Martín Esparza Flores
FECHA:15 MARZO, 2014
El secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, lanzó hace unos días su “anatema” oficial de sancionar a los maestros y los gobiernos de los estados que busquen aplazar la puesta en marcha de la reforma educativa, reafirmando con ello el trasfondo intolerante de su origen y la ausencia total de consensos para aquellos a los que ahora se les busca imponer una contrarreforma que no impulsará un auténtico cambio en el modelo educativo a favor de los estudiantes, sino la propuesta privatizadora dictada por organismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que ocasionará inestabilidad laboral a miles de maestros y el gradual deterioro en su nivel de vida.
Apoyado en la complicidad de los medios, Chuayffet insiste en endilgar a los mentores su renuencia a ser evaluados, pero sistemáticamente evade tocar las propuestas hechas al respecto en los diez foros regionales celebrados con antelación a la aprobación de la iniciativa, a instancias del magisterio democrático, por especialistas en la materia, profesores de todo el país y hasta padres de familia. Puntos de vista que en la más totalitaria de las actitudes políticas, sencillamente fueron ignorados.