Primera
parte del reportaje original publicado en Proceso, No. 1930
Escrito
por Jenaro Villamil el 27 octubre 2013 a las 10:00 am
La noche del 28 de septiembre de 2009 un berrinche
del entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa decidió la liquidación de la
Compañía de Luz y Fuerza del Centro, tras una agria discusión con el líder del
Sindicato Mexicano de Electricistas, Martín Luis Esparza, pero también detonó
la estocada final a una pequeña empresa de telecomunicaciones, Tangentte,
propiedad del empresario Mark James, para beneficiar a WL Comunicaciones, de
Fernando Canales Clariond y a Grupo Televisa, propietario de Bestel, que
despojaron a esta compañía de una red de fibra óptica utilizada para servicios
de triple play.
“Esta es una historia de fraude, desacato,
declaraciones falsas, prácticas monopólicas absolutas y relativas y persecución
política”, advierte Mark James, un joven empresario de origen mexicano que
relató a Proceso su largo calvario frente al despojo del que fue objeto
por parte Grupo Televisa, en colusión con WL Comunicaciones, empresa de los ex
secretarios panistas Fernando Canales Clariond y Ernesto Martens, abiertamente
apoyados por la administración de Felipe Calderón.
“Tangentte fue despojada de una red de fibra óptica
de más de 2,270 kilómetros entre Laredo, Texas y 19 poblaciones de México. La
propia compra de la red de telecomunicaciones de Bestel por Televisa, violó las
obligaciones contractuales ratificadas por sentencia judicial desde inicios de
2007 que impedían su venta –sin la autorización previa de Tangentte- y, por
ende, plagada de irregularidades”, sintetizó Mark James.
“Por encima de la política de destruir toda
competencia, la motivación de Televisa de destruir a Tangentte era mucho mayor.
Encima de poner en duda su propiedad de la red Bestel, Televisa indebida e
ilegalmente incluyó la red de Tangentte dentro del paquete de garantías
entregadas al banco JP Morgan, como parte del paquete para obtener el préstamo
de esta institución”, acusó James.
De acuerdo con Mark James, en la misma cena donde
se decidió el futuro del SME también se dio la orden de beneficiar a la
compañía telefónica de Televisa (Bestel-Operbes) y a la empresa WL
Comunicaciones.
En esa cena del 28 de septiembre de 2009 estuvieron
presentes Calderón, Martín Esparza, Javier Lozano, secretario del Trabajo,
Fernando Canales Clariond, socio de WL Comunicaciones, Juan Molinar Horcasitas,
secretario de Comunicaciones y Transportes, y Cristóbal Canales, sobrino de
Fernando Canales y entonces socio de Mark James.
“Calderón se puso bien enojado. La cosa se va a
poner bien dura. Me voy del país”, recuerda James que le dijo su entonces
socio.
La disputa era por el redituable negocio de la
fibra óptica para servicios convergentes de telecomunicaciones. Calderón
decidió optar por beneficiar más a Grupo Televisa y cerrarle el acceso al SME.
El mismo Martín Esparza recordó así este episodio,
en entrevista con la reportera Rosalía Vergara:
“Se lo dije al presidente de la República y estaba
ahí Javier Lozano. Le dije: ‘¿quieres que esto avance? Danos nuestra concesión.
No nos la das, yo no los dejo entrar. Y ya firmada la concesión nos dicen con
quién hacemos alianzas, con Carlos Slim –dueño de Telmex- con quien tú me
digas. Pero no lo han hecho y nosotros no los dejamos subir” (Proceso No.
1719).
Según Mark James, Felipe Calderón se enfureció con
el desafío de Martín Esparaza. Doce días después de esa discusión, el sábado 10
de octubre de 2009, se dio el “sabadazo” en contra de la Compañía de Luz y
Fuerza del Centro, pero también se decidió “la muerte” de Tangentte.
“Tangentte no es la primera ni la última empresa de
telecomunicaciones embestida por Televisa. Sin embargo, nos tocó asiento de
primera fila en el teatro de Mexicana y de Luz y Fuerza del Centro. En el caso
del SME, nuestra muerte fue decidida la misma noche y producto de la misma
reunión que detonó la extinción de Luz y Fuerza.
“Simplemente, supieron esperar a que nuestras
reservas financieras estuviesen completamente comprometidas a la construcción
de nuestra red inalámbrica y la iluminación de la red óptica, de tal manera que
no existieran recursos para sobreponerse al despojo de la red”, sintetizó
James.
Todas las puertas se le cerraron al empresario. Ni
la Comisión Federal de Competencia, ni la Cámara de Diputados ni los tribunales
mexicanos ayudaron a James a revertir el despojo, concretado el 31 de mayo de
2011. En octubre de 2012 decidió solicitar asilo político en Estados Unidos.
Todos sus bienes desaparecieron o fueron robados.
Ahora, está de nuevo en México dispuesto a dar una
nueva batalla para exponer públicamente su caso.
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