lunes, 31 de diciembre de 2012

No olvidemos nuestras cicatrices para no olvidar nuestra historia

¡NO OLVIDEMOS!
30 diciembre 2012 
José Antonio Almazán G. 
Pro Secretario de Jubilados del SME



Cuando se vive al filo de la navaja, en riesgo constante y con el sufrimiento y la angustia a cuestas, al límite de nuestras fuerzas, en una lucha desigual combatiendo al mal gobierno, no resulta fácil hablar de los 3 años, dos meses y veinte días transcurridos. Menos aún cuando no es sólo contar una historia, sino miles de ellas; no únicamente la de los legendarios 16,599, sino decenas de miles más cuyas peripecias se entrelazan y se cruzan para formar esa otra Historia llamada Familia Electricista; en cuyo seno nos hemos nutrido de dignidad, valor, paz y fortaleza en los momentos más duros y terribles de la lucha del SME.
¿Ven entonces lo imposible de contar una Historia?, pero, irremediablemente se impone la necesidad de hacerlo, o por lo menos de pensar en nuestras propias historias en estas horas de reflexión y recogimiento, siempre presentes cuando un año termina. Mejor aún cuando el 2013 se anuncia como el año del triunfo del SME y de la recuperación de nuestros trabajos.

Lo primero es no olvidar lo vivido antes y después del trágico 10 de octubre de 2009, ese recuento de hechos y sucesos al amparo de los cuales el gobierno federal pudo emprender la acción de dividirnos, aprovechando el alejamiento de nuestros objetivos sindicales y la corrupción y descomposición, cuyo veneno corroía ya al SME.

Me refiero a un largo periodo en la historia de nuestro sindicato, por lo menos, desde 1987 y el golpe a la Huelga del SME, la traición de Jorge Sánchez García y su oprobiosa alianza con el PRI de Salinas de Gortari a cuyo amparo se inició el proceso de privatización de la industria eléctrica con la reforma en diciembre de 1992 a la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica. Es cierto, la corrupción no nació de esos años, es consustancial al capitalismo. 

Como dijera el brillante cineasta Michael Moore, es una vieja historia de amor. Sin embargo, bajo el manto de la privatización, la corrupción se convierte en una herramienta para preparar y justificar un proceso privatizador. En México, los casos tipo Romero Deschamps en Pemex y Néstor Félix Moreno Díaz en CFE, son por lo más elocuentes, aun cuando a quienes deberían investigar son a los Directores.

El golpe al SME se fraguó desde mediados de los años 80. Solapando y auspiciando la corrupción desde las altas esferas administrativas de CLFC y después en LyFC. Con Subdirectores y Directores y su séquito de aviadores, sin experiencia ni currículum, premiados con un cargo y una patente de corso para enriquecerse; pero también encubriendo la corrupción de algunos trabajadores y permitiendo los abusos, sobornos, chantajes y peines cometidos frente a nuestros usuarios eléctricos.

Desde la época de los Sánchez García era vox populi la venta de notas, de ingreso y cambio de departamentos, los negocios con los préstamos a la 2201 y los de programa habitacional y el uso de la Tesorería como compradora de conciencias sindicales a través de los “cajeros” a cuenta del ahorro, etc., etc., y ese ambiente fue corrompiendo nuestra vida sindical, cobijado en un culto a la personalidad del dirigente en turno y acallando las voces disidentes y de alerta ante el curso de la privatización.

En 1999 con la pretendida contrarreforma al artículo 27 constitucional promovida por Ernesto Zedillo Ponce de León para privatizar la industria eléctrica, el SME sufrió una sacudida tremenda, pero no lo suficiente para hacernos comprender la magnitud del golpe por venir y la necesidad de prepararnos y cambiar para enfrentar el tsunami privatizador.

La virtud de vivir al límite, al borde del abismo, en estos largos más de tres años, nos ha permitido entender y asomarnos a otra visión del mundo, comenzando con nosotros mismos y nuestro entorno: el familiar, el social, el de un México y un Mundo convulsionado por la crisis, el capitalismo salvaje y los malos gobiernos.

Cambiamos para bien y ello nos ha permitido sobrevivir. Recuperamos valores y principios éticos y morales (Justicia, Solidaridad, Respeto, Honestidad, Humildad, Libertad, Verdad) sobre los cuales se asienta y hace crecer nuestra Dignidad, echados al olvido por la comodidad de nuestras vidas, fundadas en un trabajo permanente y una semana y/o catorcena asegurados y un ahorro y aguinaldo cuya certeza garantizaban nuestro futuro económico y nuestros proyectos de vida.

Hoy, una vez tocado el fondo de nuestro sufrimiento, conocido y experimentado el borde del abismo, el vivir en el filo de la navaja y la situación límite, no podemos olvidar lo vivido, pues nuestra posibilidad de triunfo está anclada y depende de esa memoria.

Con la recuperación de nuestros trabajos, cerraremos una etapa en nuestras vidas y la rendija o hendidura con la cual visualizamos otro modo de vida y existencia tenderá a cerrarse, una vez vueltos a la normalidad y la vida cotidiana. No olvidemos nuestras cicatrices para no olvidar nuestra historia.

La lucha sigue.

¡Un fuerte abrazo a todas y todos mis hermanos del SME!

¡Salud y bienestar para todas nuestras familias en el 2013!

¡UNIDOS VENCEREMOS!

No hay comentarios :

Publicar un comentario