Jesús Aranda
Periódico La Jornada
Jueves 21 de noviembre de 2013, p. 5
Después que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, afirmó la semana pasada que ‘‘no había sido previsto ningún evento para este 20 de noviembre’’, el Zócalo capitalino fue cercado por centenares de militares para que se llevara a cabo, por primera vez en este sitio, la ceremonia de entrega de ascensos y condecoraciones a los elementos del Ejército y de la Armada de México.
La conmemoración del 103 aniversario del inicio de la gesta revolucionaria se distinguió porque pasó de ser un desfile que en sus inicios (1941) fue civil y deportivo, a uno eminentemente castrense, con la participación de más de mil 200 cadetes de planteles militares y navales, integrantes de fuerzas especiales, fusileros paracaidistas, policías militares y miembros del Cuerpo de Guardias Presidenciales, además de una exhibición aérea que no incluyó a más de una docena de aviones y helicópteros.Ayer, la inesperada celebración tomó por sorpresa a las personas que laboran en el primer cuadro capitalino y a turistas, porque los filtros de seguridad dificultaron el tránsito peatonal y de vehículos en la zona, quienes molestos recriminaban a los soldados que no les avisaran previamente para tomar precauciones.
La efeméride no fue esta vez una fiesta popular, como el Desfile del 16 de Septiembre, del Zócalo al Auditorio Nacional: los únicos que accedieron a las gradas metálicas que fueron colocadas enfrente de Palacio Nacional fueron los familiares de los militares ascendidos y condecorados y estudiantes de escuelas básicas privadas y públicas.
En los edificios que rodean la Plaza de la Constitución se apostaron algunos turistas y trabajadores de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (en este inmueble fue colocada una enorme manta en contra de la ‘‘PRIvatización del petróleo’’) y del gobierno capitalino. El público en general no pudo ingresar a la plancha porque las vallas metálicas lo impedían.
Hace unos días, el secretario de Gobernación aseguró que no se había cancelado el desfile del 20 de noviembre porque no estaba contemplado hacerlo.
En los edificios que rodean la Plaza de la Constitución se apostaron algunos turistas y trabajadores de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (en este inmueble fue colocada una enorme manta en contra de la ‘‘PRIvatización del petróleo’’) y del gobierno capitalino. El público en general no pudo ingresar a la plancha porque las vallas metálicas lo impedían.
Hace unos días, el secretario de Gobernación aseguró que no se había cancelado el desfile del 20 de noviembre porque no estaba contemplado hacerlo.
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