El coordinador de los senadores del Partido del Trabajo (PT), Manuel Bartlett Díaz, reprobó el aval que la mayoría de los congresos locales dieron a las 16 reformas constitucionales que impulsó Enrique Peña Nieto contra la educación pública, los derechos laborales y la soberanía energética, ya que su voto a favor permitió la entrada en vigor de esas nuevas disposiciones.
Mónica Camacho
24 de marzo de 2014
Al conmemorar el natalicio de Benito Juárez en el edificio Carolino de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), concluyó que el crimen organizado no solo encuentra su expresión en el narcotráfico, sino también en el “poder corrompido”.
“De la República restaurada (que dejó Juárez) hoy tenemos la República traicionada (…) ha faltado patriotismo y honradez en la cúspide del poder político nacional y en los poderes políticos locales que siguen como un espejo esa pérdida de valores y de virtudes”, manifestó el ex gobernador de Puebla.
Bartlett reprobó la conducción de las entidades federativas en la discusión de las reformas estructurales, 10 días después de que el Congreso de Puebla homólogo la Ley de Educación del estado a la reforma en la materia que se aprobó a nivel nacional.
Acusó que las reformas fiscal, educativa, energética y laboral no responden a los intereses del país sino que representan una imposición del Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por lo que faltó patriotismo a los estados para frenarlas.
“La reforma educativa no es más que ir en contra de los sindicatos y las organizaciones de los profesores, impulsada por las partes más reaccionarias de este país para la privatización de la educación pública mexicana”, reprobó.
Sobre la reforma laboral, acusó que rompe los derechos de los trabajadores que están en la Constitución con el “despido fácil” y “contratos por hora sin ninguna prestación” que sólo beneficiará a las empresas transnacionales.
En tanto, señaló que la reforma energética “ha sido uno de los grandes despojos” producto de una alianza entre Enrique Peña, los integrantes de la “oligarquía nacional” y los interés extranjeros.
“Es el sometimiento del gobierno mexicano a los intereses de los Estados Unidos, que ha luchado desde la expropiación petrolera por controlar de nuevo el petróleo en el país”, censuró el senador ante miembros de distintas logias masónicas que organizaron la conmemoración.
Complicidad partidista
Antes de colocar una ofrenda floral en el busto de Benito Juárez, el cual que se encuentra empotrado en un nicho ubicado en la escalera principal del edificio Carolino, Bartlett citó un párrafo del discurso que el Benemérito de las Américas pronunció el día de la restauración de la República, tras vencer a Maximiliano en 1867:
“Lleno de confianza y de acuerdo a los principios que hemos sostenido, el gobierno procuró cumplir sus deberes sin concebir jamás un solo pensamiento de que le fuera lícito menoscabar ninguno de los derechos de la nación.
“Ha cumplido el gobierno el primero de sus deberes: no contrayendo ningún compromiso en el exterior ni en el interior que pudiera perjudicar en nada la independencia y la soberanía de la República, la interior y la exterior. La integridad de su territorio o el respeto debido a la Constitución y a las leyes”.
Manuel Bartlett Díaz recordó esas palabras para contrastarlas con el ambiente político actual del país, en el que son recurrentes los escándalos de corrupción en los que se encuentran involucrados tanto autoridades, como legisladores y compañías privilegiadas por el poder, destacando el caso de Oceanografía.
Afirmó que las investigaciones no se promovieron contra esa compañía, vinculada a los hijos de Marta Sahagún, por un interés del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de acabar con la corrupción de los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, sino por una instrucción de Estados Unidos
“El escándalo ya es viejo y no lo destapó el PRI, faltaba más; fue el gobierno norteamericano, porque Citibank protestó, debido a que hay un desfalco de 500 millones de dólares.
“Estados Unidos es quien dispara este tema y se crea una comisión a gran velocidad en el Senado y la Cámara de Diputados para investigar hasta sus últimas consecuencias esta cuestión espantosa; esa comisión tiene una función, y es que no se encuentre nada”, reprobó.
Bartlett sostuvo que las pesquisas contra Oceanografía sólo tienen fines mediáticos, porque si sacan a la luz los contratos “de fantasía” que firmaron Calderón y Fox, a través de Petróleos Mexicano (Pemex), se descubrirá que tuvieron la anuencia no solo del PAN, sino también del PRI y el PRD.
Los moches
El coordinador de los senadores del PT mencionó como otro ejemplo de complicidad entre el PAN y el PRI: el fondo de 10 mil millones de pesos que la Cámara de Diputados aprobó para que los legisladores financien obra pública en sus distritos.
“Ese monto es para que los padres de la patria, los diputados, vayan a los municipios y los repartan para pavimentación (y otros proyectos), nada más que al entregar el dinero hay dos condiciones: la constructora ya está definida y (tienen que entregar un) “moche” (en las oficinas públicas) por la creación de este fondo”, explicó en tono irónico.
Refirió que el Partido Acción Naciona ideó el fondo como un negocio, pero señaló que éste no se hubiera implementado de o ser por el aval que dio el Revolucionario Institucional desde el Congreso de la Unión.
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