FECHA:1 FEBRERO, 2014
REVISTA SIEMPRE
-II-
Requisito primario para la consumación de las reformas estructurales impuestas unilateralmente al pueblo de México, la reforma laboral demostró no ser la fórmula mágica para crear el millón de empleos anuales prometidos a inicios de la actual administración.
Desde el periodo de transición, tanto panistas como priistas bregaron para que la propuesta fuera aprobada en el Congreso antes del primero de diciembre de 2013 en que se verificó el cambio de poderes; de manera insólita voces del sector obrero del PRI que años atrás la habían desechado terminaron por sumarse a su favor, conscientes del retroceso que ésta implicaba para los derechos laborales de millones de trabajadores, e incluso para la existencia misma de sus sindicatos corporativos.
La tesis central fue siempre que se generarían al año un millón de empleos estables y bien remunerados; sin embargo, al revisar las cifras de organismos como el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y el IMSS, el panorama muestra todo lo contrario: al último trimestre del 2013, dictan los análisis del INEGI, 2 millones 600 mil mexicanos en edad productiva se encontraban en situación de desempleo y al cierre de diciembre pasado, reportaba el IMSS apenas 463 mil nuevas afiliaciones contra 711 mil de 2012. Mientras que 29 millones de mexicanos subsisten en la informalidad.