Alfredo Méndez | Periódico la jornada | Martes 10 de julio de 2012, p. 2
Una semana antes de la elección presidencial decenas de autobuses procedentes de diversos entidades transportaron a miles de personas al Centro Internacional de Exposiciones y Convenciones del Estado de México (Ciecem), ubicado en el municipio de Lerma.
Dentro del salón más grande de ese centro de negocios, dichas personas fueron colocadas en filas, clasificadas por apellidos.
Cada columna culminaba en una mesa en la que militantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) entregaron tarjetas de prepago expedidas por Soriana. A la mayoría de los convocados se les dio uno de esos plásticos, aunque hubo personas que recibieron hasta 10.
Las filas no sólo eran para repartir tarjetas. Los operadores de la compra de votos buscaban reclutar observadores del PRI.
Los operadores se comprometieron, semanas antes de la elección, a entregar pagos de entre 2 mil 500 y 5 mil pesos por persona, a cambio de la entrega de copia de la credencial de elector, para crear una lista de los priístas que vigilarían las casillas el primero de julio.
Se pidió a los asistentes al Ciecem recopilar nombres, direcciones y copias de credenciales de elector de probables votantes por el tricolor, con el fin de garantizar que el día de la elección se multiplicaran en cadena los probables sufragios por ese partido.
Personas que acudieron al Ciecem una semana antes del primero de julio relataron ayer a La Jornada la forma en que operó la presunta compra de votos en el estado de México.
“Había miles de personas en ese centro de convenciones. La gente del PRI tenía habilitados cajeros automáticos, no recuerdo de qué bancos, para disponer de efectivo inmediato.
“Decían (los priístas) que lo único que querían a cambio era que votáramos por los candidatos de PRI-PVEM, además de que les diéramos apoyo para recolectar copias de la credencial del IFE, y que fungiéramos como observadores de casilla. Hubo quien de plano se descaró y nos dijo que de lo que se trataba era de que recopiláramos a nuevos posibles votantes por Enrique Peña Nieto (candidato presidencial priísta)”, reveló una mujer que solicitó mantener su nombre en secreto.
“No faltó quien, el día de la elección, estuvo acarreando familiares y vecinos para exhortarlos a que votaran PRI, con el argumento de que con otro partido nos podía ir muy mal”, afirmó otra de las personas entrevistadas ayer.
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