lunes, 18 de abril de 2016

Cambian hábitos para sobrevivir en la oscuridad en Huauchinango

 HUAUCHINANGO, Pue.- Hábitos de los ciudadanos de este municipio y de Ahuazotepec y Juan Galindo se han modificado en los últimos dos meses debido a los prolongados cortes de energía eléctrica, los cuales ocurren regularmente después de las 19:00 horas, por lo que la gente recorre las calles en la oscuridad o con la poca luz natural, recuperando charlas y lecturas a falta de la señal de la televisión y las fallas del internet.

El Sol de Puebla
14 de abril de 2016

por Heriberto Hernández

El tema de los apagones ha invadido los medios de comunicación, las pláticas de banqueta, las charlas de sobremesa y hasta los pleitos y debates entre las autoridades y algunos de sus detractores, quienes no dudan -unos y otros-, en echarse la culpa por la falta de luz, dejando de lado el problema de fondo: la irregularidad en el servicio desde hace 7 años cuando Felipe Calderón extinguió Luz y Fuerza del Centro; la falta de un contrato que rija la relación con CFE y el golpe económico que significó para la región esta medida.

Tal vez, lo único que sigue su curso sin alteraciones son las misas vespertinas en la singular parroquia de Huauchinango o en el Santuario dedicado a su santo patrono: el sacerdote llega preparado a oficiar la eucaristía, lo mismo hace la gente. 

El cura carga una lámpara de mano y una bocina de mediano tamaño que coloca en el altar, le conecta un micrófono y, a lo lejos, sólo se alcanza a ver el diminuto foco rojo del altavoz y la linterna que sostiene el acólito o sacristán, mientras se leen las "sagradas lecturas".

En las calles de la ciudad, muchos procuran caminar en grupos de más de dos personas para inhibir alguna acción delictiva, como asaltos, robos, u otras agresiones. No todos lo han logrado, se habla de un taxista golpeado y robado; de una mujer también golpeada.

Quienes trabajan por "tarea o destajo" y regularmente terminaban su jornada entrada la noche, como los obreros de una pequeña maquiladora de ropa, empleados del servicio doméstico, o capturistas de datos, decidieron iniciar sus labores a un hora más temprana. Esto si es que el servicio de energía eléctrica no se interrumpe a una hora distinta de la que ha venido ocurriendo: entre las 18 y las 19 horas.

Algunos restaurantes o pequeñas fondas de alimentos, cambiaron sus rutinas: acumulan ingredientes que deben ser molidos en una licuadora para irlos utilizando aunque no haya luz, es decir, hay que aprovechar las horas; fabrican sus pasteles más temprano para usar sus batidoras y preparan café en sus electrodomésticos para luego calentarlo en sus estufas.

En algunos locales comerciales se pueden ver plantas de energía eléctrica que funcionan con diesel; los empresarios invirtieron en estas generadoras y acostumbran dotarse del combustible cuando hay luz para que en el momento en el que se interrumpa el suministro, las máquinas entren en función y así evitar dejar de prestar sus servicios.

En las viviendas se está optando por proteger los aparatos electrónicos con reguladores o baterías, que después de cinco o hasta 30 minutos, permiten pagar los artefactos para evitar daños o, simplemente, al salir de sus casas dejan desconectados sus utensilios para evitar las variaciones de voltaje que han dejado pantalla, refrigeradores y hornos de microondas quemados.

El cambio de hábitos es común entre quienes viven en Huauchinango, Juan Galindo y Ahuazotepec, es una forma de resistir la "embestida" de la llamada empresa de clase mundial que quiere hacer cobros millonarios, sin haber tomado nunca la lectura de los consumos y, según se ha informado a la población, sin que tenga derecho a hacerlo.

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