jueves, 25 de noviembre de 2010

Buscan que hidroeléctrica Necaxa sea declarada zona de monumentos históricos

24/Noviembre/2010
Juan Galindo, Pue.- Miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), autoridades y pobladores de este municipio buscan que el Complejo Hidroeléctrico de Necaxa de la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro, sea considerado zona de monumentos históricos, por lo que este domingo presentarán la propuesta en la quinta sesión del Seminario Mexicano de Arqueología Industrial.
Por: LETICIA ANIMAS VARGAS
radio expresión



La reunión se realizará el 28 de noviembre a partir de las 10:00 horas en el local del SME, ubicado a un costado de la plaza principal de Nuevo Necaxa, y en ella se busca reflexionar, orientar e impulsar un conjunto de acciones, encaminadas a conseguir la declaratoria de zona de monumentos históricos con la finalidad de preservar el patrimonio de la primera hidroeléctrica que funcionó en América Latina, gestión que cuenta con el aval del Comité Mexicano para la Conservación del Patrimonio Industrial.  
Buscan que hidroeléctrica Necaxa sea declarada zona de monumentos históricos


Entre las ponencias que serán presentadas se encuentran “El complejo hidroeléctrico de Necaxa: alternativas legales y sociales para su preservación, a cargo de  Aldo Guagnelli Núñez, Abogado y Etnohistoriador del INAH; “Proceso metodológico para la zona de monumentos históricos de Necaxa”, de la arquitecta Sonia Espinosa Martínez, del INAH-Puebla; “Preservación del patrimonio industrial del sistema hidroeléctrico de Necaxa” que presentará Roberto Jiménez Hernández, de la Fundación Necaxa Cuna de la Industria Eléctrica.
Además de las “Consideraciones e impactos hacia la declaratoria de Necaxa como patrimonio histórico industrial” a cargo de Jorge Armando Hernández Cabrera, Director de Radio Turbina, SME y la “Crónica de un patrimonio perdido. La fábrica papelera de Peña Pobre” de Sinhué Lucas Landgrave, catedrático de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, entre otras.
APUNTES DE LA CUNA DE LA ELECTRICIDAD
De acuerdo con el historiador Sandalio Mejía Castelán, cuya familia conserva inéditos sus escritos sobre la planta, en 1871 Antonio García Cubas escribió en el libro Un viaje por la Sierra de Huauchinango sobre dos caídas de agua: Salto Grande de 198 metros de altura y Salto Chico de 120 metros, que llamaron la atención de un doctor francés de apellido Vaquiere o Vagnié o Vaquier, quien intuyó el potencial de la fuerza motriz que tendría el río Totolapa, conocido como Necaxa o Alto Tecolutla que desemboca en el Golfo de México.
Luego de esto, el francés llegó a Necaxa e integró la Societé du Necaxa o Compagnie du Necaxa y comisionó a los ingenieros René Frottier, Emilio Dessormes y Alberto González, para adquirir los terrenos de La Mesa de las Flores y Salto Chico, propiedad de Cipriano Garrido que compraron en mil 800 pesos en 1899.
Vaquiere, firmó un convenio con el gobierno de Porfirio Díaz para usar estas aguas en la generación de energía eléctrica e inició la construcción de un túnel, al que se conoce como El Túnel de los Franceses, por donde se canaliza el agua que sirvió para mover los generadores, pero su dinero no le alcanzó para hacer más.
En 1903, el francés se asoció entonces con el canadiense Frederick Stark Pearson, propietario de varias empresas en el país y constituyeron The Mexican Light & Power Co., con la que iniciaron la generación de energía eléctrica desde la Sierra Norte de Puebla, para abastecer el centro del país, principalmente la ciudad de México.
El gobierno federal refrendó la decisión de ceder a esa compañía -el 24 de marzo de 1903- el control de los derechos para ejecutar y conservar las obras hidráulicas, mecánicas y eléctricas para el aprovechamiento de las aguas y cascadas naturales de los ríos Tenango, Necaxa y Xaltepuxtla.
Y fue el 6 de diciembre de 1903 cuando se logró la transmisión de energía eléctrica a la ciudad de México y El Oro Hidalgo, pero fue hasta el domingo 3 de diciembre de 1905, cuando se hizo la primera prueba a las turbinas- que no funcionan desde hace una semana- y tres días más tarde, se iluminó el Palacio Nacional, habitado entonces por el presidente de la República, Porfirio Díaz, quien celebró el acontecimiento con un suntuoso baile.
TUNELES Y CANALES
Para 1909 el sistema de almacenamiento de agua para surtir a la planta de Necaxa comprendía dos depósitos situados en la parte más alta del río del mismo nombre: la Presa del Tejocotal y Presa de Umiltemetl con una capacidad de poco más de 43 millones y casi 26 millones de metros cúbicos, respectivamente, cuyas aguas llegaban a la generadora a través de canales y túneles.
También se construyó un túnel para conducir las aguas del río Acatlán, en Huauchinango; paralelo al Necaxa, que tiene un longitud de mil 40 metros, y que ahora se encuentra bajo las obras de la autopista México-Tuxpan, con capacidad para llevar 12 metros cúbicos de agua por segundo.
Después el complejo hidroeléctrico se agrandó debido a la demanda de energía, por lo que fue concesionada a la empresa The Mexican Light & Power Co., la explotación de 25 ríos situados entre Zacatlán y Necaxa e inició la construcción de túneles y canales con una longitud de 30 kilómetros para captar 15 metros cúbicos de agua por segundo en la parte más alta y 40 metros cúbicos por segundo en las partes más bajas, que se almacenan en las presas de Nexapa y Tenango.
DESALOJO DE UN PUEBLO PARA LA PRESA
Desalojando al viejo pueblo de Necaxa, en 1909, se inició la construcción de la Presa a mil 344 metros de altura sobre el nivel del mar y con capacidad de almacenamiento de 45 millones de metros cúbicos de agua. Los antiguos pobladores desocuparon el área: los indígenas se fueron a la parte alta del cerro conocido como Necaxaltépetl y los mestizos, se fueron a Jacksonville, conocido hoy como Nuevo Necaxa; mientras que las familias de los empleados de la hidroeléctrica fundaron otro poblado, al que hoy día se conoce como Necaxa Canaditas.
Algunos testimonios aseguran que la primera intención fue instalar a todos, sin distingos, en Canaditas, pero varios no aceptaron la reubicación y en protesta decidieron refugiarse en el Cerro de Necaxa o Necaxaltepetl.
Paradójicamente, fue hasta 2008 cuando la comunidad indígena de Necaxaltepetl -que hace poco más de un siglo cedió sus terrenos para que se construyera la presa de Necaxa- pudo contar con una red de agua potable e igualmente fue a principios de este siglo, el XXI, cuando tuvieron acceso a la energía eléctrica.