miércoles, 19 de febrero de 2014

Los asaltos a los picudos/El Senador Shell/Estados Unidos: la clase media se vuelve prole

Dinero/ La jornada
Enrique Galván Ochoa
19 de febrero de 2014
Antes como diputado, ahora como senador, el hidalguense David Penchyna se ha mostrado en favor de las iniciativas antipopulares: la reforma laboral, los gasolinazos, los nuevos impuestos, y también ha sido uno de los principales impulsores de la privatización de Pemex, lo que le ha valido el apodo de Senador Shell. Ha contribuido con su voto a la pauperización de los mexicanos. Un subproducto del desempleo y el hambre, un asaltante pues, lo hizo víctima de un atraco en el restaurante El Galerón, a 20 minutos de Pachuca, sobre el corredor turístico. Iba acompañado por el empresario Édgar Murillo Karam, hermano del procurador general de la República, y por el presidente del equipo de futbol Atlante, José Antonio García, y un funcionario de Cemex, Mauricio Bremer. Al parecer llevaban chofer, pero no guardaespaldas armados. El subproducto de la actividad legislativa del Senador Shell, es decir, iba solo. Tan bravo cuando se trata de defender los intereses de las petroleras trasnacionales, en ese momento se le aflojó el fuero. En las redes sociales se comenta que el asaltante hizo su día: se llevó 600 mil pesos, entre dinero y otras pertenencias. Equivale a una propina de la Shell o de Exxon, dicen los tuiteros. Días antes, otro miembro de la élite también había sido atracado, el secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, cuando llegaba al centro comercial Antara, en Polanco. Le robaron un reloj Patek Phillip, cuyo valor calcularon los expertos en más de medio millón de pesos. No hay suficiente información oficial del asalto al Senador Shell, David Penchyna, como lo llaman ciertos envidiosos colegas priístas de su cámara, por su exitosa defensa de la privatización de Pemex. La gente de Pachuca rumora que el asalto sucedió en el restaurante El Galerón, a 20 minutos de la capital hidalguense, sobre el corredor turístico. ‘‘Eran puros picudos’’.

Línea directa antisecuestro
La Coparmex y el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México firmaron ayer un acuerdo de colaboración para impulsar la cultura de la denuncia y la legalidad. El consejo puso a disposición de la comunidad empresarial la línea ciudadana para recibir apoyo legal y sicológico ante cualquier delito, así como la posibilidad de hacer denuncias en tiempo real vía teléfono celular. De acuerdo con José Luis Beato, presidente de la Coparmex capitalina, los delitos que más preocupan a los empresarios actualmente son el secuestro, la extorsión y el robo a sus negocios. Para Luis Wertman Zaslav, titular del Consejo Ciudadano, es muy importante que haya coherencia entre la percepción y la realidad de los delitos. Puso de ejemplo los recientes asaltos a joyerías. Existe la percepción de que hay una ola de atracos a locales de joyas y relojes de lujo, cuando en realidad únicamente han ocurrido dos incidentes en lo que va del año. Posiblemente en este renglón tiene la razón, pero ¿qué tal en cuanto a extorsiones y secuestros? La mayoría de los casos no se denuncian.
La clase media se vuelve prole
El más grande problema que están enfrentando la economía estadunidense y su sistema político es el gradual descenso de la clase media a un estado proletario, de acuerdo con un análisis del periodista Joel Kotkin publicado por la revista Forbes. El problema no es nuevo, pero ha empeorado considerablemente en los últimos cinco años. ‘‘A pesar de la devoción retórica del presidente Obama por reducir la desigualdad, ésta se ha ampliado significativamente durante su mandato’’, según Kotkin. El ingreso de la clase media cayó 60% entre 2010 y 2012, mientras que el de la clase alta aumentó 20%. El grupo compuesto por la clase de los ‘‘pequeños propietarios’’, que fue alguna vez la clase dominante, está cada vez más en peligro. En cuatro décadas el porcentaje de estadunidenses con ingresos iguales o mayores a la media nacional ha disminuido de 65 a 51% de la población. En México sucede lo mismo. La clase media se convierte en ‘‘pobre alta’’ y la pobre no puede subir a la media. Entonces, la prosperidad prometida por el TLCAN vino a quedar en muy pocas manos.

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