martes, 12 de febrero de 2013

Sin luz, pero con fuerza, sigue la lucha de los electricistas


sme barrabasCiudad de México. Las instalaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) siguen llenas de trabajadores que tienen la determinación de seguir la defensa de su fuente de trabajo “hasta las últimas consecuencias”, señala Gustavo Gabino, integrante del sindicato, después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) falló en contra de su recontratación en la Comisión Federal de Electricidad.
Los electricistas preparan medidas de presión para que su conflicto se resuelva por otras vías, una vez que el máximo tribunal del país, que unos días antes liberó a la francesa Florence Cassez, señalada como secuestradora en México, les diera la espalda.

“Estábamos confiados en que en la corte nos resolverían y habíamos dejado de lado las otras medidas”, recordó Gustavo, obrero en el Departamento de Obras Eléctricas, por lo que ahora retomarán las concentraciones, marchas y negociaciones. “No es cierto que era nuestra última opción”, declara el trabajador.

Entre las posibles soluciones que buscan los smeítas está la reinstalación en un nuevo organismo paraestatal, ya sea federal o de la ciudad de México, en el que conserven sus condiciones contractuales, o, en última instancia, un nuevo contrato. También tienen interpuesto un recurso ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) y ante el Consejo de la Judicatura Federal por el fallo de la SCJN.

La dirigencia sindical está en negociaciones con la Secretaría de Gobernación, mientras que en el Senado y en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se persigue la creación de un nuevo organismo que dé servicio de electricidad y recontrate a los 16 mil 500 sindicalistas que no se han liquidado.

El ánimo en el sindicato “es bueno” después del shock que supuso la decisión de la SCJN, indica Pilar Garrido, trabajadora de Ayudantes Técnicos de Seguridad y Capacitación.

“Un silencio espantoso”

El 30 de enero, la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que la Comisión Federal de Electricidad no es patrón sustituto de los trabajadores del SME. Antes de este fallo, entre los electricistas había buenas expectativas porque en los medios había declaraciones a favor del sindicato; incluso, el ministro ponente “había anunciado que resolvería a favor de los trabajadores; ya hasta nos hacíamos bromas de que no fuéramos a llorar cuando nos dieran la buena noticia”, recuerda Gustavo.

Y los electricistas efectivamente lloraron, pero por el inesperado sentido del fallo. Minutos antes de que los abogados y la dirigencia sindical les dieran la noticia, entre las bases ya circulaba el rumor del fallo en contra, pero se negaban a creerlo. Cuando la mala nueva fue firme, “un silencio espantoso se generalizó” por unos instantes, relata Pilar. Luego vino el enojo y el llanto de todos, “hasta los niños estaban llorando”, indica Gustavo. “Yo me desfondé, no sabía qué hacer y ese día no le quise dar la cara a mis padres”, recuerda el electricista, hijo y nieto de smeítas.

El SME ya tenía programada una marcha para el día siguiente. “Yo tenía temor de que después del golpe no fuera a llegar nadie”, indica Gustavo. Pero la sorpresa fue mayúscula: llegaron no diez ni cien, sino más de 10 mil electricistas, y tomaron la determinación de no recibir las liquidaciones “y no caer en el garlito de la zanahoria que nos ofrecen”, precisa el trabajador. Luego llegó la explicación de los otros recursos legales y el ánimo colectivo se levantó.

Los tres años de lucha, desde que Felipe Calderón decretó la extinción de la paraestatal Luz y Fuerza del Centro en octubre de 2009, han hecho desconfiados a los electricistas de las autoridades. Aun así, Pilar se pregunta: “¿Por qué esa burla, ese engaño, esa manera de jugar con nosotros?”.

Ya nada es igual

El principal objetivo de los electricistas es recuperar su trabajo con las condiciones laborales ganadas durante los 98 años de existencia del gremio. Pero algo cambió en los trabajadores, “adquirimos más conciencia de los conflictos sociales y del autoritarismo y centralización del poder en nuestro país”, señala Pilar. Por eso, aunque jurídicamente les cierren las vías, “no podemos permitir el atropello a nuestros derechos”.

El acierto en estos años ha sido “luchar por lo que nos heredaron los viejos electricistas”, valora Gustavo, mientras los jubilados llegan en grupos para una reunión en el histórico edificio sindical y lo saludan. “Yo sé lo que costó todo esto y tenemos que defenderlo”, apunta el obrero, y agrega que “hemos aprendido a vivir con lo mínimo; por hambre no nos van a doblar”.

Al ser una lucha inédita para los electricistas, “podemos reconocer desaciertos, pero todos hemos aprendido, también nuestra dirección, y el movimiento se ha recompuesto”, reflexiona la electricista.

“Tenemos la claridad de que es un situación que no es fácil y no se va a resolver en dos o tres semanas”, aclara Pilar. “Nos queda perfectamente claro que como electricistas, luchamos contra todo el Estado, contra todo el aparato que apoya al poder ejecutivo”, agrega. La Suprema Corte “obedece a intereses y tiene una responsabilidad” por el fallo que dio, y los sindicalistas “debemos presionar” porque no es la última instancia, precisa Garrido.

“Tantas ofensas nos dan ánimo para decir que seguiremos; ellos no tienen voluntad de resolver y nosotros no tenemos voluntad de dar pasos atrás”, agrega Garrido, que apunta que la razón y la justicia, “si es que hay en este país”, les asiste.

Gustavo  y Pilar lanzan un mensaje a sus compañeros: “que no se liquiden, porque si lo hacen solamente van a engrandecer a los que quieren acabarnos como obreros”. A Rodrigo Vargas, con 12 años en el Departamento de Obras Eléctricas, la familia lo apoya en su decisión de no liquidarse.

Para los ministros de la corte, el mensaje es que “tengan un poquito de dignidad, no tanto por nosotros sino por las generaciones que vienen”, declara Gustavo.

A las bases “nos queda participar, exigir, mantenernos, tocar puertas, ir más allá de nuestra capacidad y exigir respeto a nuestros derechos como obreros y como ciudadanos”, apunta Gustavo. Y complementa Pilar: “La gran mayoría tenemos convicción y coherencia para no abandonar la lucha”.

Publicado el 11 de febrero de 2013 

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