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Ante la tumba de su padre, el señor Calderón juró renunciar al cargo antes que devolverle el poder al PRI. Pero con tal de vengarse de López Obrador, el ya en vías de extinción como presidente del montón, se ha resignado a legarle su gobierno militaroide-policiaco a un priismo antiguo que, con un candidato de Televisa y otros medios de comunicación, encuestadores vendidos al mejor postor, compra de votos, seduciendo al IFE y, tal vez también el TRIFE, venció no tanto a la pobrecita Cenicienta de Los Pinos sin príncipe ni carroza: Josefina, sino a Calderón, y está por verse que asuma el cargo.
Ante la tumba de su padre, el señor Calderón juró renunciar al cargo antes que devolverle el poder al PRI. Pero con tal de vengarse de López Obrador, el ya en vías de extinción como presidente del montón, se ha resignado a legarle su gobierno militaroide-policiaco a un priismo antiguo que, con un candidato de Televisa y otros medios de comunicación, encuestadores vendidos al mejor postor, compra de votos, seduciendo al IFE y, tal vez también el TRIFE, venció no tanto a la pobrecita Cenicienta de Los Pinos sin príncipe ni carroza: Josefina, sino a Calderón, y está por verse que asuma el cargo.
La élite del poder económico, los metiches embajadores y hasta el “rápido y furioso” Obama (quien regaló armas a los narcotraficantes en nuestro país), dan por hecho que Peña, su pandilla de Atlacomulco y su asesor Carlos Salinas de Gortari serán los sucesores. Por eso es que Calderón, de lo que sabemos, se ha entrevistado en dos ocasiones con Peña. El uno de julio, alrededor de las trece horas, fue recibido por éste en ¡la suite presidencial, claro! en el piso 40 del hotel Presidente-Continental, en Polanco, para sellar un pacto de impunidad para la familia Calderón-Zavala, para el temible policía García Luna y amigos y calderonistas de hueso azul. El reportero Miguel Badillo obtuvo esta información y la publicó en su columna Oficio de papel y en la revista Contralínea (de la que es director) del 8/VII/12.
Adicto al coñac, debieron brindar, abrazarse y desearse parabienes, emitiendo un boletín con puras falsedades. Calderón pisoteó el juramento a su padre (expulsado del PAN en los últimos años), dejó a la buena de su dios a Chepina (quien sufre males psicológicos por la tremenda paliza en las urnas) y quiere que así como Calderón otorgó impunidad a Zedillo y a Fox (quien se burló de Calderón y apoyó cínicamente a Peña con su empleado Manuel Espino), Peña lo cubra a él; sobre todo porque el Tribunal Penal de La Haya (en Holanda) lo tiene en la mira por los más de 100 mil homicidios de su guerra: soldados, policías y narcos contra mexicanos inocentes. Muertos de la risa deben haber festejado que el tribunal electoral ya está entrado en gastos (se dieron medio millón de pesos los siete magistrados, y dos de ellos ya adelantaron el fallo a favor de Peña) y que la toma de posesión, donde sea, es un hecho.
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