martes, 15 de septiembre de 2015

En busca de la justicia y el resarcimiento

Hace unos días se anunció que se logró un acuerdo con el Sindicato Mexicano de Electricistas para que los ex trabajadores de Luz y Fuerza emprendan un negocio a cambio de los pasivos laborales que reclama el sindicato al desaparecer la empresa en la que laboraban (la CLyFC).
El Gobierno Federal aportará la concesión de 20 plantas de generación eléctrica en el área centro, las cuales serán explotadas por la cooperativa que formaron los trabajadores, una forma de resarcir el daño que muestra que se puede lograr consenso social además de crecimiento económico y una forma de hacer justicia.
Algo semejante están esperando los trabajadores de Mexicana, aunque no está claro qué ocurrirá con el quebranto que sufrió la aerolínea, qué pasará con los responsables de este desastre y sobre todo, cuál será el destino final de los bienes que en el pasado formaron parte de la Primera Línea Aérea de Latinoamérica.
De entrada, sabemos que el exdueño de la concesión federal vive sin preocuparse del tiradero que quedó. Los mermados activos que dejó en su momento se dividieron en dos: los de la “masa concursal” hoy en manos de la Sindicatura de la quiebra y lo que fueron a parar a un fideicomiso guarecido en el MRO.
En ambos casos de lo que se trataba era de que el producto de la venta se destinara al fondo de liquidación de los ocho mil 650 trabajadores, pero el asunto no ha prosperado por una serie de razones, entre las que destaca que debe haber castigo a los responsables, que muestre a las claras que el quebranto no quedó impune y para cerrar la herida es indispensable sacar de dentro lo que duele, es decir, que haya rendición de cuentas y medidas para que no se repita.
El MRO está hoy en pleno ejercicio de comercio, amparado en un fideicomiso donde los acreedores como BanorteBancomext y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) capitalizaron sus créditos y pulverizaron la participación del abogado Gastélum, que quedó en el 1% (más o menos lo que pagó por las acciones).
El MRO mantiene hasta la fecha las acreditaciones que Mexicana fue logrando a lo largo del tiempo. Las más importantes son las de autoridades aeronáuticas estadounidense, canadiense y europea, y una serie de países latinoamericanos.
Además de sus instalaciones, el MRO posee las 9 aeronaves y 17 motores que es todo lo que le quedó a la aerolínea una vez devueltos todos los aviones en arrendamiento.
Queda aún pendiente la resolución de un litigio con Grupo Aeroportuario del Pacífico por rentas en el Aeropuerto de Guadalajara y está a punto de firmarse un acuerdo por el cual se borraría el adeudo de 60 millones de pesos y se espera recuperar lo que se invirtió en la adecuación del terreno.
El consejo del MRO está formado por representantes sindicales y de acreedores, hoy accionistas. Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) también tiene derechos “litigosos” y garantías hipotecarias y prendarias sobre bienes de la CMA (edificios y refacciones, por ejemplo) que pueden aportarse para que después se venda el MRO y ahora sí que “de lo perdido, lo que aparezca” pues aún no se sabe cuál es el precio al que podría venderse este bien que servirá para resarcir el mal.
En todo caso, es indispensable hacer una valuación y –como dijimos al inicio- que estas acciones formen parte de una gestión en pro de la justicia y el resarcimiento cabal de los daños causados, empezando por el gran daño moral que se le causó a este país y a sus trabajadores.
Y esto, también se oyó en 123.45. Se requieren acciones conjuntas en pro de la justicia para que haya punto final. Y si hay acuerdo como el del SME el punto será mejor.
Twitter: @charoaviles

No hay comentarios :

Publicar un comentario