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Cuestionado en el exterior y repudiado en prácticamente todo el territorio mexicano, el calderonato esta como fiera herida y, por lo tanto, es más peligroso que nunca para el país. Política y electoralmente se encuentra acabado: ningún mexicano en su sano juicio votaría por un candidato panista surgido de su círculo cercano. El juicio histórico es contundente: pasará como el sexenio de la muerte y la miseria, el peor de la historia moderna del país. Jurídicamente se va cerrando el círculo para que le sean fincados cargos a Felipe Calderón por abuso de autoridad, genocidio y lessa humanidad, derivados de la serie de violaciones constitucionales al declarar y llevar a cabo la “guerra contra el narcotráfico” que ha dejado al menos 40 mil muertos, la gran mayoría homicidios impunes, de presuntos delincuentes, ciudadanos ejecutados y víctimas inocentes.
En el “cuarto de guerra” de la residencia oficial de Los Pinos lo saben, por lo que han armado, una vez más, otra costosísima campaña propagandística para intentar formar una cortina de humo y ocultar la cara más cruda y vergonzosa del actual régimen federal panista: la fallida guerra contra los cárteles de la droga y su documentada protección al más importante capo mexicano: Joaquín “El Chapo” Guzmán, jefe del Cártel de Sinaloa. La nueva campaña mediática operada por Presidencia de la República tiene como finalidad “defender su estrategia contra el crimen organizado” e “intentar acabar con los mitos en la lucha por la seguridad”. Miles de millones de pesos de los contribuyentes mexicanos se están gastando en ese fin que están hinchando aún más los bolsillos de los barones dueños de la radio y la televisión, en un esfuerzo que finalmente resultará infructuoso.
No hay forma de parar y mucho menos reparar en el corto plazo el desprestigio del gobierno –mejor dicho de la administración federal- de México labrado en los últimos 10 años. En todos los foros internacionales es evidente, patente y patética la posición de la Nación mexicana. En el más reciente, la Décimo Séptima Sesión del Consejo de Derechos Humanos, realizada en Ginebra, Suiza, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para Derechos Humanos (ACNUDH), Navi Pillay, calificó de preocupante la situación de México, donde los migrantes son blanco de un gran número de asesinatos y secuestros perpetrados por el crimen organizado, en el marco de la guerra de Felipe Calderón por obtener una legitimidad que no alcanzó en las urnas.
La administración calderonista es comparada a los regimenes más brutales y represivos de la actualidad, lo que es corroborado por las denuncias de diplomáticos, indocumentados centroamericanos y de otras latitudes y titulares de albergues que denuncian el grave problema que resiente el país por la corrupción de sus autoridades federales, por la impunidad, por la colusión de funcionarios de Migración y policías federales con el crimen organizado en el secuestro y ejecución de migrantes. México se encuentra al mismo bajísimo nivel en materia de derechos humanos que Libia y Siria, que han sido también condenados por la ACNUDH por su desprecio a los derechos humanos básicos y por la brutalidad y magnitud de las medidas adoptadas por esos gobiernos autoritarios, sobre todo a raíz de las revueltas de la denominada “Primavera Árabe”.
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