Dos hechos que no están desvinculados entre sí parecen dar la pauta de lo que será de ahora en adelante el ejercicio del Poder Ejecutivo en México: la fulminante detención de Elba Esther Gordillo y los cambios en los estatutos del PRI, que incluyen en sus órganos directivos al presidente de la República, recuerdan la época del poder absoluto ejercido desde Los Pinos.
domingo, 10 de marzo de 2013
domingo, 10 de marzo de 2013
Jesusa Cervantes
Proceso
Mandatario nacional y ahora dirigente partidista, Enrique Peña Nieto disfrutó visiblemente el estruendoso aplauso de las huestes priistas que concurrieron a la XXI Asamblea Nacional y seguramente está convencido de que podrá sacar adelante las reformas que se proponga, con todos sus recursos, políticos o judiciales. Como él mismo lo reconoce, es un pragmático al que sólo le importan los resultados.
Mandatario nacional y ahora dirigente partidista, Enrique Peña Nieto disfrutó visiblemente el estruendoso aplauso de las huestes priistas que concurrieron a la XXI Asamblea Nacional y seguramente está convencido de que podrá sacar adelante las reformas que se proponga, con todos sus recursos, políticos o judiciales. Como él mismo lo reconoce, es un pragmático al que sólo le importan los resultados.
MÉXICO, DF (Apro).- Con la detención de Elba Esther Gordillo, Enrique Peña Nieto intimidó y aterrorizó a sus correligionarios, quienes se sometieron entregándole las riendas del PRI; diluyeron el "nacionalismo revolucionario" para abrazar el "pragmatismo" como ideología y borraron de su Programa de Acción cualquier referencia al IVA y a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, que establecen el dominio de la nación sobre el petróleo, señalan militantes de ese partido y analistas políticos.
Cinco días después de que Gordillo fuera encarcelada el PRI modificó sus documentos básicos y formalizó la inclusión del presidente de la república en sus principales órganos de decisión, institucionalizando así una de las facultades metaconstitucionales que los Ejecutivos federales priístas ejercieron de manera ininterrumpida 70 años.
Algunos integrantes de la dirigencia nacional del PRI dicen con desenfado: "¿Y por qué negarlo?, ¿por qué negar su peso en el partido?" No es cinismo, afirman, es institucionalizar lo que Jorge Carpizo llamó las facultades metaconstitucionales del presidente. Es un tema que no genera poder absoluto ni una "presidencia imperial", defiende en entrevista Samuel Aguilar Vargas, secretario priísta de Acción Electoral.
Si bien José Antonio Crespo niega que la maniobra implique el regreso de la "presidencia imperial" o que Peña Nieto tenga hoy "el poder absoluto", acepta que se merma la democracia interna del PRI. No obstante, el analista, catedrático y estudioso del sistema político mexicano aclara que "así les gusta: regresar a la gobernabilidad vertical porque les es más funcional y les permite estar unidos para... mantenerse en el poder".
GOBERNABILIDAD VERTICAL
En entrevista con Proceso, asegura que los priístas asumen una posición pragmática porque en los 12 años de oposición les costó trabajo tomar decisiones, así como elegir a sus dirigentes y a sus candidatos, lo que se tradujo en un debilitamiento de dicho partido.
"La decisión de incluir al presidente en los órganos directivos del PRI implica regresar a la forma de gobernabilidad que han tenido desde que nacieron; es una gobernabilidad vertical, muy poco democrática, que pone las principales decisiones en el presidente de la república como líder nato del partido, como árbitro supremo, como eje central del partido.
"Al hacerlo, los priístas renuncian a cualquier esquema de autonomía del partido frente al Ejecutivo y de democracia interna, pero que les es más funcional y más práctico para lo que al PRI le interesa: Mantener la unidad y disciplina que se traduce en regresar y estar en el poder".
Desde su perspectiva, la eliminación de las referencias al IVA o la posibilidad de abrir aún más el sector energético a la iniciativa privada, en este caso el petróleo, sólo evidencia el regreso de la tecnocracia a la dirección del partido.
"¿Cuál tecnocracia? Pues la de Carlos Salinas, la de Ernesto Zedillo, de Pedro Aspe con su pupilo Luis Videgaray. ¡Claro que es el regreso de la tecnocracia al PRI! Regresa a la dirección del partido, se refleja en sus documentos básicos y se va a reflejar en el tipo de reformas que va a proponer Peña Nieto y que, con la disciplina que está consiguiendo, es probable que cuente con la mayoría de las bancadas priistas", comenta.
POLITBURÓ MEXICANO
Aguilar Vargas, duranguense que hoy tiene la responsabilidad de que el PRI triunfe en 14 estados en las elecciones del próximo 7 de julio, defiende el derecho de Peña Nieto a formar parte de los principales órganos de dirección del PRI y a participar en las decisiones importantes.
El 3 de marzo, a 84 años del surgimiento del PRI, la XXI Asamblea Nacional de ese partido incluyó al "presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de filiación priísta", en el Consejo Político Nacional y en la Comisión Política Permanente (CPP). Ésta es la encargada de aprobar las candidaturas a puestos de elección popular.
En el artículo 78 de los Estatutos del PRI se enlista a quienes forman parte de esta CPP y en el 78 bis, las atribuciones de dicha comisión. Entre ellas, por ejemplo, "analizar la situación política, económica y social del país y fijar la posición del partido y recomendar acciones conducentes" o formular recomendaciones sobre la agenda legislativa. Una más: Proponer políticas públicas. Otra, "dictar resoluciones para el cumplimiento de los documentos básicos".
Se le dice al integrante del CEN del PRI que esto parece la creación de un "politburó" como el del Partido Comunista de la Unión Soviética, que controló la dirección partidista y los órganos de gobierno.
"¡Claro que no! Lo que decimos es que lo que mucho tiempo fue una función metaconstitucional hoy la estamos institucionalizando de cara a la nueva realidad. ¿Por qué tenemos que esconder la militancia del presidente o que él esconda su propia militancia, o su participación y su peso real en el partido? ¿Por qué no puede estar el presidente de la república?, ¿cuál es el problema?"
Aguilar retoma lo dicho por Jorge Carpizo, que dichas funciones se dan porque: "Es el jefe del partido predominante por el debilitamiento del Poder Legislativo, ya que los legisladores saben que si se oponen al presidente el éxito es casi nulo y se frustra su carrera política, y porque tiene fuerte influencia sobre los medios.
"En la primera etapa del PRI tuvimos un sistema político presidencial. Lo seguimos teniendo desde el punto de vista del régimen político... y como Carpizo lo señalaba, el presidente tenía funciones metaconstitucionales; una de esas funciones era ser el verdadero jefe del partido... Luego, al perder la Presidencia, otros poderes llenaron ese vacío: Los gobernadores. Ahora estamos incluyendo de manera institucional lo que es real. ¿Para qué esconderlo?"
DEMOCRACIA DE BAJA CALIDAD
Sostiene que "con la Constitución en la mano" no tienen por qué negarle sus derechos políticos para que diga y participe en el partido donde milita. Con este razonamiento pretende echar abajo la posible impugnación que anunció el PRD que hará ante el IFE a los Estatutos del PRI, según anunció Alejandro Encinas.
–Al participar la figura presidencial en las decisiones de PRI haría inequitativos los proceso electorales –se le comenta.
–Quien diga eso está mal. Eso es infantilismo político, como decía Lenin. Mantener esa posición es negar las democracias europeas que tienen un sistema parlamentario y donde el líder del partido es el primer ministro ¡y nadie cuestiona eso!
"Estamos en una situación en que muchos tabúes los tenemos que ir borrando. Lo que tenemos que asumir es que en una democracia si existe transparencia, si existe rendición de cuentas, no hay por qué cerrar los ojos ante una realidad y reconocimiento de los derechos políticos de cualquier ciudadano, aunque sea el presidente de la república".
–En una democracia donde haya transparencia y rendición de cuentas... aquí no la hay a plenitud.
–Eso es lo que dice usted.
–No lo digo yo, son los hechos; se oculta información.
–Hay mecanismos institucionales y jurídicos para que se dé la transparencia; hay instituciones que nos hemos dado. ¿Que faltan cosas? Sí. ¿Que falta calidad? Sí. Podemos decir que hay una democracia de baja calidad y eso porque hay 54 millones de pobres, desigualdad, regiones donde funcionan los poderes fácticos como el crimen organizado.
–¿Peña Nieto tendrá un poder absoluto, decidirá en el partido y decidirá en la Presidencia y en el Legislativo?
–¡No! El reto será en cuáles temas de la comisión va a estar. Hay muchos de trámite...
–Pero un presidente de la república gobierna para todos los ciudadanos, no sólo para los de su partido.
–Eso se puede decir, pero entonces para qué registramos una plataforma política. Ése es el papel de la oposición: Seguir luchando para tener el poder y lo hace con una plataforma política que registra... La plataforma es su carta de navegación y siempre habrá disidentes.
Sobre este último punto Pedro José Peñaloza, doctor en ciencias penales y política criminal y quien recientemente publicó una edición aumentada de su libro México a la deriva, cuestiona a Peña Nieto.
Además de acusarlo de contar con una "supina ignorancia cultural", señala que registró ante el IFE una plataforma electoral en donde sostiene que "adoptará un enfoque integral multidimensional e interinstitucional donde todas las políticas públicas contribuyan a modificar las situaciones que generan inseguridad, violencia e impunidad". Luego describe cómo es que el gobierno está haciendo lo contrario por lo que "no habrá la transversalidad anunciada por Peña".
Fuente: Proceso
Fuente: Proceso
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