domingo, 30 de septiembre de 2012

Por Peña Nieto, forcejeo Salinas-Zedillo


MÉXICO, DF (Apro).- A las 11:00 de la mañana del sábado 22 de septiembre, la mayoría de los mil 200 invitados a la boda de Juan Cristóbal Salinas Occelli, hijo del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, recibieron el siguiente mensaje por vía telefónica: "Para comodidad y seguridad de usted y su familia, el licenciado Salinas les informa que se suspende la ceremonia religiosa en la Iglesia de Nuestra Señora del Socorro, y les invitamos a que lleguen directamente a la recepción en el jardín San Ángel Inn a partir de las 12:00 horas".

 Extraoficialmente, el cambio fue para evitar que los jóvenes integrantes del movimiento #YoSoy132 irrumpieran en la boda y para que la "nota" al día siguiente del encuentro político-social-empresarial en torno al enlace de Juan Cristóbal Salinas y Natalia Esponda no dañara la imagen del ex mandatario.

 Carlos Salinas no ha perdido la oportunidad de volver a ser retratado y mencionado desde que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación entregó la constancia de mayoría a Enrique Peña Nieto como presidente electo.

 Apenas el 7 de septiembre, apareció como invitado especial en el Primer Informe de Gobierno del mandatario priísta de Quintana Roo, Roberto Borge. Ahí afirmó que "sólo una cirugía plástica" le borraría la sonrisa y que esperaba que Peña Nieto "sabrá estar a la altura de la enorme responsabilidad que va a tener".

 Un día después, el 8 de septiembre, el Departamento de Estado estadounidense otorgó la inmunidad a Ernesto Zedillo, sucesor y adversario político del propio Salinas. La sonrisa no se le borró al ex mandatario, pero sobrevinieron algunas señales preocupantes para su entorno.

 El 11 de septiembre, Enrique Peña Nieto firmó un acuerdo de colaboración con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), presidida por José Ángel Gurría, identificado como uno de los principales aliados de Ernesto Zedillo. Gurría también trabajó en el gobierno salinista, pero fue secretario de Relaciones Exteriores y titular de Hacienda y Crédito Público en el sexenio de "los neoliberales", como denomina el propio Salinas en sus libros recientes al periodo de Zedillo.

 Unas semanas antes, el 17 de agosto, en declaraciones a un portal informativo de Nayarit, el sacerdote Manuel Olimón, influyente integrante de la jerarquía católica, había declarado que es el ex presidente Ernesto Zedillo y no Carlos Salinas quien "realmente está detrás" de Peña Nieto.

 No sólo entre el alto clero, sino también en círculos de la burocracia priísta, se ven con preocupación algunos posibles nombramientos del futuro gabinete de Peña Nieto que tendrían más el sello de Zedillo que el de Salinas, a quien reiteradamente se identifica como el "padrino" político más encumbrado del mexiquense.

 EXHIBICIÓN DE FUERZA

 La fiesta estuvo perfectamente calculada y planeada para que Carlos Salinas de Gortari, a la usanza de los grandes socialités, apareciera no sólo como anfitrión de la boda de su hijo, sino también como pieza clave de los centros de poder empresarial y político más importantes del país, con los cuales negociará Enrique Peña Nieto.

 Según relataron a Proceso varios de los asistentes, Salinas de Gortari preparó una "mesa de honor" en forma de herradura, con más de 150 sillas, para que nadie se sintiera lejano al ex mandatario.

 Ahí estuvieron los dos coordinadores legislativos del PRI, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón; la ex jefa de Gobierno del DF, Rosario Robles; el ex secretario de Hacienda Pedro Aspe; los gobernadores Roberto Borge, de Quintana Roo; César Duarte, de Chihuahua; Javier Duarte, de Veracruz; Carlos Lozano, de Aguascalientes; Fausto Vallejo, de Michoacán; Manuel Velasco, de Chiapas, así como los ex gobernadores del Estado de México Alfredo del Mazo, tío de Enrique Peña Nieto, y Emilio Chuayffet.

 Muchos asistentes destacaron el "gran poder de convocatoria" de Carlos Salinas de Gortari, pero también advirtieron las ausencias más notables: no estaba ninguno de los integrantes del llamado "primer círculo" del presidente electo, Enrique Peña Nieto, que ese día culminaba su gira por Centro y Sudamérica, y tampoco ninguno de los colaboradores o futuros integrantes del gabinete peñista que están vinculados con el ex presidente Ernesto Zedillo.

 Ninguno de los directivos más importantes de Grupo Televisa ni de TV Azteca estuvo en el convivio. La hija de Ricardo Salinas Pliego, Ninfa Salinas, senadora recién elegida, acudió a dar los saludos de la familia. Y de los ministros de la Suprema Corte, Olga Sánchez Cordero también estuvo presente.

 Otro personaje presente en la ceremonia fue José Córdoba Montoya, el poderoso jefe de la Oficina de la Presidencia durante el sexenio de Salinas y artífice de la propuesta peñista para disminuir los diputados plurinominales en el Congreso y restablecer la "cláusula de gobernabilidad".

 LA DISPUTA ENTRE EX PRESIDENTES

 El recelo entre Salinas y Zedillo no es nuevo, pero se ha recrudecido en vísperas de la integración del equipo y del proyecto de gobierno de Enrique Peña Nieto, quien contó con el apoyo de ambos exmandatarios, aunque sólo se deslindó públicamente del primero.

 "Carlos Salinas no está detrás de mí. En esto he sido muy enfático: no lo está ni es mi asesor ni colabora con tu servidor. Insisto: la única relación es de respeto y cordialidad, tal como la tengo con todos los ex presidentes de México y la procuro", expresó Peña Nieto a Carlos Loret de Mola el 4 de marzo de 2011.

 La misma declaración la repitió en varias ocasiones como mantra durante la campaña electoral de 2012, mientras que tanto Salinas como Zedillo manifestaron su apoyo al ex gobernador del Estado de México.

 En enero de este año, durante el encuentro con directivos de bancos y representantes de compañías españolas de energía en el Foro de Davos, Suiza, Ernesto Zedillo externó su apoyo al ex gobernador mexiquense, según declaró Luis Videgaray.

 Salinas ha sido el más insistente en atacar a su sucesor, Ernesto Zedillo, a quien claramente ha acusado de ser el responsable de la crisis económica desatada en diciembre de 1994 y de encabezar el grupo de "los neoliberales".

 El ex presidente demostró no sólo tener información privilegiada, sino anticiparse al escándalo que meses después generaría la demanda en contra de Zedillo interpuesta por seis hombres y cuatro mujeres, presuntos sobrevivientes de la masacre ocurrida en diciembre de 1997, representados por el despacho de abogados Rafferty Kobert Tenenholtz Bounds & Hess, con sede en Miami, Florida.

 Durante prácticamente un año, Zedillo mantuvo silencio y evitó hacer declaraciones públicas. En paralelo, sus abogados solicitaron a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y al Departamento de Estado estadunidense otorgar inmunidad al expresidente mexicano ante la demanda presentada en la Corte federal de New Haven, Connecticut. Desde noviembre de 2011, la cancillería mexicana inició el trámite de solicitud a favor de Zedillo.

 El gobierno de Estados Unidos le otorgó la inmunidad el viernes 7 de septiembre de 2012, prácticamente un año después de que Salinas y el periódico La Razón revelaran la demanda civil contra Zedillo, que incluía el pago de una indemnización por 50 millones de dólares.

 El 10 de septiembre, Zedillo rompió el silencio y calificó como "falsa y calumniosa" la querella en su contra y advirtió: "responderé en consecuencia ante las autoridades pertinentes".

 "Las acusaciones de la demanda no son sólo falsas, sino calumniosas", afirmó en un mensaje publicado en el diario Yale Daily News, de la universidad donde Zedillo dirige el Centro de Estudios para la Globalización.

 Las reacciones en contra de la decisión de otorgar inmunidad a Zedillo fueron diversas, pero destacaron las críticas del obispo de Saltillo, Raúl Vera López —quien era obispo coadjutor en San Cristóbal de las Casas cuando se perpetró la masacre de 45 indígenas el 22 de diciembre de 1997—, las del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas y las del exómbudsman capitalino Emilio Álvarez Icaza.

 LAS REDES DE ZEDILLO

 La poderosa red de relaciones construidas por Carlos Salinas antes, durante y después de su sexenio sólo es comparable con la presencia de Ernesto Zedillo en multitud de organizaciones internacionales, pero también en medios de comunicación mexicanos y extranjeros.

 Zedillo es director del Centro para el Estudio de la Globalización, en Yale; consejero asesor en la Iniciativa para el Diálogo Político (IPD) de la Universidad de Columbia; asesor del Instituto Internacional de Economía; becario visitante del Centro para el Estudio del Gobierno Global, y miembro del Club Madrid y del Consejo Interacción.

 También mantiene presencia e influencia en consorcios mediáticos, de manera más eficaz aunque menos visible que Salinas de Gortari.

 Las redes de Zedillo se extienden, por supuesto, hasta Televisa. Desde 1997, año de la muerte de Emilio Azcárraga Milmo, "El Tigre", Zedillo, como presidente, apoyó al heredero Emilio Azcárraga Jean para que quedara como director y presidente del consorcio. No sólo eso. La operación de saneamiento financiero y bursátil de Televisa se realizó con el aval zedillista.

Fuente: Proceso

No hay comentarios :

Publicar un comentario