio de 2010 la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló la liquidación de la empresa paraestatal.
"El hecho de que desaparezca la compañía no implica la desaparición del sindicato", aclara el académico Gustavo López. Un trabajador puede trabajar para cualquier empresa y pertenecer al SME, pues es decisión individual, explica.
En septiembre del 2011 el Gobierno de Calderón le otorgó la toma de nota a Martín Esparza y le dio facultades para la administración de bienes del sindicato.
"El dinero de los sindicatos no está diseñado para le exijan cuentas, la única que le puede pedir cuentas es la asamblea", indica Menéndez.
Esparza fue postulado para llegar al Congreso este 2012 por el Partido del Trabajo a través de la vía plurinominal.
"En el caso de que (LyFC) sea revivida o no, el SME puede seguir funcionando como un grupo sindical que tiene personas adheridas y que dan cuotas", asevera Gustavo López, experto del ITESM.
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