19/11/2013 - 03:50 PM
Estanislao Arias Torres, miembro del Consejo de Pueblos Indígenas de Nacajuca, al frente de un grupo de pescadores encabezados por Mateo de la Rosa Ramírez, informaron que son socios del vivero ‘Bijitja’, (camino en el agua), ubicado en el poblado Tecoluta de ese municipio y que ayer domingo, al ir a alimentar a los peces, encontraron muertas a alrededor de 20 mil mojarras.Ambos pescadores denunciaron que cinco días antes aparecieron muertos también 10 mil peces en la ranchería La Cruz, del municipio de Jalpa de Méndez, vecino al poblado Oxiacaque, donde arde y sigue fuera de control el pozo Terra 123.
El vivero ‘Bijitja’, dijeron, fue construido con apoyo de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesca del gobierno del estado (Sedafop), quien les entregó los alevines (peces pequeños), pero ellos compraban la alimentación a razón 420 pesos el costal.
Arias Torres explicó que la crianza de los peces ya había pasado la primera y segunda etapa y estaban en la tercera, casi listas para su comercialización, cuando de repente amanecieron muertos y flotando.
“Esto es por la contaminación del pozo Terra 123 que generó lluvia ácida. Las mojarras murieron después de esto, ¿por qué no murieron antes?”, se preguntó.
Los afectados exigen indemnización a Petróleos Mexicanos (Pemex) y piden la intervención del gobierno del estado, así como de las universidades Juárez Autónoma de Tabasco UJAT) y Nacional Autónoma de México (UNAM), para analizar la contaminación que vierte el pozo Terra 123 y la paraestatal pague los daños que está causando a toda la comunidad indígena Chontal de la zona.
Los pescadores anunciaron que este caso de contaminación y olvido de Pemex de las comunidades indígenas, donde saca “miles de millones de dólares” de petróleo, será llevado al Foro de los Pueblos Indígenas de la ONU, pues desde 2007 las actividades de la paraestatal han “arruinado” sus tierras, cosechas, árboles frutales, lagunas, ríos y viveros y ya no tienen cómo ganarse la vida.
La bióloga Karla Patricia Gómez Márquez, egresada de la UJAT, opinó que uno de los problemas que enfrentan los piscicultores de mojarra tilapia es el alto índice de bióxido de carbono (CO2) en el ambiente.
En declaraciones para un diario local, comentó que al derramarse petróleo, las partículas que desprende al quemarse y precipitarse sobre los estanques rústicos de agua (como los viveros) se genera un descenso en los niveles de oxígeno causando la mortandad de los peces.
“El petróleo derramado es un peligro porque bloquea o irrita las branquias de los peces. Eso impide que respiren y así mueren”, señaló la académica.
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