17 diciembre 2011 | Jaime Avilés | La Jornada-Desfiladero
Para Javier Lozano Alarcón, el pianista panista que hasta el pasado miércoles fungió como secretario del Trabajo en el gabinete calderónico –puesto desde el cual arrojó al desempleo a 42 mil electricistas de la compañía de Luz y Fuerza del Centro y a 8 mil empleados de Mexicana de Aviación– acaba de comenzar un periodo de gran incertidumbre en su vida.
Susceptible de ser acusado penalmente, como presunto corresponsable del aparente fraude maquinado que condujo a la ruina a la aerolínea más antigua de México, Lozano vivirá los próximos meses fingiendo que sonríe, para disimular que en realidad estará pasando aceite, pues la larga lista de actos no necesariamente lícitos en que estuvo involucrado como funcionario público –desde el caso Zhen Li Yegon, hasta la entrega de la fibra óptica de Luz y Fuerza a Televisa– podrían frustrar sus aspiraciones de "servir a sus paisanos" desde el Senado.
Ahora que ha renunciado al fuero constitucional, los abogados de los sindicatos y las empresas que contribuyó a destruir podrían indiciarlo (o sea, señalarlo con el índice para que lo investiguen los tribunales) y ponerlo en serios aprietos. Por eso, mientras no recobre el fuero, si es que logra ser electo el domingo primero de julio, estos meses le parecerán eternos.
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