martes, 3 de marzo de 2015

Cimientos del constituyente ciudadano

28 febrero, 2015
México en pos de una nueva Constitución/I
Martín Esparza Flores revista siempre
Trastocada en su sentido social por los cientos de cambios realizados a su articulado por los gobiernos neoliberales a lo largo de tres décadas, la Constitución de 1917 llegó el pasado 5 de febrero a sus 98 años, urgida de una cirugía mayor que salve de su inevitable muerte a sus principios revolucionarios, plasmados en su contenido original a favor del pueblo de México.
Nuestra Carta Maga reclama hoy que sea su pueblo quien le devuelva su cabal salud y le defienda de los embates de una clase política que ha terminado por entregar sus fundamentos de justicia y defensa de la nación a favor de los intereses de los organismos financieros internacionales.
Mexicanos comprometidos en rescatar al país han dado el primero paso en los trabajos de la Asamblea Constituyente Ciudadana-Popular, que reunió el 5 de febrero en el Centro Cultural Universitario a personalidades y líderes de las más diversas organizaciones y expresiones sociales del país entre las que figuraron el pintor Francisco Toledo, el obispo Raúl Vera, el poeta Javier Sicilia, entre otras muchas, estando presente en el histórico evento el Sindicato Mexicano de Electricistas.

De este primer encuentro que habrá de reproducirse por todos los rincones del país convocando a millones de mexicanos a sumarse a la defensa y replanteamiento de nuestra Constitución, quedó en claro que el cúmulo de reformas realizadas de manera indiscriminada e irresponsable a nuestra Ley Fundamental por actual élite política, terminó por desmantelar los postulados sociales plasmados hace 98 años por el constituyente de Querétaro.
Los tecnócratas que desde hace 30 años se apoderaron del control del país destruyeron un articulado que en su momento fue ejemplo a seguir en el todo el mundo por sus conquistas sociales, plasmadas en artículos como el tercero, 27 y 123 que garantizaban el derecho a la educación pública, la propiedad social de la tierra, el derecho al trabajo, a un salario justo y a la seguridad social de millones de mexicanos.
A la fecha, los efectos son devastadores y el cúmulo de reformas aplicadas por un poder legislativo cómplice y servil a las órdenes del ejecutivo, han terminado por trocar las leyes antes justas en mecanismos de control político que han empobrecido a la población, atropellando sus más elementales derechos humanos, cancelando además el desarrollo de todo el país.
Como en su momento lo expusiera el obispo Vera, es tal el tamaño de los daños inferidos a nuestra Constitución, que no puede soslayarse bajo ningún motivo la sentencia emitida en noviembre pasado por el Tribunal Permanente de los Pueblos, en la que se estableció que México “tiene que refundarse” de manera urgente; y con él, su Carta Magna.
Tan sólo en el sexenio de Felipe Calderón y en el actual, se han realizado 153 reformas que terminaron por postrar la soberanía nacional, despojando a millones de mexicanos de su derecho a una vida digna, cancelando el futuro de las nuevas generaciones. Las decisiones políticas se siguen tomando en función de mantener los privilegios de una reducida minoría, sin tomar en cuenta el parecer de millones de mexicanos que son los directamente afectados por la pérdida de sus derechos ante un Estado que abandonó su papel como protector del bienestar de las mayorías.
Por eso, se inició ya por todo el país el nacimiento de un nuevo constituyente que exprese el verdadero sentir de un pueblo que va a empezar a dar la batalla por recuperar el sentido social de su Constitución.


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