Carlos Fernández-Vega
la jornada
El inquilino de Los Pinos decretó tres días de luto nacional por el bestial atentado en el casino Royale de Monterrey. Pretende tapar la realidad con un dedo, pues, con Felipe Calderón en la residencia oficial, México acumula mil 730 días de luto nacional permanente.De siempre se ha sabido que entre las principales gracias de los casinos que operan en el país –manejados por un grupúsculo de mafiosos ligados al poder político– destacan el tráfico de influencias, la corrupción, el lavado de dinero, el mercado negro de los permisos federales y el intercambio de éstos por favores mediáticos con finales electorales, todo ello con la decidida participación de funcionarios federales –Secretaría de Gobernación, principalmente–, estatales y municipales. Todos lo saben, menos –eso dicen– quienes por ley están obligados no sólo a conocerlo, sino a actuar para prevenir delitos y evitar actos de brutalidad como el registrado en la sultana del norte. Eso sí, la supuesta autoridad asegura que va a proceder. Claro, tal cual lo hizo en el caso de la guardería ABC.
Pero no os preocupéis, que ya viene el quinto "informe de gobierno", el de las cuentas alegres, los "éxitos" de saliva, los "golazos" al crimen organizado y demás maravillas inexistentes. Y para "calentar" el ambiente, como es tradición, el inquilino de Los Pinos bombardea mediática e indiscriminadamente a los mexicanos para que conozcan sus "logros" virtuales, como si los habitantes de este país no padecieran la realidad. Felizmente se puede apagar la tele y/o el aparato de radio, pero entre los datos duros que la población ni de lejos encontrará en el citado "informe" y mucho menos escuchará en el brutal bombardeo propagandístico, se cuentan los incluidos en el más reciente análisis (Desocupación, un problema social y económico que persiste) del Centro de Investigación en Economía y Negocios, del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, del que se toman los siguientes elementos.
La estabilidad social mantiene un fuerte nexo con el empleo, es por ello que al aumentar la desocupación existe una mayor probabilidad de exacerbar las condiciones de inestabilidad que privan en el país. Sin una solución a los problemas del mercado laboral, las estrategias orientadas a garantizar el retorno a las condiciones de seguridad que se necesitan en México serán insuficientes para la consecución de un entorno económico y social más favorable para el desarrollo de las personas y de las empresas. A pesar de que la tasa de desocupación de julio con respecto al mismo periodo del año anterior presenta una ligera disminución, ésta ha sido marginal e insuficiente, siendo además la más alta (mensual) de todo el año en curso.
Es preocupante observar que, en promedio, las tasas de desocupación correspondiente a los primeros siete meses de 2008, 2009 y 2010, son las mismas, es decir, en México aún se conserva un problema de desempleo tan grave como en el periodo de crisis. Estos resultados reflejan el fracaso de las políticas económicas implementadas en 2010 para colocarlo como un año de recuperación económica. De igual manera, la tendencia alcista de dicho indicador continúa mostrando evidencia de que la situación podría exacerbarse aún más. Debe citarse que el avance de la informalidad no ha detenido el aumento de la desocupación
El mercado laboral mexicano, además de una elevada desocupación, presenta condiciones de alta vulnerabilidad y volatilidad. Por un lado, la precariedad del empleo persiste en niveles inaceptables, la mayor proporción de la población ocupada permanece en una condición de precariedad. En tanto que, pese a que el IMSS muestra evidencia relativamente positiva en el registro de empleo, 40 mil 972 trabajadores registrados en julio, éstos en su mayoría son de carácter eventual (cerca del 60 por ciento). Otra situación de cuidado es la de aquellos trabajadores que, a pesar de estar ocupados, no perciben una remuneración suficiente para mantener una familia; de tal manera que tener empleo no garantiza estar fuera de la línea de pobreza.
Todo lo anterior corresponde a cifras del mes de julio; es decir, incluso cuando la actual situación global aún no ha permeado en el sistema económico mexicano. Es evidente que el mercado laboral muestra fuertes evidencias de debilidad y precariedad, provocando tasas similares a las dadas en la crisis; siendo las mujeres la población más afectada con una tasa de 5.8 por ciento contra 5.5 por ciento correspondiente a los hombres. Queda más que evidenciado que no se trata de una cuestión coyuntural, sino que existe un grave problema estructural de fondo.
Los datos de desocupación señalan, además, la persistencia de la pobreza y, por lo tanto, condiciones que desfavorecen el bienestar de la población. La economía mexicana se encuentra ante un nuevo desafío: creación de empleo digno y que dé cabida a la población económicamente activa, al mismo tiempo que se ofrezcan mejores condiciones económicas para el sector privado, en términos de competitividad. De no enfrentar el reto implicaría la exacerbación de la inestabilidad social.
El reporte de la desocupación (Inegi) por entidad federativa muestra que durante los primeros siete meses del año, prácticamente la mitad de los estados registró una tasa de desocupación similar o superior a la del mismo periodo de 2010. Derivado de ello es plausible afirmar que no existe un avance significativo en la recuperación del mercado laboral a nivel estatal. Particularmente delicado es el hecho de que estados como Guerrero, Oaxaca y Puebla, algunos de los más pobres del país, tengan algunos de los incrementos más significativos. De igual forma, puede resaltarse que en dicho periodo Zacatecas mantuvo el mayor aumento en la tasa de desocupación del país.
Lo anterior continuará impulsando la migración de mexicanos al exterior, particularmente hacia Estados Unidos, donde el problema radica en que no necesariamente encontrarán las oportunidades laborales que cubran sus necesidades, situación que puede provocar un retorno de inmigrantes que presionen aún más las precarias condiciones del mercado laboral mexicano.
En lo que corresponde al escenario positivo, Coahuila, Distrito Federal y Querétaro son las entidades que tienen una reducción en materia de desocupación durante los primeros siete meses del año. Si bien el estado de México, Nuevo León y Jalisco manifiestan una baja menor, en general las cuatro entidades de mayor peso económico han contribuido a que el problema de la desocupación no se eleve aún más. No obstante, si la desaceleración se prolonga, particularmente en aquellos estados vinculados a la industria de las manufacturas, ello terminará por influir negativamente sobre la creación de empleos y las condiciones de los trabajadores.
Las rebanadas del pastel
¿Cuántos más?
Pero no os preocupéis, que ya viene el quinto "informe de gobierno", el de las cuentas alegres, los "éxitos" de saliva, los "golazos" al crimen organizado y demás maravillas inexistentes. Y para "calentar" el ambiente, como es tradición, el inquilino de Los Pinos bombardea mediática e indiscriminadamente a los mexicanos para que conozcan sus "logros" virtuales, como si los habitantes de este país no padecieran la realidad. Felizmente se puede apagar la tele y/o el aparato de radio, pero entre los datos duros que la población ni de lejos encontrará en el citado "informe" y mucho menos escuchará en el brutal bombardeo propagandístico, se cuentan los incluidos en el más reciente análisis (Desocupación, un problema social y económico que persiste) del Centro de Investigación en Economía y Negocios, del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, del que se toman los siguientes elementos.
La estabilidad social mantiene un fuerte nexo con el empleo, es por ello que al aumentar la desocupación existe una mayor probabilidad de exacerbar las condiciones de inestabilidad que privan en el país. Sin una solución a los problemas del mercado laboral, las estrategias orientadas a garantizar el retorno a las condiciones de seguridad que se necesitan en México serán insuficientes para la consecución de un entorno económico y social más favorable para el desarrollo de las personas y de las empresas. A pesar de que la tasa de desocupación de julio con respecto al mismo periodo del año anterior presenta una ligera disminución, ésta ha sido marginal e insuficiente, siendo además la más alta (mensual) de todo el año en curso.
Es preocupante observar que, en promedio, las tasas de desocupación correspondiente a los primeros siete meses de 2008, 2009 y 2010, son las mismas, es decir, en México aún se conserva un problema de desempleo tan grave como en el periodo de crisis. Estos resultados reflejan el fracaso de las políticas económicas implementadas en 2010 para colocarlo como un año de recuperación económica. De igual manera, la tendencia alcista de dicho indicador continúa mostrando evidencia de que la situación podría exacerbarse aún más. Debe citarse que el avance de la informalidad no ha detenido el aumento de la desocupación
El mercado laboral mexicano, además de una elevada desocupación, presenta condiciones de alta vulnerabilidad y volatilidad. Por un lado, la precariedad del empleo persiste en niveles inaceptables, la mayor proporción de la población ocupada permanece en una condición de precariedad. En tanto que, pese a que el IMSS muestra evidencia relativamente positiva en el registro de empleo, 40 mil 972 trabajadores registrados en julio, éstos en su mayoría son de carácter eventual (cerca del 60 por ciento). Otra situación de cuidado es la de aquellos trabajadores que, a pesar de estar ocupados, no perciben una remuneración suficiente para mantener una familia; de tal manera que tener empleo no garantiza estar fuera de la línea de pobreza.
Todo lo anterior corresponde a cifras del mes de julio; es decir, incluso cuando la actual situación global aún no ha permeado en el sistema económico mexicano. Es evidente que el mercado laboral muestra fuertes evidencias de debilidad y precariedad, provocando tasas similares a las dadas en la crisis; siendo las mujeres la población más afectada con una tasa de 5.8 por ciento contra 5.5 por ciento correspondiente a los hombres. Queda más que evidenciado que no se trata de una cuestión coyuntural, sino que existe un grave problema estructural de fondo.
Los datos de desocupación señalan, además, la persistencia de la pobreza y, por lo tanto, condiciones que desfavorecen el bienestar de la población. La economía mexicana se encuentra ante un nuevo desafío: creación de empleo digno y que dé cabida a la población económicamente activa, al mismo tiempo que se ofrezcan mejores condiciones económicas para el sector privado, en términos de competitividad. De no enfrentar el reto implicaría la exacerbación de la inestabilidad social.
El reporte de la desocupación (Inegi) por entidad federativa muestra que durante los primeros siete meses del año, prácticamente la mitad de los estados registró una tasa de desocupación similar o superior a la del mismo periodo de 2010. Derivado de ello es plausible afirmar que no existe un avance significativo en la recuperación del mercado laboral a nivel estatal. Particularmente delicado es el hecho de que estados como Guerrero, Oaxaca y Puebla, algunos de los más pobres del país, tengan algunos de los incrementos más significativos. De igual forma, puede resaltarse que en dicho periodo Zacatecas mantuvo el mayor aumento en la tasa de desocupación del país.
Lo anterior continuará impulsando la migración de mexicanos al exterior, particularmente hacia Estados Unidos, donde el problema radica en que no necesariamente encontrarán las oportunidades laborales que cubran sus necesidades, situación que puede provocar un retorno de inmigrantes que presionen aún más las precarias condiciones del mercado laboral mexicano.
En lo que corresponde al escenario positivo, Coahuila, Distrito Federal y Querétaro son las entidades que tienen una reducción en materia de desocupación durante los primeros siete meses del año. Si bien el estado de México, Nuevo León y Jalisco manifiestan una baja menor, en general las cuatro entidades de mayor peso económico han contribuido a que el problema de la desocupación no se eleve aún más. No obstante, si la desaceleración se prolonga, particularmente en aquellos estados vinculados a la industria de las manufacturas, ello terminará por influir negativamente sobre la creación de empleos y las condiciones de los trabajadores.
Las rebanadas del pastel
¿Cuántos más?
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