domingo, 28 de octubre de 2012

La Reforma Laboral, teatro de mascaradas


27 DE OCTUBRE DE 2012

proceso


Legisladores del PRI durante la discusión de la Reforma Laboral en el Senado. Foto: Benjamin FloresDespués de la maratónica sesión del martes 23 en el Senado, donde se discutió la propuesta de Reforma Laboral enviada por Felipe Calderón al Poder Legislativo con calidad de “preferente”, dos cosas quedaron claras: Que nadie quiere asumir el costo político de aprobar una legislación impopular y que los juegos de alianzas y contra-alianzas en las Cámaras son frágiles, efímeros y pueden ser un dolor de cabeza para el próximo gobierno. Por lo pronto el alborozo panista por la aprobación de su proyecto fue apagado por el refrigerador de San Lázaro.

MÉXICO, DF (Apro).- En menos de dos meses de negociaciones, presiones y juegos de cálculo político la reforma laboral presentada por Felipe Calderón como iniciativa preferente ante el Poder Legislativo pasó de ser una "papa caliente" para el PRI y el próximo gobierno de Enrique Peña Nieto a una frustrada "enchilada completa" que quedará "enfriada" en la Cámara de Diputados, a unas cuantas semanas de que termine el gobierno panista. Tras la modificación de ocho artículos a la minuta procedente de San Lázaro en la maratónica sesión del martes 23 en el Senado, el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, decidió "enfriar" la minuta y advertir que la iniciativa había perdido su carácter de preferente ante la adición del artículo 388 bis, "con el cual estamos completamente en desacuerdo porque esto es poner a subasta los contratos colectivos", y la modificación del artículo 371 en donde el tricolor "insistirá que quede en los términos como salió de Cámara de Diputados".

La historia de la votación de ambos artículos constituye un retrato de cómo se modificaron las posiciones en el Senado, cómo el endurecimiento del PAN en el tema de la transparencia y democracia sindicales y las presiones de la cúpula empresarial sobre la Cámara de Senadores resultaron contraproducentes para el propio interés del gobierno de Calderón.

También son un retrato de cómo puede ser la correlación de fuerzas en la futura administración de Enrique Peña Nieto, si se rompe la negociación con el PAN.

La votación del Senado reflejó que el bloque formado por el PAN y el Frente Legislativo de Izquierda (PRD, PT y MC) hacen mayoría de 66 votos contra 62 del PRI y su aliado del Partido Verde.

LOS ARTÍCULOS POLÉMICOS

En la votación del artículo 371, la senadora del Panal, Mónica Arriola, hija de Elba Esther Gordillo, modificó la posición original que mantuvo su partido en la Cámara de Diputados y sumó su voto a los del PAN, PRD, PT y Movimiento Ciudadano, aprobándose un texto nuevo con 67 votos a favor y 61 en contra, del PRI y Partido Verde.

El cambio fundamental en este artículo fue incorporar la frase "voto libre, directo y secreto" para la elección de la dirigencia sindical. Se eliminaron cinco párrafos sobre las reglas para la rendición de cuentas, incluyendo "el derecho de las minorías a recibir información del manejo de recursos" y "consecuencias aplicables de la directiva por no rendir los informes correspondientes o por incurrir en malos manejos del patrimonio sindical".

Una de las negociaciones más importantes con el Panal para que sumara sus 10 votos al bloque del PRI, Partido Verde y PAN en la Cámara de Diputados fue incorporar al artículo 371 los requisitos de democracia sindical, tal como están en los estatutos del SNTE.

Sin embargo Gordillo ordenó un cambio de señal en la votación del Senado, según relataron a Proceso distintos participantes de las negociaciones.

Desde su curul Arriola sorprendió al propio coordinador de la bancada del PRI, Emilio Gamboa Patrón, al anunciar que se sumaba al bloque de panistas y de legisladores de las izquierdas, argumentando que "en Nueva Alianza estamos conscientes de que lo que se encuentra a discusión no es la autonomía sindical sino el voto libre y secreto, así como la rendición de cuentas de sus dirigentes".

‘VACUNA’

Para algunos negociadores de la reforma laboral, el Panal y Gordillo buscaron "vacunarse" del fracaso de la iniciativa preferente de Calderón y también lanzar una advertencia sobre el peso de su bancada en la Cámara de Diputados si el PRI y Peña Nieto no respetan su liderazgo.

El artículo más polémico aprobado por el Senado es el 388 bis, propuesto por la senadora perredista Alejandra Barrales en la última parte de la discusión en el pleno el martes 23. La ex dirigente sindical de sobrecargos argumentó en tribuna que esta adición tiene por objetivo "eliminar los mal llamados contratos de protección, que no son otra cosa más que contratos de simulación". Citó el caso del "pseudolíder sindical" Ramón Gámez, "que increíblemente ostenta hasta cinco mil contratos colectivos", tanto de tiendas departamentales como empresas de aviación.

Durante la sesión el PAN estuvo a punto de salirse del acuerdo con el PRD. "Si no vamos en este artículo se desecha la alianza en los otros temas" como la transparencia y la democracia sindical (364 bis, 365 bis, 371, 391 bis y 424 bis), le advirtieron los perredistas a Javier Lozano, ex secretario del Trabajo y principal artífice de la negociación con los legisladores de las izquierdas.

Finalmente el panista Javier Corral argumentó en tribuna a favor de este artículo y advirtió que las adiciones al artículo 71 constitucional "no dejan lugar a duda: El proceso bicamaral puede aprobar o modificar la iniciativa preferente".

Un estudio jurídico elaborado en la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, cuya copia obtuvo Proceso, considera que esta adición "desestabilizará el mercado laboral" y generará "una subasta de contratos colectivos nuevamente violando la ley".

LA ENCHILADA Y EL ENDURECIMIENTO

En conferencia de prensa dos días después de la sesión del Senado, Beltrones advirtió que su bancada no aprobará la reforma laboral antes del 1 de diciembre de 2012 porque "lo que buscamos es que los ánimos se enfríen y se serenen sobre todo las posiciones radicales", pero insistió en que "el presidente Enrique Peña tendrá una reforma laboral".

Beltrones le recordó al PAN y al gobierno federal saliente que no fue fácil "convencer a los trabajadores de que aceptaran como venía en la iniciativa el pago por hora. No fue fácil convencerlos de que los juicios laborales se constriñan a 365 días. No fue fácil convencer a los trabajadores de que podían llegar a hacerse contratos de medio tiempo".

El ex precandidato presidencial priísta reafirmó que la bancada del tricolor en San Lázaro se comprometía "a que el presidente Enrique Peña Nieto tenga una reforma laboral que, verdaderamente, cuide los principios y nos dé garantías y estabilidad laboral".

El coordinador de la bancada del PAN en el Senado, Ernesto Cordero, le respondió a Beltrones que el PRI, al igual que en 2010, "está anteponiendo sus intereses de partido, sus intereses políticos".

"Suena un poco como medio a berrinche, ¿no? Se las vamos a autorizar, pero no al presidente Calderón sino al presidente Peña", resumió el ex secretario de Hacienda y presidente de la Mesa Directiva del Senado.

‘OUTSOURCING’ Y TRANSPARENCIA SINDICAL

De la iniciativa preferente "inconsulta" que Calderón envió a la Cámara de Diputados, los dos temas que concentraron el escándalo y las negociaciones fueron el outsourcing y la transparencia y democracia sindicales.

Desde el principio los negociadores del PAN, Juan Bueno Torio y el coordinador Luis Villarreal, vinculado éste directamente con el líder nacional Gustavo Madero, aceptaron las modificaciones al esquema de pago por hora y la reglamentación al outsourcing, al tiempo que presionaron para mantener los temas que afectaban a las dirigencias de los sindicatos agrupados en la CTM, CROC y CROM.

El bloque de diputados del Frente Legislativo Progresista (PRD, PT y Movimiento Ciudadano) rechazaron en lo general la reforma, pero presentaron varias propuestas que, finalmente, también le sirvieron al PRI para modificar algunos puntos que dañaban los intereses de las centrales sindicales y frenar el esquema de pago por hora, sin el techo del salario mínimo, como proponían los empresarios.
Dominio legislativo priísta

Dominio Priista
Jesús Cantú | Proceso
Los primeros forcejeos de las fracciones legislativas, particularmente con motivo de la reforma laboral –enviada como iniciativa preferente por el presidente Felipe Calderón–, dejan muy claro que la mayoría que logra el PRI en la Cámara de Diputados, con el apoyo del PVEM y del Panal, le permitirá imponer condiciones por lo menos durante los próximos tres años.

El PRI ya dejó claro que hará valer dicha mayoría y, por lo tanto, no dejará pasar nada con lo que no esté de acuerdo, e inclusive se dará el lujo de establecer los tiempos, como ya precisó Manlio Fabio Beltrones, líder de la fracción tricolor en la Cámara de Diputados, ante la pregunta de si la reforma laboral estaría lista antes del 1 de diciembre.

En el pasado, incluso cuando estuvo en minoría, el PRI tuvo la habilidad de marcar las pautas, con prácticas no plausibles pero sin duda efectivas, en la negociación en paquete de diversos temas, con lo cual lograba obtener beneficios, a veces a cambio de futuros apoyos que en varias ocasiones no se concretaron.

Basta recordar cómo, en octubre de 2003, los priístas vendieron a los panistas el apoyo al incremento del IVA a cambio de imponer sus condiciones en la integración del Consejo General del Instituto Federal Electoral, lo que a la postre se tradujo en la exclusión de los partidos que ahora conforman el Frente Progresista. Los priístas consiguieron lo que deseaban, colocar a cinco de los nueve integrantes, y finalmente rechazaron la propuesta de reforma fiscal que presentó el entonces presidente Vicente Fox.

Pero no es el único ejemplo de cómo mezclaban diversos temas para lograr sus propósitos: Recuérdese aquel polémico acuerdo suscrito por los presidentes del PAN y del PRI, con la firma en calidad de testigo del entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, en el cual el blanquiazul se comprometía a no ir en alianza con la izquierda en las elecciones para gobernador del Estado de México. Y apenas el miércoles pasado, en una mesa radiofónica, el ahora líder de los senadores priístas, Emilio Gamboa, argumentó que si no aprobaron la reforma laboral en la pasada legislatura fue por las alianzas electorales entre el PAN y la izquierda en los comicios estatales.

Es evidente que para el PRI el fin justifica los medios y que es capaz de sacrificar las mejores iniciativas para el país en aras de mantener o ampliar sus privilegios, o simplemente cumplir sus compromisos con las fuerzas que lo apoyaron para regresar al poder. Para los tricolores no existe la lógica de cada asunto en sus méritos, es decir, en función de sus defectos y bondades, sino que en su pragmatismo extremo pueden negociar un asunto por otro, siempre y cuando se traduzca en un saldo positivo para su partido, sus militantes y/o sus simpatizantes, aun cuando vaya en demérito del bienestar general.

Por otra parte, el PRI es también el partido con la fracción más disciplinada; los votos particulares de la fracción priísta son excepcionales y normalmente conducen a la exclusión del partido o de posiciones relevantes de quienes los emitieron, lo cual también se traduce en una mayor fortaleza. Por elemental lógica, esta disciplina seguramente se acrecentará con su regreso a Los Pinos; y aunque todavía falta ver si ésta se traslada también a las fracciones de sus aliados, hasta hoy así ha sido. De modo que la escueta mayoría de un diputado puede ser sostenible mientras se mantenga la alianza partidista.

El ejemplo de la reforma laboral sirve para ilustrar el juego priísta y la falta de comprensión del mismo por parte de la oposición: Enrique Peña Nieto comprometió con los empresarios la flexibilidad laboral; y con los líderes sindicales, el sostenimiento de sus privilegios. Hasta hoy todo indica que se saldrá con la suya, debido a que el PAN optó simplemente por dejar constancia de su voluntad de impulsar la democracia sindical, aunque con plena conciencia de que el producto final no la incluirá.

Este es precisamente uno de los elementos que más debilitan la posición negociadora del PAN. Los priístas ya saben que siempre terminan quedándose con lo que ellos llaman lo posible y olvidan lo deseable; o bien, ceden ante la posibilidad de provocar lo que denominan una crisis institucional (como sería posponer la designación de los integrantes de un órgano de gobierno). Los panistas, en cambio, están dispuestos a perderlo o ganarlo todo, y no temen llegar a las últimas consecuencias; lógica que, en términos generales, también mantiene la izquierda, aunque siempre desde una posición de mayor debilidad o de menor fortaleza.

Por si las mismas condiciones no fueran ya de por sí favorables para el PRI y desfavorables para la oposición, la elección de los coordinadores de las fracciones las refuerza, pues mientras los tricolores se definieron por dos experimentados parlamentarios que están por segunda o hasta tercera ocasión como líderes de su fracción, panistas y perredistas optaron hasta por legisladores primerizos, como es el caso de Ernesto Cordero, quien por primera vez está en estas funciones, mientras que en el resto, aunque los tres designados han tenido experiencia legislativa, nunca han sido líderes de su fracción.

En estas condiciones, todo indica que si el PAN y el PRD no mejoran sus habilidades negociadoras, lo cual desde luego incluye la capacidad de ser menos predecibles (el PAN siempre cediendo en la recta final, y el PRD montando sus escándalos en las cámaras), el PRI impondrá sus condiciones durante los siguientes tres años.

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