Parques eólicos en México: pagos raquíticos, ganancias millonarias
En Europa, empresas destinan hasta 4% a dueños originales de las tierras
En el Istmo de Tehuantepec, los desembolsos no superan el uno por ciento
Roberto Garduño
Periódico La Jornada
Las
grandes empresas productoras de energía eólica asentadas en diversas
regiones del país, junto a las mineras que operan en casi una tercera
parte del territorio nacional, son beneficiarias de las leyes y acuerdos
promovidos por el gobierno federal que les garantizan pagos raquíticos a
los propietarios originales de la tierra por ocupar miles de hectáreas
donde han quedado instalados sus parques eólicos.
En
el ámbito internacional la remuneración pagada por las empresas
explotadoras de parques eólicos, por concepto de arrendamiento de
tierras, oscila entre 1 y 5 por ciento de los ingresos brutos por venta
de energía de una empresa de esas características. La Asociación Europea
de Energía Eólica señala como estándar que la renta de la tierra
representa 3.9 por ciento de los costos totales de la producción.
El
caso contrario se encuentra identificado en México. La caída del
arrendamiento de la tierra es drástica pues se ubica muy por debajo del
estándar internacional, al situarse en porcentajes que van de 0.025 por
ciento a 1.53 por ciento de los ingresos brutos.
La
Comisión para el Diálogo con los Pueblos Indígenas de México,
encabezada por Jaime Martínez Veloz, elaboró un estudio sobre la energía
eólica en México y la perspectiva social sobre el valor de la tierra.
Refiere que la implementación de los parques eólicos en México ha
generado el rechazo y la oposición social por parte de un sector de la
población, principalmente del Istmo de Tehuantepec.
Las casas de los habitantes de La Venta, Oaxaca, se ubican a unos cuantos metros de las hélices del campo eólico que generan energia electrica en ese lugar. Foto: Francisco Olvera |
Los
contratos se realizan en condiciones de desventaja para los
propietarios, porque las empresas se hacen del derecho de posesión de la
tierra durante 30 años, con posibilidades de renovarse otros 30, y
apropiarse de gran parte de las ganancias generadas por los parques
eólicos, al fijar los montos por el pago de la renta de cada hectárea
arrendada.
Las
notables diferencias por el pago de hectárea arrendada se comprueban
con los siguientes casos: en Argentina, el parque eólico Arauco SAPEM
obtuvo un ingreso bruto anual de 11 millones 862 mil dólares en el año
2012. Y pagó por arrendamiento de la tierra 4 por ciento a sus
propietarios originales.
En
España, el parque eólico La Noguera obtuvo un ingreso bruto de 10
millones 870 mil euros, y también pagó 4 por ciento por el arrendamiento
de la tierra. En Alemania, el parque Hamburg tuvo un ingreso bruto
anual de 10 millones 812 mil euros, y pagó también 4 por ciento.
En
Francia el parque eólico La Chapelle ganó en términos brutos 7 millones
310 mil euros, pagó por arrendamiento 4 por ciento de esa cantidad. En
Reino Unido el parque eólico Highland (ubicado en Escocia) tuvo un
rendimiento bruto de 7 millones 474 mil euros, y pagó por arrendamiento
de la tierra 4 por ciento del mismo.
En
Estados Unidos, el parque Big Blue Wind Farm tuvo un rendimiento bruto
de 7 millones 148 mil dólares, y también pagó el respectivo 4 por
ciento.
En
México, la empresa española Iberdrola (una de las consentidas por
Felipe Calderón Hinojosa) obtuvo en su parque eólico Bii Nee Stipa
ganancia bruta por 7 millones 148 mil dólares, y pagó por arrendamiento
0.025 por ciento, equivalente a 23 mil 600 pesos.
Caso
contrario, y quizá único en el país, es el del parque eólico La Mata-La
Ventosa, de la empresa francesa Energie Nouvelle, que obtuvo un ingreso
bruto anual de 27 millones 957 mil euros (equivalente a 480 millones de
pesos), y pagó 3.8 por ciento por el valor de la tierra, algo así como
16 millones 300 mil pesos.
Sobre
el particular, el análisis de la instancia federal señala que en México
“los aerogeneradores de las compañías españolas Acciona, Endesa,
Preneal, Iberdrola, Gamesa y Unión Fenosa se han instalado con base en
saqueos de tierras, amenazas, engaños y promesas incumplidas a
centenares de indígenas zapotecas y huaves del Istmo de Tehuantepec.
“Los
abusos se generalizan porque 60 por ciento de los ejidatarios de la
zona son analfabetos, situación que aprovechan los inversionistas para
cerrar contratos ventajosos, ya que hacen acuerdos de buena fe,
engañando a los indígenas para firmarlos y posteriormente actuar de
manera unilateral pagando un valor por debajo de lo que ganaría un
agricultor por el uso de su tierra para otras actividades”.
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