Una fuerte rechifla por parte de los asistentes al Estadio Azteca fue dirigida al ex candidato presidencial panista Felipe Calderón al tocar la copa del mundo Sub-17 con el propósito de entregársela al capitán de la selección mexicana Sub-17, Antonio Briseño.
Visiblemente sorprendido, Calderón tuvo que entregar rápidamente la copa al juvenil mexicano. En ese momento, las rechiflas se convirtieron en aplausos para el equipo mexicano.
Cabe mencionar que Calderón mantuvo un bajo perfil durante el partido, a diferencia de otras ocasiones en donde aparecía notoramiente en las transmisiones televisivas.
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