jueves, 5 de enero de 2012

Petrodólares dilapidados. Derroche “inconcebible”. Excedentes, a la nómina


Poco más de un año atrás, un ex funcionario gubernamental resumió así la política petrolera del país: “lo que hemos hecho (…) es inconcebible; la riqueza del país ha sido desaprovechada para generar crecimiento económico” (26 de octubre de 2010). Como buen priísta, Guillermo Ortiz Martínez enfocó su crítica, no sin razón, a los dos gobiernos panistas (Fox y Calderón, aunque los tricolores nada mal lo hicieron en la materia), por ser éstos los que mayores ingresos y mejores precios internacionales obtuvieron por la exportación de crudo desde la expropiación cardenista de 1938: alrededor de 400 mil millones de dólares en 11 años, un monto digno de las mil y una noches, pero en su pasaje sobre Alí Babá y los cuarenta ladrones.

En pleno sexenio foxista, el propio Ortiz Martínez advirtió (febrero de 2005) sobre el dilapidador manejo que del ingreso petrolero había hecho el gobierno del “cambio”. En ese entonces gobernador del Banco de México, dijo a los senadores de la República: “al menos 90 de cada 100 pesos de los ingresos extraordinarios que obtuvo el gobierno federal en los últimos cinco años por la exportación de petróleo, se han ido a gasto corriente. En otras naciones productoras de crudo la bonanza de precios petroleros fue utilizada para fortalecer la posición fiscal, mientras México cayó en un juego muy peligroso de crear necesidades de gasto sustentadas en una fuente inestable de recursos”.

No paró allí: de acuerdo con cifras de la institución a su cargo en aquel entonces, entre 2001 y 2005 se obtuvieron miles y miles de millones de dólares por excedentes petroleros, y “más de 90 por ciento de ellos se han ido a financiar gasto corriente del gobierno”, en lugar de, por ejemplo, utilizarlos “para liquidar deuda externa o pagar los Pidiregas de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad… Ese sería un uso racional, (porque) se abre un espacio presupuestario permanente, al reducir el costo financiero del gobierno por un menor pago de intereses… Pagar deuda no es cosa de ortodoxia o excesivo conservadurismo; es un asunto de números, de cómo se usa el dinero. No sé por qué no lo hacemos”.

En febrero de 2010, la Auditoría Superior de la Federación afirmó que en el sexenio de Vicente Fox y en los dos primeros años de Felipe Calderón los gobiernos del Partido Acción Nacional obtuvieron ingresos extraordinarios por un billón 281 mil 902.7 millones de pesos, de los cuales alrededor de 700 mil millones correspondieron a excedentes petroleros, dilapidados casi en su totalidad en gasto corriente de la burocracia panista, y de los estados y municipios. De la revisión y análisis de las cuentas públicas, la ASF documentó que de tales excedentes 73 por ciento se destinó a gasto corriente, 14 por ciento a inversiones financieras y sólo 13 por ciento a inversión física directa. Así, de cada peso adicional que el petróleo aportó a las arcas públicas, sólo 13 centavos, en el mejor de los casos, se destinaron a inversión, y 73 centavos a la creciente nómina de los amigos del “cambio” y la “continuidad”. Específicamente en el periodo 2003 y 2008, de acuerdo con la ASF, 71.8 por ciento de dichos excedentes se dedicó a ampliaciones presupuestales a dependencias federales y de los estados, que se destinaron principalmente al gasto corriente, otro 15.4 por ciento se transfirió al Fondo de Estabilización de los Ingresos Petroleros y 12.8 por ciento al Fondo Pemex.
El ingreso obtenido, pues, de cuento de hadas. Y ello se ve reforzado con un dato adicional: de acuerdo con la estadística de Petróleos Mexicanos, al cierre de 2010 el margen de ganancia de Pemex por barril de crudo de exportación fue de mil 395 por ciento con respecto a su costo total de producción. Ese año el precio promedio de la mezcla mexicana fue de 72.33 dólares por barril, mientras el costo total de producción fue de 5.22 dólares. Un año antes, en 2009, tal margen fue un poco menor, si vale el término: mil 183 por ciento, resultante de un precio promedio de exportación de 57.4 dólares y un costo total de producción de 4.85 dólares por barril.

Lo anterior da cuenta del enorme negocio que representa el oro negro mexicano. En 2010, la ganancia neta por barril exportado fue de 67.11 dólares, y de 52.55 dólares en 2009. Por ejemplo, el peor año del gobierno foxista en materia de precios petroleros internacionales fue 2001, cuando el barril mexicano de exportación promedió 18.57 dólares. Ese año el costo total promedio de extracción por barril fue de 3.34 dólares, de tal suerte que el margen de ganancia fue de 15.23 dólares, igual a 456 por ciento. Y para el gobierno de Ernesto Zedillo el año más complicado fue 1998, con un precio promedio de la mezcla mexicana de 10.77 dólares (el más bajo en una década) y un costo de extracción de 2.21 dólares, es decir, un margen favorable de 387 por ciento.

Por si existen dudas, Pemex lo precisa así: “nuestro costo de producción total se compone de todos los costos directos e indirectos incurridos para producir petróleo y gas, incluidos los costos asociados con la operación y el mantenimiento de pozos y equipos relacionados y las instalaciones. Además, incluye los costos de mano de obra para operar los pozos y las instalaciones, los costos de materiales, suministros y combustible consumido, incluyendo gas que se usa para el levantamiento de gas, nitrógeno y otros productos químicos, los costos de mantenimiento y otros, tales como honorarios por servicios generales, un fondo de mano de obra para activos personales, servicios corporativos y los gastos indirectos”.

Sirva todo lo anterior para entender por qué el gobierno calderonista no ha hecho nada positivo para el país con el voluminoso ingreso petrolero captado, a pesar de que, como bien informó La Jornada el pasado martes (Israel Rodríguez), “en lo que va del sexenio el gobierno federal ha contado con recursos procedentes de la venta de crudo, principalmente destinado al mercado estadunidense, por 222 mil 669 millones de dólares, monto que casi duplica el saldo total de la deuda externa del sector público federal, que al mes de noviembre de 2011 alcanzó 113 mil 600 millones. Se estima que en el último mes de 2011 el gobierno federal obtuvo unos 4 mil millones de dólares más por la exportación de petróleo, con lo que se llegaría a una cifra cercana a 50 mil millones”.

Las rebanadas del pastel

Entonces, ni pago de deuda, ni inversión, ni crecimiento económico, ni bienestar social. Sólo para los excesos y las nóminas federal, estatal y municipal. Como diría Ortiz Martínez: es inconcebible.




Fuente: La Jornada

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