Julio Hernández López
Astillero la jornada
Hay una creciente carga de inconformidad social que al no encontrar cauces adecuados para su expresión pública pero, sobre todo, para su resolución, está manifestándose en diversos actos y reuniones oficiales de manera espontánea y atropellada, riesgosa ante el nerviosismo e irritación de los cuerpos de seguridad, casi siempre con jóvenes como decididos protestantes. En Nueva York, luego de participar en una ceremonia relacionada con el mercado de operaciones relacionadas con lo tecnológico, Nasdaq, Felipe Calderón escuchó que unos cuantos jóvenes le gritaban
¡asesino!, entre otros señalamientos(http://bit.ly/Se3WGh), sin que los guardaespaldas mexicanos y estadunidenses estuviesen en esa resonante ciudad en condiciones de retirar o silenciar a los opositores.
rateropor un estudiante de una secundaria técnica a la que había ido para entregar lentes gratuitos.
Ratas, rateros, devuelvan el dinero, gritaba el adolescente Miguel Ángel, según el reporte publicado en La Jornada por la corresponsal en Torreón, Lilia Ovalle (http://bit.ly/SmaR0n). La exigencia se refería a la enorme deuda pública heredada al actual gobierno por el anterior mandatario, Humberto, hermano de Rubén. Lo peor del caso es que, luego de que éste pretendió fallidamente entablar un diálogo con el alumno, y se despidió de él deseándole que Dios lo bendijera, entraron en acción los guaruras del gobernador:
Uno llegó por atrás y sujetó del cuello a Miguel Ángel; otro lo tomaba por el hombro. Afortunadamente, lo dejaron libre.
Y en Xalapa la periodista Adela Micha fue alcanzada en un hombro por un huevo lanzado por estudiantes de la Universidad Veracruzana, a los que de inmediato se identificó como miembros del movimiento #YoSoy132. Micha hablaba en la sede del Congreso local luego de recibir el doctorado honoris causa que le asignó la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (http://bit.ly/OxLMUS ), organismo público descentralizado que creó en agosto del año pasado el gobernador Javier Duarte (clases con horario
flexible,
educación abierta, semiescolarizada, a distancia,http://bit.ly/SX4Ozk, buscadas como opción por algunos de quienes no son aceptados en la Universidad Veracruzana).
A diferencia de lo sucedido en múltiples casos de periodistas veracruzanos que han sufrido amenazas, secuestros, golpizas y asesinatos (el caso más reciente, Andrés Timoteo, quien fue corresponsal de La Jornada y columnista de Notiver y, por amenazas, ha dejado la entidad para ir a Francia, según se menciona enhttp://bit.ly/SX1vIb), el gobierno veracruzano desplegó sus fuerzas de seguridad hasta encontrar a Jorge Luis Solano San Gabriel y Edgardo Daniel Hernández Calderón, quienes fueron encarcelados y luego liberados mediante el pago de 300 pesos de multa.
El despilfarrador ataque ovoide contra Adela es reprobable, aunque el contexto oficial es discutible. Valioso sería para Micha, quien tomó el asunto con buen humor, sin dramatizar ni victimizarse, reiterar su solidaridad con los periodistas amenazados y agredidos en Veracruz, dándoles difusión y evitando que el gobernador Duarte y su todopoderosa jefa de prensa, Gina Domínguez, quien ejerció similares funciones en Quintana Roo con Mario Villanueva como gobernador (http://bit.ly/nywCPH), pretendan usar la figura de la conductora de Televisa como aval de lo que sucede allá.
Otro tipo de protestas también parece quedar en la nada. Confirmando la enorme distancia entre las maquinarias institucionales y el sentir de una parte activa de la sociedad, ha sido aprobado sin mayores reparos el proyecto de reforma en materia laboral, que de manera conjunta empujaron el saliente Calderón y el entrante Peña Nieto. Los discursos oficiales dibujan una realidad totalmente distinta de la que proclaman en la calle quienes creen radicalmente inaceptables las modificaciones que consuman un amasiato sexenal bipartidista.
Lo sucedido en San Lázaro para aprobar esa walmartización del mercado laboral mexicano permitió, además, observar en la superficie procesal el puño duro con que el peñanietismo enfrentará la disidencia. A pesar de que su número no significaba ningún riesgo real de que las reformas fueran rechazadas, y de que muchos de ellos provenían del seno de un perredismo cuya mayoría estaba en pleno arreglo para sacarlas adelante, no se permitió ni siquiera un tiempo político y mediático de gracia para que algunos diputados de izquierda desahogaran su última carta de oposición física directa, al haber arrebatado el micrófono al presidente de la mesa directiva, Jesús Murillo Karam, y así obstruir técnicamente el citado proceso de aprobación de las reformas.
En otras circunstancias se hubiera permitido el cumplimiento de ese ritual aritméticamente intrascendente, pero en esta ocasión se reinstaló la directiva en uno de los balcones del salón de sesiones y se reanudaron los trabajos (una especie de adelanto de lo que se llegó a programar para la toma de protesta presidencial que ahora podrá llenar ese requisito hasta en una casa particular: cancelación de solemnidades ante cualquier atoro. La legalidad reconfigurada conforme a los nuevos tiempos: rómpase en casos de urgencia). Y se hizo saber que PAN y PRI están muy enojados y vengativos, porque el débil y ya prescindible coordinador de la bancada perredista, Silvano Aureoles (bajo la sombra de Amalia García), no cumplió los acuerdos que consistían en no tomar la tribuna ni interrumpir el tan famoso proceso de aprobación, aunque el sol azteca sí tendría derecho a discursear en tribuna y a patalear, pero en su asiento.
Y, mientras Calderón dice en Morelia que la
guerracontra el narcotráfico fue
por amora su tierra y a los michoacanos, y Hugo Chávez da a conocer que él votaría por Obama si le fuera posible, ¡hasta mañana, leyendo al general colombiano Óscar Naranjo en El País (http://bit.ly/TSRDWD ):
llamar guerra a la política de seguridad en México es un error garrafal!
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