domingo, 12 de abril de 2015

Clamor nacional, otra Carta Magna

Los principios de la Constitución no pueden ser materia de reformas o negociaciones de cúpulas partidistas
México en pos de una nueva Constitución / IV y última
Martín Esparza Flores 
Siempre!
MArtin-Esparza11 de abril de 2015
A casi un siglo de su promulgación, nuestra fracturada Carta Magna ha permitido a los gobiernos neoliberales blindarse con una coraza de impunidad que les confiere el poder de desoír lo mismo el clamor de la justicia del pueblo de México como las observaciones de los organismos internacionales, en la violación sistemática a los derechos humanos. Luego de más de 530 modificaciones a su articulado original nuestar Constitución Política ha terminado por por anteponer los intereses de decenas de miles de ciudadanos, trabajadores y pueblos indigenas que reclaman un nuevo orden jurídico donde se recobre la esencia misma del derecho público, hoy pulverizado por el avasallante derecho corporativo al que vienen sirviendo los gobiernos en turno.
La también aniquilada división de poderes, que derivó en una incondicional postración del Legislativo y Judicial al Ejecutivo, permitió en las últimas tres décadas un uso y abuso del artículo 135 constitucional que faculta al Congreso de la Unión a adicionar o reformar el contenido de nuestra Ley Fundamental, a la par de sus apéndices en las legislaturas locales. Diputados y senadores han aprobado e impulsado leyes secundarias que terminaron por inundar los códigos de dospisiciones contrarias al contenido original de la Constitución de 1917, sobre todo en materia social.

Los distractores políticos como las consultas e iniciativas populares han demostrado su inoperancia en el terreno de los hechos pues a pesar de quq en algunos casos se ha cumplido, y hasta rebasado, con el millón 300 mil firmas que se establecen como requisito para obligar al Congreso a atender los requerimientos ciudadanos, e incluso contemplar enmiendas constitucionales, la exigencia popular se ha enfrentado al impenetrable muro levantado en la Corte por sus ministros, quienes han pisoteado el fundamento del artículo 39 de la Constitución donde se establece que la soberanía nacional reside originalmente en el pueblo así como todo el poder público que dimana de éste.

Hoy que diversas organizaciones sociales -como el Sindicato Mexicano de Electricistas-, intelectuales, juristas y académicos hemos dado los primeros pasos para instaurar una Asamblea Constituyente Ciudadana-Popular que refunde nuestra Carta Magna, debe resaltarse que los principios esenciales de la Constitución de 1917, como las garantías individuales, el principio de la soberanpia popular, el verdadero federalismo y la división de poderes, así como el derecho de millones de mexicanos a la tierra y a un trabajo justo y bien remunerado, no pueden ser materia de reformas, cambios o negociaciones de las cúpulas partidistas, ni de imprudentes decisiones de minorías parlamentarias.

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