lunes, 22 de abril de 2013

México SA. Pérdida neta de empleo/ Canceladas, 60 mil plazas/ Reforma laboral, fábula

¡Sorpresa!, mexicanos (una vez más) chamaqueados, que más falso que un billete de siete pesos resultó el anuncio de tricolores y blanquiazules en el sentido de que en esta República de discursos se generarían inmediatos cuan abundantes puestos de trabajo en el sector formal de la economía, luego de que sus diputados y senadores aprobaron, en los estertores del calderonato, lo que dieron en llamar reforma laboral.
Carlos Fernández-Vega
la jornada
FotoTal reforma entró en vigor, junto con el nuevo gobierno, el primer día de diciembre de 2012, y de entonces al cierre de marzo pasado, lejos de generarse nuevos empleos formales, la realidad marca que en esos cuatro meses se cancelaron cerca de 60 mil plazas en el sector formal de la economía, y la fuente de información que confirma lo anterior no es un energúmeno opositor a las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo aprobadas por la dupla prianista, sino el mismísimo Instituto Mexicano del Seguro Social, que sufre financieramente por una realidad laboral que día tras día deteriora su perspectiva.
De acuerdo con el registro más reciente del IMSS –avalado por la Secretaría del Trabajo–, entre diciembre de 2012 y marzo de 2013 unos 59 mil 680 mexicanos se quedaron sin empleo y sin seguridad social, de tal suerte que a cuatro meses de iniciado, el gobierno de Enrique Peña Nieto registra pérdida neta de puestos de trabajo en el sector formal de la economía.
En el plazo de referencia, apenas se registraron 11 mil 378 empleos permanentes en el IMSS y se cancelaron 71 mil 38 eventuales, para una pérdida neta de 59 mil 680 plazas laborales en el sector formal. Así, en cuatro meses de estancia en Los Pinos, lejos de sumar el gobierno peñanietista ha restado al de por sí reducido inventario de puestos de trabajo en el país, en medio de la gritería de los organismos cúpula del sector privado para exigir que no nos carguen la mano, pues ellos sí cumplen.
Una semana antes de que sus diputados y senadores aprobaran la reformalaboral, los organismos cúpula del sector privado propagaban la especie (disfrazada deverdad) de que con las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo habrá oportunidades inmediatas de empleo a segmentos de la población que tenían problemas de restricción, como los jóvenes y las mujeres.
Por ejemplo, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex, una de las citadas gritonas) estimó que con la nueva legislación se podrían generar al menos un millón de empleos en 2013. Pronosticamos que en ese año habrá un número importante... podemos llegar por lo menos al millón de empleos para 2013. Se va a complementar con empleos temporales, porque las empresas podremos apostar a la formación de personal sin el riesgo del monto de la indemnización correspondiente.
Por su parte, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE, otro de los gritones) apremió a los legisladores para que aprobaran la citada reforma, pues no hay elementos para rechazarla. No vemos por qué no pueda lograrse, es la oportunidad de sentar un precedente altamente positivo para la nación, dejando claro la voluntad reformadora. A los mexicanos se nos presenta la disyuntiva de elegir entre la inercia o evolucionar como nación.
Tales eran las alegres estimaciones y prisas de la Coparmex y del CCE, allá por los primeros días de noviembre de 2012, cuando los organismos cúpula del sector privado ya celebraban el éxito que para el país implicaba la reforma laboral. Cuatro meses después, en términos netos ni un solo empleo formal han generado; por el contrario, borraron alrededor de 60 mil del mapa laboral, y contando, mientras los organismos cúpula se siguen quejando de que nos cargan la mano.
Por otra parte, el Inegi divulgó sus indicadores oportunos de ocupación y empleo correspondientes a marzo de 2013, y entre sus resultados el organismo destaca que en ese mes a nivel nacional la tasa oficial de desocupación fue de 4.51 por ciento de la población económicamente activa (PEA), porcentaje inferior al que se presentó en el mismo mes de 2012, cuando se situó en 4.62 por ciento. En ese periodo la desocupación entre los hombres disminuyó de 4.71 a 4.46 por ciento, mientras entre las mujeres creció de 4.47 a 4.6 por ciento.
En marzo del presente año 25.5 por ciento de los desocupados no completó los estudios de secundaria, en tanto que los de mayor nivel de instrucción representaron al 74.5 por ciento. Las cifras para la situación de subocupación son de 41.4 y 58.6 por ciento, respectivamente. Los datos desestacionalizados muestran que en dicho mes la TD alcanzó a 5.01 por ciento de la PEA, nivel superior en 0.27 puntos porcentuales al del mes previo. Al considerar solamente el conjunto de 32 principales áreas urbanas del país, la desocupación afectó a 5.24 por ciento de la PEA, tasa inferior en 0.15 puntos porcentuales a la observada un año antes.
Tamaulipas (7.33 por ciento), Tabasco (7), Guanajuato (6.42), Nuevo León (6.36), Distrito Federal (6.34), estado de México (6.32) y Aguascalientes (6.09 por ciento) son las entidades que mayor desocupación reportan en la República.
La tasa de informalidad laboral ubica en esa situación a 58.09 por ciento de la población ocupada en el país, es decir alrededor de 30 millones de mexicanos, mientras el registro de empleo formal (IMSS) en la República a duras penas sobrepasa los 16 millones de trabajadores. El Inegi precisa que la citada tasa “se refiere a la suma, sin duplicar, de los que son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, con aquellos cuyo vínculo o dependencia laboral no es reconocido por su fuente de trabajo. En esta tasa se incluyen –además del componente que labora en micro negocios no registrados o sector informal– otras modalidades análogas, como los ocupados por cuenta propia en la agricultura de subsistencia, así como trabajadores que laboran sin la protección de la seguridad social y cuyos servicios son utilizados por unidades económicas registradas”.

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