De Martín Esparza Flores
3 noviembre 2013
La Redacción / Palabra de Lector
Señor director:
A
cuatro años de nuestra lucha de resistencia, y con motivo de la
presente, me es grato enviarle un cordial y afectuoso saludo en nombre
de todos los miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME),
felicitándolo por su profesional desempeño al frente de un semanario que
es punto de referencia obligado en el acontecer nacional.
Apelando
como siempre a su apertura y pluralidad, deseo hacer algunas
precisiones sobre el reportaje publicado en Proceso 1930, del 27 de
octubre, bajo el encabezado: Calderón y Televisa: historia de una
confabulación, firmado por el reportero Jenaro Villamil, en cuyo
contenido se narran situaciones que es pertinente aclarar para que la
opinión pública tenga mayores elementos de juicio, sobre todo por el
contexto histórico que enfrenta nuestro país ante asuntos tan
trascendentes como la reforma energética.
De
acuerdo con la información proporcionada al señor Villamil por el
empresario Mark Randolph James, su socio, Cristóbal Mario Canales
Lebrija, le confió que durante una cena en la que él estuvo presente,
celebrada el 28 de septiembre de 2009, y que contó con la presencia de
su tío Fernando Canales; del entonces presidente Felipe Calderón: del
secretario de Trabajo, Javier Lozano; del secretario de Comunicaciones,
Juan Molinar Horcasitas, y supuestamente, de un servidor, se decidieron
dos cosas: una, la concesión a favor de la firma WL-Comunicaciones para
la explotación de la fibra óptica; y dos, el futuro del SME, mediante la
extinción de Luz y Fuerza.
Líneas
adelante nuevamente se me ubica en la supuesta reunión donde, según las
fuentes informativas, tuve un ríspido desencuentro con Calderón. Y cito
textual: “En su momento, Esparza contó este episodio a la reportera
Rosalía Vergara…”. Quiero por ello aclarar que nunca estuve en dicha
cena y desconozco en lo absoluto su veracidad y el contenido de la
misma. Ignoro si en el imaginario de la periodista de referencia se haya
concebido un suceso del cual nunca participe, como también lo menciona
Mark Raldolph, quien endosa a Cristóbal Canales el origen de su versión
expresada en la entrevista, sustento del reportaje.
Se
infiere en el cuerpo de la nota que el empresario Raldolph james fue
defraudado por el sobrino de Fernando Canales, su entonces socio, razón
por la cual se percató del despojo de que fue objeto para el manejo de
una concesión de fibra óptica, misma que le fue arrebatada para
favorecer a Televisa.
Lo
expuesto por el entrevistado, amén de las imprecisiones ya anotadas,
corrobora lo que desde hace años hemos venido denunciando en el sentido
de que el Decreto de Extinción de Luz y Fuerza buscaba desaparecer a la
entidad pública y al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), porque
existía un compromiso ya pactado del gobierno de Felipe Calderón para
otorgar el millonario negocio de la fibra óptica a la empresa
WL-Comunicaciones, donde aparecieron como socios mayoritarios Fernando
Canales y Ernesto Martens, quienes habían sido secretarios de Energía en
el sexenio de Vicente Fox.
A
cuatro años del brutal atropello contra el SME, la lectura del pasado
inmediato no deja duda alguna sobre los verdaderos motivos que llevaron a
Felipe Calderón a desaparecer a la empresa pública, como parte de un
encubierto proceso de privatización y desmantelamiento de la industria
eléctrica nacional, pues la cesión de la fibra óptica a favor de
empresas extranjeras y monopolios como Televisa no fue exclusiva de la
infraestructura de Luz y Fuerza del Centro (LFC), sino de la propia
Comisión federal de Electricidad (CFE).
Es
evidente que no fue la inviabilidad financiera de la paraestatal el
fundamento real de su desaparición, sino la estrategia neoliberal de
aniquilar y desaparecer a las empresas públicas. La entidad pudo haber
saneado sus finanzas, precisamente, mediante la utilización de sus más
de mil 100 kilómetros de la red de fibra óptica contenida en su
infraestructura. Valga recordar que en el Convenio de Productividad del
16 de marzo de 2008 el SME propuso en la cláusula decima realizar
estudios de factibilidad para que, junto con los directivos de LFC, se
solicitara a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes el
otorgamiento de una concesión para operar una red pública de
telecomunicaciones que hubiera redundado en beneficios tanto para la
población como para las finanzas públicas.
Documentos
oficiales comprueban que el 5 de diciembre de ese año la Junta de
Gobierno de Luz y Fuerza dio la anuencia para que su entonces director
general, Jorge Gutiérrez Vera, realizara los estudios de factibilidad
para concretar la propuesta del SME. El 17 del mismo mes, el funcionario
peticionó la opinión de la Secretaría de Energía (Sener) para continuar
con el proyecto.
El
11 de junio de 2009, la Sener emitió su aprobación para los directivos
de LFC gestionaran la mencionada concesión, razón por la cual el 30 de
junio se presentó el último trámite luego de haber dado total
cumplimiento a los 46 puntos peticionados por la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes (SCT).
En
el actual contexto, es de vital importancia decir a los mexicanos que
la contestación nunca llegó porque, en el siniestro doble lenguaje de la
anterior administración, la fibra óptica de LFC ya estaba reservada
para consorcios como WL-Comunicaciones y Televisa. Cuatro meses después
vino el artero golpe contra el SME, que también afectó a los usuarios de
la energía eléctrica de la zona centro del país con la imposición de
altas tarifas eléctricas y un mal servicio.
Si
en vez de favorecer a WL-Comunicaciones se hubiera optado por la
creación de una filial de LFC para brindar el servicio del triple play, a
precio y calidad competitivos en la zona centro del país, la
paraestatal habría tenido anualmente ingresos extra por 100 mil millones
de pesos. Recursos suficientes para sanear sus finanzas y beneficiar a
millones de personas en el acceso a herramientas de enseñanza básicas
como el Internet a un bajo costo y no al elevado precio que actualmente
imponen en el mercado las firmas privadas.
Es
por ello, señor director, de vital importancia resaltar las precisiones
aquí expuestas, porque no solo los miembros del Sindicato mexicano de
Electricistas, en resistencia, sino todos los mexicanos, debemos estar
conscientes del deber que tenemos con el futuro del país y de nuestros
hijos, en la defensa de nuestros recursos energéticos, ante el riesgo de
que sean desmantelados y entregados a consorcios privados, como ya
ocurrió con la fibra óptica de LFC, y como es oculta pretensión
insertada en la reforma energética.
Gracias de antemano por su solidaria atención.
Atentamente
“Por el Derecho y la Justicia del Trabajador”
Martín Esparza Flores
Secretario General del Sindicato Mexicano de Electricistas
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